El ejercicio de a profesión docente es de suma importancia para el país, pues debe reunir una gran cantidad de rasgos y características para satisfacer las necesidades diarias de labor, su formación es permanente, es un innovador e investigador que comprende e interpreta el proceso educativo facilitando y orientando en conocimiento de forma horizontal entre el que enseña y los que aprenden.
Debe poseer una moral intachable, ser un modelo para su entorno y un líder para sus alumnos y comunidad donde es su vinculación social, crítico y cooperador en todas las situaciones comunitarias, culturales y deportivas del país, región o entorno, punto de partida de la programación curricular escolar y el desarrollo de habilidades y destrezas que le competen. Para ejercer su rol como educador, en el mundo de los cambios, ha exigido a los docentes nuevos roles, dejando de ser un simple “dador de información” para así lograr un aprendizaje significativo, participativo y protagónico relacionando sus experiencias con saberes viejos y nuevos y así jugar un papel de gran importancia en la época actual donde el alumno/a están sometidos a tantos factores negativos en su crecimiento y desarrollo como ser humano.
En está nueva concepción de valores, la necesidad de trasformar la práctica educativa asumiendo compromisos éticos de coherencia para fortalecer su perfil, más allá del aula de clases, la participación junto a sus compañeros en relaciones interpersonales, buscando su crecimiento externo en la escuela y el desarrollo interno, partiendo de sus condiciones fundamentales para el contexto socio-educativo.
Siendo el líder integral que asume el liderazgo que satisfaga inquietudes y necesidades, cognitivas, emocionales y físicas, para potenciar los aptitudes de sus estudiantes.
