Cuando se aborda la línea del tiempo de la educación, lo primero que salta a la vista, es que lo que prevalece en el centro de esta es el problema del poder y sobre todo de aquel que se origina en aquella modernidad capitalista donde todo resultaba ser inmutable y sólido pero que súbitamente ha adquirido la fluidez de lo líquido y es engullido por las lógicas glotonas del capital. Entonces, la pregunta ocurre automáticamente, ¿a quién sirve tal modelo educativo?, luego, su respuesta, nos va facilitando las luces para responder y dar cuenta en este momento histórico de ¿para qué?, ¿por qué?, ¿cómo? se hace educación en Venezuela. Este artículo está pensado para abrir el debate en la búsqueda de esas urgentes respuestas.
Hoy asistimos a un escenario mundial donde toda la civilización del capital está modificándose; su organización y funcionamiento. Evidentemente que estas perturbaciones profundas por las que está atravesando el sistema capitalista no son coyunturales sino una crisis estructural. Ciertamente, sus lógicas de hegemonía no se ven afectadas, siguen intactas. Pero, al mismo tiempo asistimos, a un escenario de crisis nacional muy desastroso, protagonizado por las dos minorías burguesas enfrentadas por el poder y el reparto de la riqueza de la república. Es decir, lo que está en desarrollo en Venezuela es la crisis del capitalismo. Y sólo será revolucionaria cuando el pueblo venezolano ocupe el escenario con un programa y una organización política propios.
En Venezuela, desde hace algo más de una década, después de la muerte de Chávez, y defenestrado el chavismo de la conducción del estado, y con el ascenso de la fracción contrarrevolucionaria madurista al poder, se inicia un proceso de reconexión con el neoliberalismo. Se derribaron todas las políticas públicas nacionalistas que se llevaron a cabo con Chávez, las cuales apuntaban a la protección y al cuidado del pueblo, y en su lugar, se intensificó un plan de mercantilización y expropiación del trabajo, la naturaleza y la vida.
Y la educación nacional y popular no fue exonerada de este ataque de la refundación del capitalismo neoliberal comandado por el madurismo. En menos de una década, ya se podían sentir los efectos devastadores del neoliberalismo sobre la educación. La calidad de la educación que se había alcanzado se vino abajo. Hoy en Venezuela el sistema público de educación dejó de estar enlazado al proyecto de país que se necesita, lo que se enseña no está en correspondencia ninguna con las necesidades de la realidad nacional, lo que prima ahora son falsas estadísticas sobre una realidad ficticia, que existe solo en las mentes de la burocracia. Y la causa de esto puede encontrarse en que simplemente se abandonó el objetivo histórico de construir un país y todo se redujo a la activación de un mercado moderno de mano de obra esclava para ser vendida a las transnacionales. Y en ese ámbito la educación se ejerce a través de los refinados mecanismos de la opresión.
Por todo lo antes expuesto, es que hemos venido sosteniendo, que la comunalización de la educación, debe asumirse como una filosofía liberadora de la educación nacional que le de sostén epistemológico nuevo y un cuerpo axiológico a lo que debería ser nuestro sistema público de educación. En tal sentido, la comunalización de la educación tiene como objetivo pedagógico estratégico, sacar de raíz a la vida de la racionalidad mercantilista, y precisar su ubicación como un bien público inapropiable, y sustanciar además al máximo su condición de ser un valor de uso, a través de la cual se reproduzca más vida en toda su diversidad, belleza y plenitud.
Pero, vistas así las cosas, tal cual como lo formulamos en el párrafo anterior, hay que decir entonces, que la comunalización de la educación no se limita a una propuesta por la reforma educativa, ella es componente de una teoría revolucionaria más general sobre la trasformación radical de la sociedad, porque la comunalización de la educación es un "vino nuevo que ha de beberse en odre nuevo". Dicho en otras palabras, la comunalización de la educación como un valor de uso solo puede desarrollarse en el seno de una sociedad nueva, de una cultura contrahegemónica, anticapitalista donde se cultiven las relaciones de una sociedad de productores de vida libremente asociados. En resumen, la comunalización de la educación no puede llevarse a cabo en el marco del capitalismo y este sistema en crisis y catastrófico es precisamente lo que gobierna y tiene a Venezuela hundida en el empobrecimiento.
En conclusión, para emprender el camino de la comunalización de la educación la misma exige retomar el camino que se inició una vez con Chávez y la revolución bolivariana, momento histórico aquel que guiados por el plan de la patria original 2013-2019 se avanzaba hacia la transición socialista. Porque, mientras persista este presente nefasto, teniendo a las dos burguesías en el poder, la madurista o la maricorinista, la comunalización de la educación es un blanco a inhabilitar porque no responde a los intereses de ninguna de las dos burguesías, ya que la comunalización de la educación es hacer la revolución socialista.