El hazmereir de la UCV

"El que se miente a sí mismo y escucha sus propias mentiras llega a no saber lo que hay de verdad en él ni en torno a él, o sea que pierde el respeto a sí mismo y a los demás". Fiódor Mijáilovich Dostoyevski.

Se ha dicho, como un mantra y hasta el cansancio, que la Universidad Central de Venezuela (UCV), constituye "la casa que vence la sombra"; que es "un lugar de enseñanza y educación que se imparte como vehículo para salir de la oscuridad y que significa la "casa creadora de los profesionales por excelencia".

Allí, se realizarían, el 26/05/2023, unas megaelecciones (estudiantes, docentes, trabajadores -activos y jubilados- y egresados) para elegir a todas las autoridades universitarias. Sin embargo, por arte de birlibirloque y en un día donde estaban convocados 200 mil electores, se decidió suspender el acto, que no constituye cualquier cosa y que tampoco no fue un error de cálculo por parte de la Comisión Electoral.

Como profesor titular y jubilado de la UCV, consideré esa decisión de suma gravedad y de inmediato comenzó mi cerebro a rebobinar hechos pasados, también graves, ocurridos en nuestra alma mater y pasaron muchos. En este sentido, recordé, en particular, los ocurrido aquel 19 de septiembre del año 1994, siendo Rector Edmundo Chirinos, quien, atendiendo a las medidas de austeridad anunciadas por el gobierno de Jaime Lusinchi de restricción del gasto público para paliar la situación de crisis del país, decide seguir los pasos de otras autoridades y recortar gastos de los servicios estudiantiles como pasantías, becas y comedor, entre otras.

Esa decisión significaba para los estudiantes venidos del interior un duro golpe, pues se estaba hablando de un servicio que era usado en su mayoría por personas de bajos recursos. Ese día, 19 de septiembre, sesionaría el Consejo Universitario, y los estudiantes de Maracay, en asamblea, deciden dirigirse a Caracas a exigir un derecho de palabra. Ante la negativa por parte de las autoridades de utilizar las unidades de transporte, deciden entonces tomarlas. El rector, sabiendo en el lío que se había metido, se comunica con las autoridades de Relaciones Interiores (Octavio Lepage ministro y viceministro Cesáreo Espinal Vásquez) para que se impidiera el paso de los autobuses.

Eso genera que la Guardia Nacional (al mando del teniente coronel José Vizcuña), hiciera uso de ametralladoras y escopetas de perdigón contra un grupo de no menos de 200 estudiantes, quienes estaban totalmente indefensos y desarmados

Al llegar la noticia a Caracas, los estudiantes de la UCV decidieron realizar una asamblea en el Aula Magna para discutir acciones a tomar, a la cual se presenta el rector argumentando que su actuación era más bien de protección de los estudiantes que venían manejando y, por supuesto, los ánimos se calentaron y los gritos, insultos y abucheos no se hicieron esperar. Y hasta la cabeza del rector Chirinos se pidió en ese emblemático lugar, haciendo recordar que en el Nuevo Testamento, Salomón pide la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja.

Los estudiantes de Maracay, que logran romper el cerco y llegan al lugar indicado, arrojan camisas ensangrentadas a la cara a Chirinos, le arrancan el bisoñé y, ante la exaltación de los presentes, la seguridad lo saca por la puerta trasera.

Suceso éste que pasó a denominarse la Masacre de Tazón" y marcaría para siempre el rectorado de Edmundo Chirinos, quien no podía presentarse a acto académico alguno porque el rechazo era generalizado. Después de esto hubo varias acciones, declaraciones, manifiestos, renuncia temporal y hasta un referéndum para decidir si renunciaba o no.

Sobre la suspensión de las elecciones de la UCV, diríamos que la inteligencia tiene sus límites, porque así como la inteligencia de los europeos ha quedado en entredicho por su incondicionalidad con la política gringa en el conflicto de Ucrania, así mismo ha quedado en franco cuestionamiento la terquedad de estos profesores de la UCV, que conforman la Comisión Electoral, quienes han dicho y reiterado, una y otras vez, que se oponen a la utilización de las máquinas del Consejo Nacional Electoral (CNE), levantando la bandera de la autonomía universitaria.

Para la comunidad de la UCV está claro que la gran responsable de este desastre tiene nombre y apellido: Cecilia García Márquez, la rectora vitalicia según Wikipedia, quien, afortunadamente para ella, estamos en presencia de un momento en donde los estudiantes son los de las redes sociales y el internet, y no de aquellos de la época de Edmundo Chirinos.

En esta época de la infodemia ese hecho quedará marcado para siempre y la noticia más importante sobre la UCV que circula (y circulará) por el mundo, es la incapacidad de unos profesores universitarios, prepotentes y "sabe todo", de organizar esas elecciones.

Todos los aspirantes a ser autoridades se han pronunciado rechazando este espectáculo. Entre ello debo destacar, en este artículo, lo dicho por el candidato a rector de la Universidad Central de Venezuela (UCV) por la plancha Juntos por el Patrimonio, Doctor Miguel Alfonzo, quien considera que la Comisión Electoral engañó a la comunidad ucevista y al país. Dijo que "Esto no fue al azar" y que "montaron una planificación cuando se presentó el cronograma electoral desde enero y llega hoy y nada estaba controlado. El miércoles en el Consejo Universitario aseguraron que todo estaba bajo control y planificado, aseguraron que el material y el cotillón electoral estaba listo. Aseguraron hoy mismo (este viernes) que se había repartido el cotillón electoral a las 8:30 am, cuando a las 2 de la tarde el 80% de las mesas estaban cerradas".

Asimismo, Alfonzo denunció que el Consejo Universitario decidió un presupuesto de 71 mil dólares para este proceso, cuando el CNE les había ofrecido el apoyo técnico. "No aceptaron alegando que era una violación de la autonomía. La UCV no merece esto, los estudiantes, los profesores, los trabajadores ucevitas no merecen esto. La UCV tiene que dar respuestas".

Ante la decisión del Consejo Universitario que las elecciones se realicen el 09/06/2023, surgen las siguientes interrogantes: ¿Estará esa misma Comisión Electoral en capacidad de realizarlas? ¿Por qué insistir en la terquedad de no hace uso de las máquinas del CNE? ¿Quién responderá por los miles de dólares perdidos?

Finalmente: ¿Qué hacer para que la UCV se quiete el mote del hazmerreir y siga siendo "la casa que vence la sombra"?



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Franklin González

Doctor en Ciencias Sociales, UCV. Sociólogo, Profesor Titular, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Profesor de Postgrado en la UCV, la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela y en el Instituto de Altos Estudios ?Pedro Gual? del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Fue embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.

 framongonzalez@gmail.com

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