¡Oh mi maestro!

En conmemoración del Día Nacional del Maestro y la Maestra venezolana, quiero dedicarles estas líneas para la reflexión y el ejemplo, a todos mis colegas educadores; la iniciativa de la fundación de la Sociedad Venezolana de Maestros de instrucción Primaria del 15 de enero del 1932 y la proclama del presidente Isaías Medina Angarita cuando decretó el 13 de enero de 1945, la celebración del Día del Maestro, el 15 de enero de cada año y las huelgas del siglo XX; que sirvieron para dignificar y reconocer los derechos de esta labor de vocación y compromiso, en los centros educativos y en nuestras aulas a favor de la enseñanza de los estudiantes de este país, la orientación constante acerca de los hechos históricos del pasado y presente esas respuestas que describen, modelan y llaman a la actitud positiva y proactiva en pro de los estudiantes. Nosotros los docentes trabajemos con éxito: el proceso educativo.

He comenzado este escrito con el título de la carta que el libertador Simón Bolívar, le escribe en Pativilca, República de Perú, el 19 de enero de 1824, a su antiguo maestro don Simón Rodríguez por los conceptos que le mereció a este alumno la profesión de maestro.

"¡Oh, mi maestro! ¡Oh, mi amigo! ¡Oh, mi Robinson, Ud en Colombia! ¡Usted en Bogota y nada me ha dicho!, nada me ha escrito, sin duda Ud es el hombre más extraordinario del mundo... Ud maestro mío, cuánto debe haberme contemplado de cerca aunque colocado a remota distancia. Con qué avidez habrá seguido Ud mis pasos: estos pasos dirigidos muy anticipadamente por Ud mismo. Ud formo mi corazón para la libertad, para la justicia para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que Ud me señaló. Ud fue mi piloto aunque sentado en una de las playas de Europa. No puede usted fijarse cuán hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que usted me ha dado, no he podido jamas borrar siquiera una coma de las sentencias que usted me ha regalado (...)"

El verdadero maestro es aquel que predica con los ejemplos, que su conducta invita a copiar sus acciones, que crea siempre los espacios propicios para encender el conocimiento y fortalecer el vínculo entre los alumnos y él a través de la palabra, esa voz aleccionadora, pero siempre presente en los momentos de la vida de nuestros niños, niñas y adolescentes que les guía como padre y madre, con la experiencia que socializa, que contribuye a definirse como persona con ciertas potencialidades y valores adquiridos en la escuela y el que educa es reconocido como uno de los adultos más influyentes en la existencia de cualquier ser humano, en cualquier parte del mundo, colegas la educación primero.



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Erno Velasquez


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