¡Yo escribo lo que veo!
INTRODUCCIÓN
Realmente, muchos amigos (as) y familiares me han propuesto que ponga mi nombre como una opción para las elecciones presidenciales de 2024, como una alternativa dirigida al 60% del elector venezolano cansado del sistema político actual, que lleva 11 años sin coordinar esfuerzos y alcanzar consensos para sacar a este país adelante.
Más bien, los líderes de los principales partidos de izquierda y derecha, se pusieron a pelear y a sabotearse los unos con los otros. Unos llamaron a guarimbas, intentos de magnicidios, pidieron bloqueos y sanciones externas, y otros no lograron proteger los salarios e ingresos de los trabajadores, militares, pensionados y jubilados.
La realidad es que, han transcurrido más de una década, que consideramos perdida, de involución social y laboral, donde no se lograron esos pactos o acuerdos nacionales multi-actores necesarios para mejorarles la calidad de vida de la población y encaminarnos hacia el desarrollo nacional.
A continuación una serie de reflexiones del economista y Ph.D, Andrés Giussepe, sobre la realidad de la Venezuela actual, que lo mantienen inquieto, dudoso y desconfiado sobre la candidatura revolucionaria propuesta para continuar 6 años más en el país. Una candidatura que se someterá a una segunda reelección, que no fue sometida a evaluación luego de 11 años de gestión, ni tampoco a elecciones internas dentro del Psuv o en Polo Patriótico.
Se lanza sin someterse a una evaluación de gestión económica interna, ni rendirles cuentas a la militancia chavista, ni plantearse un debate interno de altura sobre la política económica y laboral y su posible rectificación. Fue una decisión de un “cogollo” partidista pequeño dejando de lado la opinión de las bases y la democracia interna.
SOBRE LA CRITICA Y LA AUTOCRÍTICA REVOLUCIONARIA
Reconozco que en los últimos años, he sido un fuerte crítico a la gestión económica y laboral del gobierno de Nicolás Maduro. Los resultados de su gestión en la economía develan que la dinámica política nacional e internacional le han estropeado sus diversos y cambiantes planes económicos, y sus ofertas electorales que buscaban reactivar el aparato productivo y mejorar el desarrollo industrial del país.
Sin embargo, hemos insistido que hay múltiples formas de garantizar la recuperación de las condiciones materiales de las clases trabajadora, pensionada y jubilada a nivel nacional. Sobre todo, de restituir el Artículo 91 de la Constitución referente al salario mínimo a nivel de la canasta básica y ajustado cada cierto tiempo.
Desde nuestra perspectiva el problema está en la política monetaria y cambiaria que viene aplicando el gobierno desde el año 2019, que no ha logrado detener la devaluación del bolívar, la inflación, ni mejorar las condiciones laborales al nivel que se las dejó Hugo Chávez Frías a inicios del año 2013.
Por muchos medios se le ha insistido al gabinete económico que corrija y sobre todo que abra el debate dentro de las filas de la revolución, dentro del Polo Patriótico, incluso, dentro del partido en el cual milito que es el PSUV.
Lejos de eso, más bien se dedicaron a perseguir, satanizar, aplicar ostracismo de izquierda, a bloquear cuentas bancarias, llamarnos agentes de la CIA, incluso, hasta amenazar al grupo de propulsores del debate interno sobre el salario indexado é de la izquierda, que muchas veces intentaron lavar los trapos “en casa”.
Nunca se les quiso escuchar dentro del PSUV ni tampoco en la Comisión Permanente de Finanzas de la Asamblea Nacional. Eran opiniones de expertos (de izquierda) nacionales sobre las diversas formas de incrementar e indexar el salario en los términos que establece 1el Artículo 91 de la Constitución. No obstante, más bien se cerraron, sancionaron, vetaron y aplicaron persecución política contra esos críticos de izquierda, chavistas todos.
Entre ellos se encuentran Pascualina Cursito, Tony Bosa, Juan Carlos Valdez, María Alejandra Díaz, Luis Brito García, y mi persona.
SOBRE LA SOLICITUD DE APROBACIÓN DEL PARTIDO ANTE EL CNE
Insisto, estoy pensándolo, aun no me he decido, ya tengo el apoyo de muchos amigos y familiares. Ya hicimos la solicitud de Denominación Provisional para constituir el partido ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), bajo el nombre y sigla “Movimiento Político Profesionales de Venezuela (MOPROVEN).
Se hizo en el mismo proceso convocado por el CNE donde también participó el llamado “Partido Verde”, aliado del Polo Patriótico, que cerró el 30 de noviembre de 2022. Hasta el día de hoy, hay más de 100 solicitudes de nuevos partidos esperando que el Poder Electoral, le garantice lo que establece en el “Reglamento Parcial de Ley de Partidos Políticos, Reuniones Públicas y Manifestaciones, relativo a la constitución, actividad, cancelación y demás actos registrables de las organizaciones con fines políticos”, vigente.
ANDRÉS GIUSSEPE HABILITADO POLITICAMENTE
Actualmente, estoy habilitado civil y políticamente, no tengo juicio abierto en tribunales ni soy investigado por la Fiscalía General de la República.
Más bien, junto a un grupo de defensores del salario, pertenecientes al Frente Popular del Salario (Frenpodes), introducimos un Recurso de Amparo Constitucional ante el Tribunal Suprema de Justicia (TSJ), desde el 14 de julio de 2023, donde se solicita se restituya el Artículo 91 de la Constitución, se salarizen los bonos que están pagando y se incremente el salario mínimo que ya lleva más de 21 meses que no aumenta. Por cierto, ya van seis meses que la Sala Constitucional no se pronuncia sobre ese reclamo laboral de carácter constitucional.
A mis amigos del Sebin, CPNB y el CICPC, hoy no tengo problemas con la justicia, no soy agente de la CIA, no recibo financiamiento del extranjero para conspirar ni por motivos salariales, ni estoy vinculado con redes criminales ni de narcotráfico. Eso lo digo, por si algunos se ponen creativos.
Solo les informo, que mis posiciones de rechazo a la política monetaria y cambiaria actual, es porque “ando en modo Chávez Radical”, donde la crítica es revolución para mejorar las condiciones de la población trabajadora.
SI ME LANZO NO ROMPERIA CON EL PENSAMIENTO DE HUGO CHÁVEZ
Si me decidiera a ser candidato presidencial este año, yo no negaría mis pensamientos de izquierda. Mantendría mi posición de chavista, porque sigo defendiendo la visión sobre la política petrolera y de defensa de la Opep, la conservación de los reservas, defensa de los precios del petróleo y la constitución de fondos nacionales o soberanos provenientes de excedentes petroleros. Mi discurso no iría a dividir al Partido Socialista Unido de Venezuela, es decir, no iría en búsqueda de los votos del Psuv.
Me iría del Psuv por diferencias de concepción del manejo de la economía, de la política laboral y de la forma como se están distribuyendo la renta petrolera que son de todos los 28,8 millones de venezolanos. Desde mi concepción revolucionaria, actualmente es contraria a los intereses del pueblo. Es totalmente distinta al pensamiento socialista y a la praxis gerencial que aprendimos y teorizamos de Hugo Chávez Frías.
Insisto, si yo fuera candidato, no iría a buscar ni un voto de mis hermanos y compatriotas chavistas, estructurados dentro del Psuv, porque estoy consciente que es una estructura bien cerrada, que tiene más de 130.000 militantes y seguidores bien definido, que apoyan la política salarial, de bonificaciones y de reparto de la renta petrolera del Gabinete económico actual.
EL NICHO ELECTORAL PARA LA PROPUESTA PRESIDENCIAL
En la actualidad, esa estructura del Psuv tiene un tope de votación dentro del 40% del electorado que aún sigue creyendo en el sistema político venezolano.
Sin embargo, si yo fuera candidato, mi discurso sería dirigido a captar seguidores y simpatizantes dentro del 60% del electorado que no cree en ese sistema político, que no cree ni en AD, COPEI, en los partidos del Polo Patriótico ni en el PSUV de Nicolás Maduro. A esos que no creen en Claudio Fermín, Luis “El burro” Martínez, Daniel Ceballos, Manuel Rosales, María Corina ni en Rati.
La propuesta iría dirigida a esa población molesta con un sistema político cuya oferta electoral está lleno de candidatos presidenciales vinculados con hechos de corrupción, con delitos penales y con prontuarios policiales.
Esos líderes políticos, no fueron capaces de ponerse de acuerdo para sacar a este país adelante en los últimos 25 años. Llevan 11 años peleando de manera visceral por el poder. Lejos de hacernos avanzar como sociedad, sus peleas, más bien nos hicieron involucionar a los niveles de salarios de finales de la Cuarta República. Nos regresaron a las bonificaciones en vez de salario que fue uno de los legados de los éxitos sociales que le dejó Hugo Chávez Frías a Nicolás Maduro en el 2013.
Ahora vemos, como la poca renta petrolera que entra al país debido a las sanciones y el bloqueo imperial, se dilapida y se reparte entre importadores amigos del Gobierno y Fedecámaras, Consecomercio y otros gremios empresariales.
En ese contexto, la clase trabajadora, pensionada y jubilada vive de menguas, vendiendo como buhoneros, con más niños deambulando en las calles, mientras ve pasar a su lado carros de lujos, Ferraris y porches, y mientras se multiplican los centros comerciales, los bodegones y restaurantes de lujo, gracias a la distribución desigual de la renta petrolera.
En contraste, los gestores del Gabinete económico le exigen más resistencia a ese pueblo sufrido, que se conformen con bonificaciones en vez de salarios, que aguanten el incremento de precios de mercancías y de los servicios públicos, que no hablen ni se hagan ecos de noticias sobre corrupción ejecutadas por seudos revolucionarios vinculados a hechos graves de corrupción como Tareck El Aissami, Hugbel Roa y Hugo Cabeza, so pena de ser tildados, perseguidos y acusados de contrarrevolucionarios.
Lo cierto, es que si yo llegase a ser candidato presidencial, lo primero que les diría que voten por mí para convocar en los primeros meses de mi mandato un Referéndum Constitucional para la aplicación de la cadena perpetua para los corruptos (funcionarios, políticos jueces y fiscales) y para aquellos que llamen a bloqueos y sanciones contra nuestro país.
Insisto, aún no he decidido lanzarme como candidato presidencial para las venideras elecciones. Me pica la mano, me siguen aupando, mi familia me apoya, la razón me asiste, el compromiso con la patria me lo reclama, no tengo nada que perder, no temo a más persecución política, pero aún tengo la duda: ¿Es bueno, es malo, quien sabe?
Pueden darme su opinión al respecto.