Este domingo leí un escrito en un diario local del cual ellos, los dueños, dicen es el de mayor circulación en el estado, en el que un connotado ex izquierdista de los 60 y 70 y que luego cruzo, en los años 80, el paso hacia el capitalismo al cual defiende con denuedo porque hoy ese espacio se le abre para que con su pluma señale diferencias entre lo que sucede hoy pero olvidándose, adrede, de lo que él vivió ayer y los pensadores conscientes no deberían dejar el pasado atrás, sin dejar de darlo a conocer al lector de hoy, joven, preparado y con una alta posibilidad de manipulación desde el medio y con la información.

Ese amigo de ayer, de los hombres, de la historia y de su propia historia, dice abiertamente que este gobierno es incapaz y coloca en el muro dos fotos, el de la muerte de dos ciudadanos y el de la educación que presuntamente dejaron de recibir, por culpa del estado o del gobierno, en este caso.

En el primero, relacionado con la inseguridad, que un es fenómeno mundial, aunque vivido de manera diferente en cada uno de los 257 países que hacen vida en el globo terráqueo, es razonable sentir que la muerte de un ser querido es dolorosa, sea de la forma en cómo llegue, pero dolorosa al fin, pero decir, en el segundo de los casos, que esta muerte proviene porque ese joven no estudio o no tuvo acceso a una computadora para hacer de su vida algo mejor y achacarle eso a un gobierno, el que sea, es algo, aquí en Venezuela, traído de los pelos.

Es más, es una aseveración que nace de la ceguera individual y que desea convertir en pandemia entre los lectores del medio, que al fin también tiene los suyos, es decir, espera que alguien con alto nivel intelectual diga y escriba algo similar para que otro de su nivel, para no subir o bajar, piense que eso es cierto.

Si el tema de la educación en Venezuela es objetivo político, el que lo toque tiene, obligatoriamente, que difundirlo en sentido positivo porque los números en cuanto a inversión por parte del gobierno, en la materia, están a la vista, y mañana, en el 2010, el presupuesto nacional destina 45 % hacia la inversión en el área social y el tema principal de esa acción es la educación. La Misión Robinson, en sus tres fases, la Ribas, la Sucre y la Alma Mater, se enrumban hacia objetivos de dar plenas posibilidades hacia ese nuevo hombre que se busca se forme en la revolución bolivariana.

Inseguridad y educación va de la mano, siempre han ido de la mano pero nuestros gobiernos, los de ayer y el de hoy, dirigidos en sus distintos niveles no tiene la visión necesaria para entender esto y allí la razón porque desde hace cuatro años siguen abriendo legalmente mas negocios de ventas de bebidas alcohólicas que farmacias, por poner un ejemplo y ello de la mano de Concejales, legisladores locales, que autorizan para ese nacimiento y hacia atrás, lo hacia el gobierno central. Hoy en el municipio Caroní estaban permisados para expender la bebida de la muerte, licores, algo así como 1450 negocios y a esto súmeles los ilegales.

Frente a la Escuela de Medicina de la UDO en Ciudad Bolívar, a menos de 200 metros del Hospital Ruiz y Páez, y frente a la Aldea Bolivariana Angostura, donde funciona la Unefa y la Misión Sucre, funcionan dos depósitos de cervezas a la cual llegan con su carga mortal, mas de 100 gandolas en la semana que a nivel nacional le ofrecen sus productos a mas de 2.800.000 estudiantes de educación superior y un número mayor de jóvenes que cursan la educación secundaria.

Hay, y eso no lo puede negar nadie, más posibilidades de educación y gratuita para el joven y la joven, y los no jóvenes también, en el país y lo que si no hay es posibilidad de que eso se conozca porque los medios no difunden esa información. Porque no todo el mundo tiene acceso a internet ni puede o tiene cultura de comprar un periódico, o porque no todo el mundo que conoce de algo positivo lo difunde entre sus allegados o vecinos y, mañana, por lógica elemental, comenzaran a bajar esos índices de inseguridad que por cierto, no son difundidos por las autoridades sino por la prensa y la radio y la televisión. Serán verdad en toda esa dimensión?




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