Para muchos la cuantificación legitima la cosa cuantificada. No importa si esa cosa es un indicador económico, una propiedad química o una característica humana. Los seres humanos somos evaluados mediante diversos índices, tales como el índice de masa corporal. Mediante índices como estos las personas son clasificadas en diferentes categorías. Muchas veces este tipo de clasificaciones conduce al establecimiento de políticas y prácticas discriminatorias. Uno de esos índices que más daño le ha causado a la mayoría de la población, sobre todo de los países más pobres, es el Coeficiente Intelectual (mejor conocido por sus siglas en inglés como IQ). En Venezuela se ha institucionalizado el uso de un índice para decidir si una persona puede o no puede estudiar una determinada carrera universitaria. Este índice recibe el nombre de Índice Académico, el cual es calculado por funcionarios de la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU). A diferencia de la mayoría de los índices, no hay información pública oficial sobre como calculan en la OPSU el Índice Académico que todos los años dicho ente asigna a las y los bachilleres que optan por una oportunidad de estudio en alguna universidad pública. La OPSU decide cada año mediante el Índice Académico el destino de cientos de miles de jóvenes venezolanos. Hasta ahora la población venezolana, las y los cientos de miles de bachilleres y sus familiares, han aceptado pasivamente la asignación del Índice Académico y sus consecuencias. Solo pequeños grupos de profesores universitarios han cuestionado dicho índice. Los sectores más favorecidos de la población hasta ahora no se han manifestado en contra del uso del Índice Académico como criterio para decidir el ingreso de las y los bachilleres a la universidad. Pero si se han manifestado abierta y decididamente en contra de los libros de texto de la Colección Bicentenario, el contra de la transformación curricular de la Educación Media General y otras políticas educativas de la Revolución Bolivariana. ¿Por qué los grupos privilegiados no han cuestionado la aplicación del Índice Académico calculado por la OPSU? Simplemente porque tal índice les beneficia doblemente.
Por un lado, el Índice Académico garantiza que las y los bachilleres egresados de los más costosos colegios privados de las grandes ciudades sean asignados a las carreras universitarias de su preferencia. Según la información vaga y no oficial disponible se puede hacer tal afirmación, porque el promedio de notas de primero a cuarto año cuenta por 50 puntos del total del Índice Académico. Además, como las principales universidades del país están ubicadas en las principales ciudades estos estudiantes tienen garantizado 15 puntos y 5 puntos más por actividades realizadas. De los 30 puntos restantes, correspondientes con el nivel socioeconómico, sólo puedo decir que es un misterio cómo es calculada esta parte de la puntuación. Lo cierto es que los hijos e hijas de los grupos privilegiados tendrían garantizados de entrada casi 70 de 100 puntos. De esta manera prácticamente tienen asegurado por su origen socioeconómico y su ubicación geográfica privilegiada un cupo en la carrera universitaria de su preferencia.
Por el otro lado, el Índice Académico garantiza que las y los bachilleres egresados de los liceos públicos, las y los hijos de las mayorías marginalizadas, queden fuera de las más importantes universidades del país. Las y los estudiantes de los liceos públicos suelen tener promedios de notas muchos más bajos que los estudiantes de los colegios privados. Con este dato ya tienen asegurada una puntuación muy baja de los 50 puntos asignados en total al promedio de notas. Las y los bachilleres de aquellos estados en los que no hay ninguna de las principales universidades tampoco tendrán los 15 puntos del factor territorial y lo más seguro es que la mayoría no obtenga los 5 puntos por actividades. Lo cual deja a las y a los bachilleres pobres en una clara desventaja ante los hijos de los privilegiados. De esta manera muy pocos bachilleres pobres ingresarán a las principales universidades del país, así las hijas e hijos de los pudientes tendrán muy pocas oportunidades de toparse con un pobre en la universidad mientras estudian. Esto explica porque prácticamente no hay estudiantes negros en la Universidad Simón Bolívar o en carreras como Medicina en la UC, UCV o LUZ.
El Índice Académico que el Gobierno Bolivariano, por medio de la OPSU, le asigna a cada bachiller del país es un mecanismo de discriminación para el ingreso a la educación universitaria. Además, se trata de un índice misterioso. No hay información pública oficial que explique de manera detallada cómo es calculado dicho índice. La mayoría de la población, y sobre todo las víctimas de este mecanismo de discriminación, ha aceptado la aplicación del Índice Académico sin cuestionamientos. Los privilegiados lo aceptan porque no pone en riego sus privilegios, y los hijos e hijas de los pobres, de los trabajadores lo aceptan porque en la escuela le han enseñado que son incapaces de aprender, que el bajo promedio de notas que tienen es de su única responsabilidad.