Para un hombre, tan cargado de amor y buenos sentimientos hacia sus semejantes, hacia sus esclavos y amigos entre los cuales hubo a quienes les perdono la vida en plena lid, para un hombre con semejantes sentimientos humanitarios, decimos, es difícil aceptar que haya firmado un Decreto de Guerra Muerte extensivo hasta los inocentes, pero que condonaba a los culpables y se acogían a la paz.
Hoy, ante esta presente criminal guerra desatada por el intermediario mercantil en general, podemos entender mejor el porqué de ese Decreto no menos criminal contra niños, mujeres, ancianos etc., con tal de aplicarse a los enemigos que estaban aplicando esas penas de la manera más cruenta y despiadada con los venezolanos ansiosos de libertad.
¿Qué hacer con un intermediario que todos los días exprime más su capital sin que el mercado le crezca en número de clientes y que, más bien, cada día se reduce porque cada día hay menos consumidores capaces de seguir comprando bienes al precio que fuere?
Dejamos la respuesta a los lectores, particularmente a los gobernantes activos.