El próximo 14 de marzo se conmemoran 121 años del nacimiento del insigne maestro margariteño Luis Beltrán Prieto Figueroa. Este ilustre, honorable, digno, probo y honesto maestro dejó una invalorable obra educativa, académica, científica, literaria, política, gremial y cultural.

Fue uno de nuestros diamantes del siglo XX, de esa talla, en ese nivel, con esa visión y con esa claridad no es que destacaron muchos. El maestro Prieto en sus discursos se refería a tres cosas que para él fueron esenciales en su proyecto: el niño (a), el maestro y la escuela.

Lo anterior, es descrito por Amaranta Rojas citando a Guillermo Luque: "a Prieto le dolió la escuelita de Gómez y dentro de su concepción; la escuela como espacio cobró un lugar importante y en eso también innovó". El hecho de crear fuera del Estado, de la Iglesia y del férreo poder gomecista, una organización de maestros llamada "Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria" lo convierte en un visionario, hombre tenaz e iniciador de la organización de la sociedad civil del país.

El lema de aquella Sociedad de Maestros que luego transforma en la Federación Venezolana de Maestros era "Por el niño, por la escuela, por la cultura" en pro de darle carácter asociativo al naciente Magisterio organizado bajo el ideal de que la escuela como espacio para las oportunidades de acercar al pueblo a la cultura, de acercarse al conocimiento y de acercarse al poder.

Prieto logró producir transformaciones sociales y culturales que parecían imposibles de materializar, vistas como ideas utópicas expresadas en su obra "De una educación de castas a una educación de masas", escrita en un duro exilio, en la que también tuvo que librar una dura batalla contra quienes veían la educación como espacio para mantener el "Status Quo" imperante en la Venezuela de mediados de siglo XX.

El carácter laico de la educación dentro de su concepción de Estado Docente lo convierte en un sabio que supo definir nuevas ideas de lo que debía ser la educación de la Venezuela democrática. Es coautor de la Ley de Educación de 1948, base de las leyes que siguieron y que delinearon la garantía del acceso a una educación gratuita siendo el maestro eje impulsor de la educación de masas que en nuestro país se extendió con mucho éxito hasta la universidad.

Por si fuera poco, el maestro Prieto Figueroa es el padre creador del INCE una institución vanguardista que combinó con muchísimo acierto el estudio y el trabajo en la que logró la concertación con los sindicatos, los empleadores, el Estado y los educadores. Se trataba de una experiencia realmente innovadora no solamente en materia de formación técnica, también en términos de enseñanza y de inclusión educativa de la población. En todo momento la escuela y el maestro fueron dos fuertes pilares de su tesis sobre el Estado Docente.

El maestro Prieto Figueroa insistió hasta el cansancio que el maestro debía obtener su cargo por méritos propios por sus cualidades profesionales, éticas - morales, y no por palancas o preferencias políticas. Sobre todo a que no se obligará a los maestros a participar contra su voluntad en actos políticos o religiosos y mucho menos a los estudiantes, que de ninguna manera se debía hacer proselitismo partidista dentro de la escuela.

Fue tolerante con las diversas corrientes políticas y prácticas religiosas, sin discriminación de ningún tipo, y sostuvo amistad con personalidades de distintas corrientes del pensamiento. Vale decir que cuando fue miembro del más importante partido político de la época, Acción Democrática, el maestro Prieto Figueroa era un hombre de muchas relaciones y mantenía amistad con militantes de otros partidos como Copei y el Partido Comunista, así como con sus colegas maestros y profesores.

Su librería Magisterio atendida por el mismo en el centro de Caracas, era muy concurrida y en donde solían formarse interesantes tertulias en las que también participaban intelectuales y gente que no tenía nada que ver con la política partidista.

En su obra, "Los Maestros, Eunucos Políticos" el maestro Prieto Figueroa nos señala que: "el más político de los ciudadanos debe ser el maestro y siendo el más político será el menos politiquero, porque será el hombre que crea, el hombre del pensamiento y de la idea, el que orienta y estimula, el que detendrá todo amago de arbitrariedad y toda opresión…".

Hoy su obra se quiere mantener en el olvido, las organizaciones e instituciones que fundó se encuentran en un profundo deterioro estructural, ético y moral. Sin embargo, sigue vigente su pensamiento fuente de inspiración para quienes asumimos una responsabilidad tan grande como la de educar. Sus libros son consulta obligatoria en las más importantes universidades de América Latina y del mundo. El pueblo lo recordará siempre como "el maestro Prieto", el forjador de hombres y mujeres valiosos y el encomendador de las esperanzas.