El presente es una réplica al artículo "El que se quiera ir de Venezuela que se vaya, pero sin título" de Carlos Jesús Rivas Pérez.
Estimado Carlos Jesús Rivas Pérez le mando mis mejores consideraciones, esperando para usted y los suyos lo mejor que depare el futuro. Parafraseando a uno de mis filósofos favoritos, Fernando Savater “Lo discutible no son las personas sino sus ideas”, por cierto, si usted lee, le recomiendo a este autor y toda su obra.
Lamentablemente para usted señor Carlos Jesús Rivas Pérez, existen personas como yo, que no nos quedamos con discursos construidos desde un empirismo casi grotesco, y a cada escrito que otro hace revisamos sus planos discursivos y nos dedicamos a observar el por qué y en qué contexto escribe.
Como profesional de la comunicación, persona comprometida por muchos años con las comunidades más pobres de mi país, periodista, locutor por muchos años para varias emisoras nacionales, y docente universitario en varias de las excelentes casas de estudio del país no puedo permitir que su discurso expresado el 6.7.2016 por Aporrea en un artículo titulado “El que se quiera ir de Venezuela que se vaya, pero sin título” se quede sin análisis y respuesta de mi parte.
Comienzo diciendo que su ignorancia no le exime de compromiso moral con su país y su pueblo. Traté de investigar su perfil, hice un par de llamadas a Caracas, busqué en Internet a fondo, y nadie lo conoce, ni mis amigos cercanos al Gobierno ni los opositores, usted es un fantasma en la vida nacional que solo aparece como opinador de oficio con redacciones muy similares a la que origina esta carta pública.
Es este uno de los mayores males que ataca el corazón de mi amado país, de la noche a la mañana muchos venezolanos empezaron a pensar que podían hablar con certeza sobre temas a los cuales ni siquiera les habían dedicado un par de lecturas. Opinadores de oficio, certificados por las tendencias y los factores políticos que apoyan, ¡cuánto daño han hecho personas como usted!
Por eso me tomo mi tiempo como docente, para de forma pedagógica brindarle una respuesta que le oriente y le haga mejor persona.
Usted no tiene idea del origen de los estados y su concepto, esas universidades que menciona, producto justamente del nacimiento de los estados como nación, son espacios que le invito a visitar para reaprender algunos conceptos.
Le digiero un poco el término de estado: Un estado es una organización humana que surge por decisión de un grupo de personas, agrupadas bajo parámetros sociales y normativas que ceden el uso de la fuerza a un grupo de autoridades reconocidas. Igualmente le dejo una definición de un buen teórico social básico, “Max Weber, en 1919, define el Estado moderno como una asociación de dominación con carácter institucional que ha tratado, con éxito, de monopolizar dentro de un territorio la violencia física legítima como medio de dominación y que, con este fin, ha reunido todos los medios materiales en manos de sus dirigentes y ha expropiado a todos los seres humanos que antes disponían de ellos por derecho propio, sustituyéndolos con sus propias jerarquías supremas”.
A partir de la Revolución Francesa en 1789 el concepto de estado sufre una nueva transformación e incluye los derechos concebidos en la igualdad y la fraternidad, este momento histórico es repetido una y otra vez en varias oportunidades en el discurso del creador del Socialismo del Siglo XXI, Hugo Chávez Frías, discurso que parece que usted escuchó pero nunca entendió, como mucho de sus seguidores.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que se reformó en 1999 proclama al país como una nación soberana, libre, independiente y democrática
Lea usted el artículo 2 de nuestra Carta Magna, se lo presento: “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.
En este punto queda claro que el estado se debe a las personas, que bajo ningún concepto el estado decide sobre la libertad de la decisión de la vida de las personas. Es deber del estado propiciar políticas públicas y normativas para dirigir los procesos sociales de la nación en beneficio del pueblo, pero NO es su deber tener ningún tipo de injerencia sobre las decisiones personales o colectivas amparadas bajo los derechos humanos fundamentales, no me pondré a detallarlos, le dejo de tarea su lectura.
En este párrafo usted hace alarde de no saber nada de lo que he explicado hasta ahora, y adicionalmente en su discurso evidencia una desesperación, ¿Qué es realmente lo que le preocupa y lo lleva a escribir esto?, el Presidente Nicolás Maduro ha dicho que el porcentaje de venezolanos profesionales que desean salir del país pertenecen a una clase pudiente y minoritaria, ¿Por qué se nota usted en un tono desesperado, casi de súplica como evidenciando que la realidad es otra?, usted ha pecado doblemente, ha dejado en evidencia que el discurso presidencial es falso, que la realidad es terrible, se vive en Venezuela una diáspora de talento, y es peor, en las filas del estado donde se deben dictar las políticas públicas que mencionaba, cada vez hay menos profesionales altamente capacitados para hacerlo.
“Supongo que las autoridades migratorias de Venezuela ya deben estar al tanto, las universidades públicas ya deben tener estadísticas al respecto y los entes encargados de los estudios sociológicos en el país, deben estar haciendo planes de corrección de un hecho que viene ocurriendo con mucha frecuencia”
¿Las autoridades migratorias deben socavar el derecho fundamental del libre tránsito de los venezolanos adentro y fuera del territorio? ¿Está usted planteando volver al país en una gran cárcel? Sí, eso hace.
“¿Los motivos? Es una paradoja que han inventado los enemigos de la patria. Ha sido tan constante el mensaje negativo hacia los más jóvenes que ya la idea comienza a permear de manera escandalosa a este grupo social.”
Nadie en su sano juicio deja a su país, sus calles, sus amistades, su familia y su entorno para irse a lo desconocido, salvo que las razones que lo motiven sean de peso, una “paradoja inventada” no propicia la salida de un profesional universitario, es imposible. La realidad que iguala la condición de un profesional altamente capacitado a vivir en miseria en su país o arriesgarse afuera sí lo predispone a tomar una decisión.
“¿Los destinos? Se nota una preferencia por países como Colombia, Ecuador, España y el permanente engaño del Sueño Americano”.
Desconoce usted una vez más un concepto al que se refiere, el sueño americano data de la década de los 70, 80 y 90, para referirse a la emigración europea y latina hacia Estados Unidos de América, en los países que menciona no se aplica, y más bien dos de ellos están en profunda crisis económica y laboral.
“Se dice que Venezuela tiene graves problemas de inseguridad, es cierto los hay. Pero dígame un solo país en el mundo que no los tenga.”
Tengo un año en Barcelona, una ciudad de primer mundo, hay algunos sucesos de cualquier urbe, no he visto la cantidad de muertos que veía en Venezuela a diario. Aquí mientras escribo esta carta estoy con mi laptop en una plaza en uno de los principales barrios del centro de la ciudad, hago esto en Catia y me quedo hasta sin zapatos.
“¿Me dirán que en Colombia la pobreza está en retroceso? ¿O que en España la vaina esta requetebién con los parados, los desahucios y la venta de drogas como un negocio familiar?”
La mejor respuesta a esto es que lo evidencie, lamentablemente no puedo invitarlo a mi casa en Barcelona, para que viaje y se quede callado ante la realidad. Los días de la peor crisis en España ni siquiera son comparables con los mejores momentos del mandato de Hugo Chávez.
“Ahora, ¿Por qué son bien recibidos en esos países? Fácil, es una mano de obra barata para ellos y mejor aún, son profesionales en los que esos estados no han invertido ni medio en formarlos. Mientras que Venezuela hace un gran sacrificio para mantener la educación gratuita en todos los niveles, especialmente el universitario.”
Usted ignora, y mucho. La mayoría de los títulos que se expiden en Venezuela, si bien vienen apostillados por el convenio de La Haya, necesitan homologación que puede tardar entre 6 meses (no conozco casos) hasta 2 años, muchos de los títulos de las universidades, sobre todo públicas de Venezuela, sufren de grandes problemas de homologación porque las horas académicas son menores a las que se ven en España, por ejemplo. Sólo las universidades privadas venezolanas se ven mejor paradas ante estas exigencias. Casi ningún venezolano profesional recién llegado a España está ejerciendo en lo que estudió, la mayoría están en una dulce espera. Pero los españoles reciben con los brazos abiertos a unos venezolanos educados, inteligentes, trabajadores, y con sueños, cosa que no hizo su país.
“Se deberían tomar medidas inmediatas como: Que todo profesional de áreas de necesidades especiales, como la salud o producción industrial, que tenga menos de 10 años de ejercicio en Venezuela, NO pueda irse a ejercer a otro país.”
Si alguien en el Gobierno escucha esta propuesta sería genial, porque arrimaría al Gobierno de Maduro un paso más a la ilegalidad, violaría la Constitución y provocaría una reacción social sin precedentes.
“Que ningún egresado de una universidad pública, financiada por el estado Venezolano, pueda ir a ejercer su profesión a otro país.”
¿Sabe? El mismo presidente Hugo Chávez Frías motivaba la formación de venezolanos en el exterior, propiciaba que se fueran a Irán o a China a formarse para manejar satélites y equipos. Lo de usted en este artículo va hasta contra las ideas del mismo Chávez.
“Y por supuesto, que todos los jóvenes venezolanos se pongan a leer y estudiar lo que verdaderamente ocurre en Venezuela. Que analicen si vale la pena abandonar su país cuando más los necesita, eso es no tener amor por la patria. Es como que si en el momento que tus padres tengan problemas económicos tu optes por irte de la casa en vez de luchar por ellos y a su lado.”
Si usted entendiera un poco de sociología supiera que, llega un punto en el que las personas al no encontrar en los colectivos de los que forman parte las suficientes razones para poder desarrollar sus metas y aspiraciones deciden abandonarlos y apostar a nuevos grupos. Lo que usted pide desesperadamente desde la proa es que nadie abandone el barco, que sean obligados a permanecer a bordo, y que a los niños se les ate una piedra al cuello, mientras la débil y frágil fragata ya no representa para las aspiraciones de sus tripulantes un lugar seguro.
Y para ello elude, de muy mala manera discursiva, a la Patria, lugar común y desgastado después de tantos años de uso. Amigo le respondo con una frase de una canción de Alí Primera, “La Patria es el hombre” lo que hay que cuidar es a las personas, y si no es en su tierra, donde esté un venezolano estará Venezuela.
Adicionalmente, ¿Cómo se puede ayudar cuando se tiene problemas?, la mayoría de los jóvenes que optan por salir de Venezuela es porque no ven un buen futuro, y procuran conseguir un trabajo estable fuera y una mejor calidad de vida, no para malgastar lo que ganan, sino para hacer envíos de medicina, y de todo lo que puedan a sus familiares en Venezuela. Si usted viera la cola de venezolanos en casas de envío de correspondencia le daría vergüenza lo que escribió. Eso es hacer justo lo que usted dice, ayudar a su familia.
Usted ignora tanto lo que pasa cada vez que un padre despide a un hijo en Maiquetía que no extraño que más de uno esté en estos momentos indignado con su discurso. Los jóvenes venezolanos se van pensando en mejorar la vida de sus familias.
“Los jóvenes tienen que saber que tienen el poder de cambiar lo que tengan que cambiar, que tienen el poder de construir un país de iguales oportunidades para todos.”
Y como en el fondo su sentido común se lo solicita, usted hace un llamado desesperado a otro lugar común, y pide que los jóvenes entreguen su juventud a cambio de lo que más les gusta, luchar. Pero amigo mío, lamento tener que reforzar la idea subyacente en todo su discurso, la realidad de todo está en que la juventud no quiere dar más su vida en un país que tiene tal arquitectura burocrática, oxidada, inoperante gestada en un tiempo que parece post-Revolución, que es imposible de cambiar.
“No como el loco aquel ‘Que lo iban a encontrar muerto en Choroní’ y hoy está orgulloso de vivir y ser un vasallo de la corona española, hablando pendejadas de Venezuela desde allá.”
Choroní, con acento es un hermoso paraje venezolano, al que alude una canción que tenía como objetivo criticar la radicalización política que se vivió en Venezuela hace unos años, indicando que el venezolano siempre ha sido “chévere”, mismo objetivo que tuvo el ministerio de turismo con Cheverito y que ahora usted la deforma para tratar de argumentar un terrible discurso. La realidad amigo es que ya la radicalización pasó, como esa canción. Hoy por hoy, todos los venezolanos entendieron que no existe bando político cuando “la vaina está jodida”.
Culmino diciéndole que, desde que decidí ser periodista tuve la idea de venir a la tierra de mis padres y conocerla, especializarme y regresar a Venezuela. Pero la realidad sociológica del país más la visión que tengo de la terrible gestión del Gobierno de Maduro propició mi partida sin fecha de retorno, afortunadamente en el mejor momento.
Lamentablemente su grito desesperado que subyace en el discurso que expone no será respondido. La juventud venezolana seguirá migrando mientras encuentre un espacio donde vea posible germinar los sueños que su propia Patria, y quienes la gestionan, le han negado. Y no culpo únicamente a Maduro de ello, lo culpo a usted y su discurso, y a los que como usted piensan, desde la limitación de los derechos para corregir los problemas sociales.
Si en Venezuela existieran mejores condiciones generales para todos los jóvenes, ninguno abandonaría su terruño, amigo mío.
Ahora de lo que estoy seguro es que vendrán tiempos mejores amigo mío, tanto para los de afuera como para los de adentro, porque el venezolano es inmenso, noble y trabajador, buena persona y no se amilana ante las dificultades. Eso lo aprendió desde el que nació en el barrio hasta el que se crio en el Country, forma parte de nosotros.
Saludos, y como usted recomienda, a leer, a estudiar y a formarse para poder participar de forma constructiva en la vida social venezolana.
Firma, una rata (digna, estudiada, y altamente capaz) más que abandonó el barco.-