La impostergable tarea del movimiento estudiantil

Viendo la marcha estudiantil que se realizó el 21 de noviembre en la ciudad de Caracas, disfrutando con la energía que acompaña a la muchachada en medio de un torrencial aguacero, y oyendo el discurso pronunciado por el comandante Presidente Hugo Chávez en medio de ese furor que caracteriza a la juventud estudiantil. Fue así que me anime también a escribir estas ideas, aunque ya no soy tan joven, ni estudiante, quizás estudioso pretendo serlo y dirigente estudiantil me tocó ser en mi época de estudiante.

Pretende este en su esencia, ser una contribución al debate, por demás necesario para nuestra formación, cuestión esta que no perece si no hasta que nuestra existencia también se extingue. Por ello en él desfilan tres momentos, uno que tiene que ver un poco con la historia del movimiento estudiantil, otra con su situación actual y finalmente con la tarea que le toca abordar en el presente y futuro de la revolución bolivariana.

Necesario es en esta primera parte, destacar la manera como era considerado el pueblo, tanto desde la sociedad colonial, pasando por el periodo post independencia, incluyendo las llamadas democracias del punto fijismo. Era tanto así que, el pueblo “participaba”, pero no era consciente de los verdaderos fines y de los intereses que favorecían el movimiento u organización política en la cual actuaba. De esta manera, el papel de dirigente que desempeñaba la oligarquía o burguesía instruida, se acompañaba del seguidismo de la masa que no tenia educación ni conciencia de sus propios intereses.

Revisemos rápidamente el papel ejercido por los políticos de derecha durante el periodo de la llamada “democracia”. Casi todos ellos venían de ser “dirigentes estudiantiles” o de las juventudes de los partidos AD, COPEI, URD, por mencionar algunos. Todos ellos con una clara conciencia del papel que tenían que jugar en función de usar esa masa inconsciente al servicio de los intereses de la clase dominante que ellos representaban; fue así que mediante la despolitización de las personas pudieron mantener sus proyectos de dominación.

Todo proceso histórico, es por definición un proceso político, que se desarrolla en, con y para la gente, es por esto que consideramos de mayúscula importancia prestarle la máxima atención al desarrollo y la forma como participan los sujetos en su concurso social, de esto decimos que dentro del pueblo se dan distintos niveles de conciencia y que es la organización política de las masas, la que es capaz de señalar las verdaderas causas de sus miserias, logros o victorias, igualmente de acuerdo a esa conciencia y organización, es que puede darse un programa de acción que permita realizar los intereses de la clase. El desarrollo de esta conciencia, es tan indispensable para el éxito de sus luchas, como lo es la inconsciencia de las masas para el triunfo de las acciones contrarrevolucionarias o de los proyectos de dominación que pretenden regresar e imponer. ¡¡ No volverán!!

El papel fundamental hoy de los dirigentes, y específicamente la dirigencia joven, estudiantil, es educar a las masas, mostrarles con claridad y ejemplo, la misión histórica a que están llamados a cumplir. En la medida en que asuman este papel, su autoridad, legitimidad e influencia crecen. Por ello, en las nuevas condiciones políticas, el prestigio y la credibilidad de los dirigentes aumentan, en la misma medida en que destruyen lo que hacía posible las victorias del dirigente de la burguesía; que no era otra cosa que la ceguera de las masas. En tanto cumplan con este nuevo papel histórico, el nuevo liderazgo, para este caso estudiantil, se desmarca de las elites que arrastran detrás de sí a un “rebaño”; pudiéramos decir de “manitos blancas”, para ser los que impulsan la acción consciente de las masas desde el interior de ellas mismas.

Pero, “vaya siempre con los pero”, no es fácil ser dirigente revolucionario. Aquí no vamos a establecer diferencias entre estudiantes o cuadros de la revolución, sean de dirección alta o media; la educación burguesa que hemos recibido y aun nos acompaña; las ideas y hábitos que ella ha difundido a través de la cultura política y de los medios de comunicación masiva a su alcance durante muchos años, hacen que la ideología burguesa penetre en todos los sectores sociales. Esta es la razón por la que numerosos dirigentes que quieren y dicen servir al pueblo y a la revolución, se encuentren rnuchas veces atrapados por esta influencia y caen en una serie de métodos de dirección y de trabajo incorrecto, que los hacen tomar actitudes propias de un dirigente burgués, con la consiguiente desconexión de las masas


Hay otro alerta que debemos puntualizar para esta nueva situación histórica que vive nuestra República Bolivariana, que cambia la relación entre los dirigentes y las masas, y es aquella que hace que la clase opositora burguesa, trate por todos los medios de introducir la desconfianza del pueblo hacia sus dirigentes y hacia las metas que se proponen, ya sea calificándolas como ilusorias, o no viables, bien sea engañando y mintiendo al pueblo por todos los medios que disponen. Este método de ofensiva de la burguesía, que a veces logra tener éxito en ciertos sectores del pueblo, hace aun más necesario desarrollar la conciencia de las masas a la par que el de su dirigencia. Se trata de que ambos tengan armas ideológicas propias, para descubrir el engaño y para rechazar en el caso de las masas, a aquellos dirigentes impuestos por la burguesía que no interpretan sus verdaderos intereses.


En esta misma línea quisiéramos plantear, sendos síntomas virales que contaminan a veces nuestros liderazgos; toca a la dirigencia estudiantil desde luego, pero también a otros sectores de dirección, lo que tiene que ver con el individualismo, el liberalismo, el caudillismo, el burocratismo y el sectarismo. Esta cultura o práctica política, por demás incorrecta, consisten en actitudes y comportamientos que resultan de la influencia que tiene la ideología burguesa sobre las personas. Ello hace que la preocupación fundamental de cada uno sea sobresalir como individuo, imponiéndose a los demás y así lograr satisfacer aspiraciones personales a costa de lo que sea. Se crea así un desprecio por las masas, y, al mismo tiempo, una tendencia a manipularla, a usarla para conseguir objetivos de tipo individual.


Un segundo elemento de las desviaciones burguesas en el seno de los revolucionarios, lo constituye el liberalismo. La actuación liberal de dirigentes y a veces miembros de base de una organización, se caracteriza por una conducta poco colectiva, indisciplinada, basada en la toma de decisiones personales y no apegadas a los intereses del colectivo. Esta desviación tiene sus raíces en poner por encima de todas las cosas lo personal o tendencial, olvidando un principio fundamental revolucionario que afirma “No son los individuos, sino las masas las que hacen la Historia”. El individualismo, tanto como el liberalismo son desviaciones típicamente pequeñoburguesas; ellas provienen de la forma de actuación individual que establece la lógica de la sociedad capitalista.

Los que esté libre de estas desviaciones, no se den por aludidos; solo queremos dejar sentado que esto existe y esta vivito en nuestra revolución. Veamos estos ejemplos que ilustran lo que hemos venido alertando.



Una de las formas de actuar es colocar las opiniones personales en primer lugar, sin aceptar someterse a las opiniones colectivas emitidas por el organismo al cual pertenece; o exigir consideraciones especiales para su caso personal, rechazando las medidas que se han decidido aplicar a todos, organizar una reunión sin preparar previamente una agenda de interés, usar el poder que tiene por desempeñar algún cargo público, en institución o en el partido, para pasar por encima de las discusiones y decisiones orgánicas, imponiendo a los demás sus puntos de vista personales. Muy ligado a lo anterior está el hacer críticas irresponsables a espaldas de los compañeros de trabajo o de estudio, así mismo es común en este tipo de conducta, no decir nada en las reuniones, pero andar con chismes o posiciones a favor de lo que ya se debatió y quedo superado.

El caudillismo, aunque no deja de ser importante su análisis y consideraciones, hoy no reviste mayor atención, toda vez que nuestro pueblo avanza hacia una sociedad participativa y protagónica, lo que implica que aspiraciones caudillescas, no tengan mucha cabida; sin embargo hay que estar muy pendiente con esta cultura.

Con el problema del burocratismo, como enfermedad de un proceso, amerita dedicarle un documento especial, sin no obstante, un dirigente cualquiera sea su responsabilidad, si se convierte en un burócrata, tenga la plena seguridad que a la larga como proceso histórico y del aprendizaje que va dejando la construcción del poder popular, el irredento pueblo no se va a dejar engañar por ninguna burocracia; la conoce y reconoce como enemiga por más fotos que se tome al lado altos funcionarios de nuestra administración pública.


Sobre el sectarismo tendremos que decir que es una de las desviaciones más graves de un proceso revolucionario, ya que tiende a impedir la unidad de las fuerzas revolucionarias, unidad sin la cual es imposible triunfar frente al enemigo y mucho menos desarrollar los planes de emancipación de los pueblos.

Necesario es dejar claro que existe sectarismo cuando los distintos organismos o individualidades que trabajan en el proceso revolucionario, en lugar de complementarse y trabajar en forma armónica, se dedican a competir entre sí, a tratar de ganar zonas de influencias o liderazgo personal o factorial, sin apostar al triunfo de la organización o del partido, según sea el caso.

Repetimos para ser reiterativo, más no redundante, que existe sectarismo cuando una organización estudiantil, sindicato, comité o consejo, trabaja en forma aislada del resto del partido, de la dirección general, anteponiendo sus intereses locales o grupales, a los intereses del proyecto al cual se inscribe y le debe lealtad.

Definitivamente, el sectarismo es un virus que corroe la unidad, al cual hay que dedicarle tiempo en el debate y la formación política e ideológica de nuestras organizaciones y en el seno de las masas, a fin de ir creando las bases de la conciencia unitarias a favor de la revolución y no de un sector de ella.

Hechas estas consideraciones generales de contenido político, ideológico y organizativo, intentaremos, eso sí, solo por estricta comodidad metodológica, tratar el tema de ahora en adelante, en lo que concierne a la organización y movimiento estudiantil de manera integral, es decir el de educación básica y universitaria.


Hoy la historia le cede un espacio muy especial al movimiento estudiantil revolucionario, brindándole la oportunidad de recomponer la estructura orgánica, de dirección y organización que demanda el segmento estudiantil revolucionario y que este no solo debe fortalecerse en la universidad para ser cantera de líderes políticos, sino que también se deba al trabajo hacia el cuerpo estudiantil comprometido con el ejercicio de la defensa y el respeto de sus reivindicaciones estudiantiles, académicas y bienestar social de sus derechos como tal; llegando a convertirse en una fértil y atractiva fuente de inspiración tanto para la educación primaria como la secundaria en los Colegios, las Escuelas Básicas, las Escuelas Técnicas y Liceos públicos y privados del país.

Los estudiantes y más aun, la juventud militante revolucionaria conjuntamente con los profesores y maestros revolucionarios, son los llamados a trabajar por la transformación del sistema educativo venezolano, porque conocen la realidad y el aparataje ideológico que se mantiene y resiste a pesar de los esfuerzos que ha hecho el Estado Docente por cambiar la realidad que persiste en nuestro sistema educativo, convirtiéndose en un bastión de resistencia del viejo modelo.

Son los movimientos estudiantiles revolucionarios formados en el seno de las escuelas, liceos y facultades de nuestras universidades los que tienen esa tarea histórica de agrupar a las fuerzas estudiantiles más combativas del país, derrotando el caudillismo, sectarismo, burocratismo e individualismo, del cual nos hemos referido, para rescatar y poner al sector más dinámico de la sociedad al servicio verdaderamente de las demandas de transformación que hoy presenta la sociedad venezolana, para que se comience a materializar los postulados de nuestra Constitución y del actual Proyecto Nacional Simón Bolívar.

Finalmente, para los egresados de las aulas de las escuelas, del liceo y de las universidades, nos vamos a sentir reivindicados, sabiendo que un nuevo movimiento estudiantil, toma y levanta las banderas de la revolución, honrando la memoria de los que cayeron o quedaron en el camino, los que regaron con sangre esta tierra bravía, en la búsqueda y construcción de una patria libre y digna; la patria socialista.

El comandante Presidente asomó la idea en ese acto, motivando que los estudiantes realizaran un congreso en el primer trimestre del 2011; tómenle la palabra, muchachas y muchachos y desde lo más profundo de nuestra esperanza, hacemos votos para que en este congreso de trabajo estudiantil, la discusión y el debate se generen bajo la disciplina que corresponde a los estudiantes con un alto nivel de conciencia revolucionaria, en la perspectiva de unir el mayor consenso que permita la integración de las fuerzas estudiantiles bolivarianas y antiimperialistas en pro de lograr el objetivo supremo de un movimiento estudiantil revolucionario organizado, unido, fuerte, que plantee su estructura de dirección unitaria a la luz de una nueva organización, en la cual todos se encuentren identificados.

baredu25@hotmail.com


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Bartolo Hernández (Hochiminh)


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