PARO INDEFINIDO DE UNIVERSIDADES
Quien escribe es profesor universitario. Durante la semana pasado en diversas universidades se discutió la posibilidad de ir a un paro indefinido de actividades por parte de los profesores.
Yo no estuve de acuerdo con un paro indefinido y así lo expresé, sin embargo una mayoría decidió ir al paro; y una mayoría entre la minoría que acudimos a dar nuestro voto.
En principio no estoy de acuerdo con paro indefinido por convicción. Nunca he estado a favor de los paros porque considero que cerrar las puertas al conocimiento no es la mejor forma de protestar. No. La protesta justa se debe llevar a cabo con las puertas abiertas.
Luego, tampoco estoy de acuerdo con los paros porque como ciudadano venezolano y patriota estoy prestando mi servicio a mi país contribuyendo a la formación de profesionales. De manera que no ejerzo la actividad docente sólo por el sueldo: Lo hago por vocación y como ciudadano: ¡claro que se debe recibir una remuneración justa! pero no es lo principal para mí.
En última instancia no estoy de acuerdo con un paro indefinido porque no me considero representado por la cúpula de la FAPUV. Aparte de no sentirme representado por dicha cúpula me siento engañado y traicionado por ellos. Y es que hasta la fecha no he visto o leído noticia alguna que den evidencia de que la FAPUV esté en algún tipo de negociación por el aumento que merecemos. De manera que, mientras en las universidades se convoca a un paro indefinido, nadie se reúne con el ministro correspondiente para establecer un diálogo. Entonces me pregunto ¿vamos a un paro indefinido mientras nadie está negociando o dialogando con el ministro? Eso no tiene otra explicación que no sea el hecho de que la FAPUV nos está engañando.
Pero, aparte de que al parecer nadie está dialogando, resulta que se oyen voces reclamando aumentos de 150% y hasta 200%. A mi parecer no se pueden, por más justas que sean, hacer exigencias que probablemente el estado no esté en capacidad de cumplir. Partir de dichas exigencias, a mi manera de ver, es cerrar las puertas al diálogo sin que este se haya iniciado.
Es muy cierto, los profesores universitarios ganamos muy poco para todo lo que requiere esta labor. aparte de que estamos formando al futuro de nuestra patria, para ser profesor universitario se requiere tener un mínimo de credenciales, se debe participar en un concurso exigente, se deben tener y proseguir estudios de postgrado hasta el grado de doctor y se deben presentar trabajos de investigación para poder ascender de escalafón. Con todo lo exigente de la carrera de profesor universitario, los profesores del escalafón más bajo no ganamos lo mínimo necesario para subsistir y continuar con la preparación requerida por la universidad. Sí, ganamos muy poco y es justo que se nos aumente el sueldo. Pero la forma de protestar no debe ser cerrando las puertas al conocimiento, no.
De manera que estoy plenamente de acuerdo en exigir mejoras salariales, pero esas exigencias deben ser razonables. De allí que no me siento representado por la FAPUV en su forma de exigir y menos en su forma de dialogar.
Ahora, la información que llega a las universidades y hasta profesores y alumnos es la noticia emitida por la FAPUV. Y por supuesto que el gobierno termina siendo el culpable de la mala situación remunerativa de el gremio universitario. Cuando realmente lo que ocurre es que se hacen exigencias que no se pueden cumplir, y aunado a eso parece ser que la FAPUV no ha establecido diálogo alguno con el nuevo Ministro.
Pero más me preocupa el silencio del Ministro de Educación Universitaria. ¿el ministro no tiene nada que decir? ¿o es que al ministro no le importa que se cierren las universidades? Y es que el ministro debe hablar al país y clarificar lo que realmente ocurre con el conflicto universitario. ¿que la FAPUV no ha iniciado diálogo alguno con el ministro mientras llaman a paro? Entonces el ministro debe informarlo, para desenmascararlos. ¿que las exigencias de la FAPUV son exageradas? Entonces el ministro debe informarlo. El ministro no puede permanecer en silencio, porque su silencio puede ser interpretado de muchas maneras, y en última instancia a quien perjudica es al gobierno, porque el gobierno termina siendo el culpable de todos los males; y no es que sea el culpable, pero así lo hacen ver los medios.
Quisiera también oír decir al ministro cuál es su propuesta para mejorar las condiciones de los profesores universitarios: Quisiera oír cuanto es el aumento propuesto por el gobierno (si es que nos piensan aumentar) Porque no pueden negar que merecemos un aumento justo. Quisiera oír propuestas para incluir a los profesores universitarios en la gran Misión Vivienda Venezuela, Porque somos muchos los que no tenemos casa propia, y con lo que ganamos jamás podríamos acceder a una vivienda digna.
Es muy probable que el ministro repita lo que se ha dicho en muchas ocasiones: que los rectores no rinden cuentas claras, que por eso no se han resuelto los problemas salariales, etc. Eso lo he oído muchas veces, y sí; se debe acabar con la corrupción en las universidades. pero por favor ¿ por qué no hacen cumplir la ley? Si hay rectores corruptos ¿por qué no les aplican la ley? No es justo que los profesores y las universidades nos veamos afectados porque, según, los rectores no rinden cuentas, pero nadie pone orden en el asunto.
No estoy de acuerdo con el paro indefinido, y por lo que he oído, el paro tiene más tintes políticos, que reivindicativo. Pero es justo que nos mejoren las condiciones remunerativas a los profesores universitarios. Y mientras el ministro no diga nada, la cúpula de FAPUV y los medios opositores se aprovechan de ese silencio para atizar la situación política.
Mientras las puertas de la universidad estén abiertas, so continuaré dando mis clases y cumpliendo con mi deber ciudadano. Porque no acataré el fulano paro. Pero asimismo espero que el ministro diga algo. Porque, aunque hay muchas élites en las universidades, también somos muchos los revolucionarios que estamos laborando en las universidades y tenemos como medio de subsistencia la remuneración que recibimos por nuestro trabajo que, si bien nunca llegará a ser lo suficientemente justa para la labor que desempeñamos, al menos debería ser lo suficientemente adecuada para poder llevar de comer a nuestras familias.
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