En todas partes los oposicionistas, ahora nos andan sacando la Constitución bolivariana y restregándonosla en la cara. Antonio Ledezma, imitando al Presidente Chávez, cada vez que va a hablar en público pela por una que lleva en su saco. Pero Ledezma la maldijo, dijo que nos llevaría al comunismo, que destruiría al país y que en cinco años no tendríamos patria. Ya lleva diez años. Antes, la quemaban, la pateaban, la destrozaban. Dentro de un año cogerán la Ley Orgánica de Educación y la defenderán más que a los Evangelios. Así son, así han sido siempre. Pero en todo van fracasando, en todo van frustrando a su gente. Las vejucas vestidas de negro que se colocan por el Colegio La Salle o por los Mac Donald’s ya andan visitando tiendas para renovar las vestimentas porque las han gastado sin lograr nada. Y pensar que les queda por delante como mil batallas más. Si Rómulo Gallegos viviera, escribiría una segunda parte de “Pobre Negro” que llamaría “Pobres Negras de Luto falso”. Porque en esta gente todo es artificial: sus mocos, sus poses, sus alrmas y sus gritos.
¿Pero será verdad que esta gente se cree los cuentos que inventa sobre la Patria Potestad de sus hijos que están a punto de perder? ¿Será verdad que esta gente que tiene a sus hijos en colegios privados sabrá si de verdad los tiene o los ha perdido para siempre? ¿Sabrá si consumen o no droga? ¿Sabrá lo que ven por Internet? ¿Sabrá a dónde se meten cuando anda a altas horas de la noche por las calles de la muerte o de la prostitución? ¿Qué hacen con los carros de lujo de sus papis? ¿Qué le importará más a esta gente, los carros de lujo, las marcas de las ropas o la historia patria? ¿Qué le importará más a los hijos de estos seres, visitar un Sambil o el Panteón Nacional, o nuestros barrios? ¿Leer a Harry Potter o al Diario De Bucaramanga? Es la gente que salió a celebrar la frase aquella del rey “¿Por qué no te callas?”, ¿y por qué será que ellos sí saben callar y les parece honorable que un rey nos mande a callar? Triste y deprimente vida la de esta gente. En verdad que no creen en Dios ni respetan para nada nuestra religión católica, pero se llenan la boca diciendo que la nueva Ley sacará a patadas a Jesucristo de las aulas de clase. Todos respetamos a nuestro Señor Jesucristo, esté en un aula, en una terminal, en un mercado o en un banco. Pero ellos lo que persiguen es el terror, la mentira, la estupidez, la falacia. Ellos, los obispos, cuántas veces han deshonrado los valores más sagrados mintiendo, calumniando y metiéndose en el mundanal ruido de la politiquería. Eso es no sólo sacar a Jesús de sus sagrados aposentos sino matarlo, denigrarlo, humillarlo.
Ahora esta Ley, nos recuerda el doctor Heriberto Gómez, “reivindica el histórico error de falta de sensibilidad democrática en las universidades donde no se permitía desde su existencia, hasta el pasado 15 de agosto, que obreros y empleados pudiesen elegir, junto con el resto de la comunidad, a las autoridades universitarias. A partir de esa fecha, las cosas son distintas. El voto del obrero y el voto del empleado serán necesarios para que una autoridad pueda ser elegida como rector, vicerrector, secretario o decano.” Quién puede estar contra esto sino los locos, los falsos y canallas.
Mucho menos la LOE atenta contra la autonomía universitaria. Eso sí, la LOE le va a poner coto a la tiranía de las autoridades que durante décadas ha venido despreciando a los empleados, trabajadores y estudiantes. Eso se acabó. De dónde irán a sacar ahora tanta plata para comprar a tanta gente. Esta fue una lucha muy vieja que ahora la revolución le cumple a la comunidad universitaria. Ahora de verdad los obreros y empleados serán considerados de tú a tú como solemnes miembros de la comunidad universitaria con derecho a voz y a voto. Ahora sí existen.
Porque en realidad el rector de una universidad no sólo es electo para dirigir la política de la comunidad académica, lo es también para dirigir la política de la comunidad universitaria en general, con todo adentro: estudiantes, obreros, empleados y profesores.
Por otra parte, como sostiene el profesor Lílido Ramírez, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela reconoce la autonomía financiera de las universidades públicas en el artículo 109 donde dice: “las universidades autónomas se darán sus normas de…administración eficiente de su patrimonio bajo el control u vigilancia que a tal efecto establezca la ley“. Es decir, que este precepto constitucional representa un avance hacia la transparencia y “manos limpias” en la cuestionada administración del presupuesto universitario, que se apoyaba en el inciso 4 del artículo 9 de la Ley de Universidades de 1970, en el cual, simplemente, se otorga “la autonomía financiera y económica para organizar y administrar su patrimonio”. Esa autonomía, mal entendida y manipulada a su antojo por los grupos hegemónicos han destrozado a la ULA, y con la nueva Ley se reafirma el “principio originario de la autonomía financiera y económica para la comunidad universitaria” y no para las autoridades y, en el inciso 4 del artículo 34 establece claramente que las universidades públicas autónomas pueden: “Administrar su patrimonio con austeridad, justa distribución, transparencia, honestidad y rendición de cuentas, bajo el control y vigilancia interna por parte del consejo contralor, y externa por parte del Estado.” En fin, es para que todos nos congratulemos con esta nueva Ley, que dará sustento a una nueva educación y a una nueva patria.