La educación a distancia: de Cenicienta a panacea

Una característica de las políticas y prácticas educativas de la Revolución Bolivariana es su inconsistencia a lo largo del tiempo. Lo cual se debe a la falta de una teoría educativa que le sirva de soporte. Lo cual a su vez es consecuencia de la falta de una teoría política revolucionaria. La Revolución Bolivariana escogió el camino del electoralismo a ultranza, la política como centro, como eje principal de la acción. Por lo tanto, las políticas y las prácticas educativas, como en otros ámbitos, son veletas que bailan al ritmo que les impongan una determinada situación electoral. La primera tarea es ganar las elecciones, lo demás vendría por añadidura. Otro efecto nefasto de la ausencia de una teoría revolucionaria es que, en tiempos no electorales, las políticas y prácticas educativos son entonces determinadas por los caprichos y ocurrencias de los políticos que en ese momento ocupen cargos de toma de decisiones. Por ejemplo, a varios de los ministros de educación, durante uno de los gobiernos de Chávez, no les gustaban los textos escolares, preferían la política del Banco Mundial de la biblioteca de aula. Durante la gestión de esos ministros, el ministerio con competencia en materia educativa liberalizó el mercado de los textos escolares al declinar la atribución de ese ministerio de evaluar y autorizar los textos escolares producidos por las editoriales privadas. Por años, el presidente Chávez secundó esas políticas sobre los textos escolares: liberalizar el mercado de los textos escolares y dejar la producción de estos textos exclusivamente en manos de las editoriales privadas. Políticas y prácticas que parecieran contradictorias con la política de la Revolución Bolivariana. Pero amaneció un día en que, por alguna razón que aún desconocemos, el presidente Chávez cambió de opinión y le ordenó a la ministra Jennyfer Gil que elaborara para ese mismo año escolar unos textos escolares para todas las asignaturas de todos los años desde primer grado de educación primaria hasta el último año de bachillerato. A partir de ese momento, todos los educadores chavistas con cargos políticos y los aspirantes a cargos se convirtieron por arte de magia en defensores del texto escolar, incluso algunos de sus detractores declararon que los textos escolares eran un arma para la liberación de los pueblos. Desde ese día todos los ministros de educación, incluso algunos que antes habían manifestado abiertamente su rechazo a los textos escolares, se han convertido en defensores y propagandistas de los textos escolares. Una historia similar la encontramos en el caso de la educación a distancia. Por años, los educadores chavistas, que han ocupados cargos desde los más altos rangos en el gobierno hasta los más bajos, se habían manifestado en contra de la educación a distancia. Bastó que el presidente Maduro hiciera públicas sus ideas ingenuas acerca de la educación a distancia para que esos mismos educadores salieran en masa y en voz alta en defensa de esta opción pedagógica. Ahora sí aceptan y defienden la educación a distancia, los vientos políticos ahora soplan en otra dirección, la veleta educativa cambia de rumbo. Si quieres conservar tu cargo, si quieres que te mantengan en la lista para un cargo futuro, tienes que declararte amante de la educación a distancia, no importa que tengas que abandonar tus anteriores convicciones.

Cuando se anunció la creación de la Misión Sucre, surgieron propuestas de gestionar ese programa educativo extraordinario mediante la opción pedagógica de educación a distancia. Varios fueron los argumentos a favor de esa opción. Posibilidad de llevar a todos los rincones del país soluciones adecuadas a las correspondientes necesidades de formación. Posibilidad de gestionar dentro de esta opción cualquier carrera que se considerara prioritaria. Viabilidad económica, apoyándose en las instituciones de educación universitaria y post-secundaria existentes adaptando sus carreras y programas a la opción pedagógica a distancia se disminuiría enormemente el monto de la inversión tanto física como financiera. Contribuiría a la diversificación en todo el ámbito de las oportunidades de estudio facilitando el acceso a carreras que solo se ofrecen en una restringida área geográfica, sobre todo las carreras de ciencias sociales y humanidades. Fortalecimiento de la producción nacional de textos escolares universitarios, dado que la educación a distancia requiere de material didáctico especial para su desarrollo en la práctica. Disminución en el requerimiento de planta física, requeriría muy poca construcción de nuevas edificaciones, e incremento de la inversión en la infraestructura tecnológica para las telecomunicaciones. Esto último no solo beneficiaría a las instituciones de educación universitaria sino a toda la población. Impulso para introducir cambios importantes en las formas de enseñanza en la educación universitaria y en los contenidos que en ella se enseñan. Pero todas esas ventajas pasaron desapercibidas, no fueron tomadas en cuenta, fueron ignoradas por los educadores políticos para satisfacer las exigencias de los políticos que los pusieron en sus cargos. Es decir, el interés político fue puesto por delante del interés educativo. Los políticos preguntaron: sí gestionamos la Misión Sucre bajo la opción pedagógica de educación a distancia dónde vamos a concentrar a los estudiantes para que se vea que masificamos la educación universitaria y para que asistan a las marchas y a las concentraciones, sobre todo en los tiempos de elecciones. Si lo hacemos a distancia la Misión Sucre quedaría invisible, necesitamos edificios sembrados por todo el país repletos de gente para poder mostrársela al resto de la población, esa será nuestro gran cartel publicitario. Los alcaldes y gobernadores hacían cola en el ministerio de educación universitaria y en Miraflores pidiendo que le construyeran una aldea, y mejor aún varias, en su región. Nadie vota por lo que no ve. El resto es historia conocida.

Otra víctima, durante uno de los gobiernos de Chávez, de los enemigos de la educación a distancia fue el programa de formación de enfermeras a distancia que gestionada en todo el ámbito nacional el Colegio Universitario de los Teques Cecilio Acosta (CULTCA), hoy Universidad Politécnica Territorial de los Altos Mirandinos Cecilio Acosta (UPTAMCA). El CULTCA tenía una amplia experiencia en formación de enfermeras a distancia y había elaborado un programa completo, en cuyo diseño participaron profesores de la Universidad Nacional Abierta. Para la gestión de ese programa fueron elaborados textos universitarios para todas las asignaturas del programa. Toda esa experiencia y acervo fue desechado por el ministro de turno y sus colaboradores. La decisión tomada por los políticos fue regionalizar tal programa, es decir, abandonar la opción pedagógica de educación a distancia y adoptar la opción presencial. Los políticos consideraron que era mejor asignarle la responsabilidad de gestionar un programa de formación de enfermeras a una institución de educación universitaria que jamás había formado enfermeras, que continuar con un programa a distancia que había mostrado ser exitoso, tanto en lo económico como en lo pedagógico.

Otra muestra del rechazo abierto a la educación a distancia que había predominado entre los educadores políticos chavistas hasta hace poco, tal vez algunos todavía lo sostengan pero calladitos, es la poca atención que le han prestado a la Universidad Nacional Abierta (UNA). La UNA fue fundada en los años setenta del siglo XX, durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, como una alternativa de educación universitaria para aquellas personas que nunca habían tenido acceso a ella o que habían abandonado los estudios universitarios, y que por diversas razones no podían cursar una carrera universitaria de manera presencial. La UNA fue creada siguiendo el modelo de la Open University del Reino Unido, creada por un gobierno laborista también con la finalidad de ampliar el acceso a la educación universitaria y post-secundaria a los trabajadores. Por no valorar la educación a distancia, la UNA nunca ha sido considerada en los planes y programas de los gobiernos de la Revolución Bolivariana. La UNA cuenta con centros locales en todos los estados del país, cada uno cuenta a su vez con oficinas de apoyo y centros de aplicación de pruebas, una extensa red nacional de bibliotecas y unos cuantos centros de computación Alma Mater. Toda esa infraestructura pudo haberse puesto al servicio de la Misión Sucre y de muchos otros programas educativos nacionales y regionales.

Ahora pasamos al otro extremo. La educación a distancia pasó entre los educadores políticos de ser considerada como una Cenicienta a ser apreciada como una panacea. Ahora la educación a distancia está en boca de todos los educadores políticos, ahora es enarbolada como una solución mágica a todos los problemas educativos. No importa si no entienden bien de que se trata, lo que importa es hacer el coro. Como el viento político cambió, como el presidente Maduro bendijo la educación a distancia, por lo menos su versión ingenua de la misma, igual cambiaron las opiniones de los educadores, con cargos políticos actualmente o con aspiraciones, sobre la educación a distancia. Veremos que vientos nos depara el futuro. A falta de una guía teórica revolucionaria, a falta de una teoría educativa que sirva de guía a las políticas y prácticas en educación, estas últimas seguirán sometidas al ritmo y en la dirección que le dicte el mero interés político, principalmente electoral.



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Julio Mosquera


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