Comienzan estas líneas alertando que no es una nota biográfica la que se pretende presentar; ellas van más allá de recordar que el Maestro Simón Rodríguez nació en Caracas el 28 de Octubre de 1769. Pensador y pedagógo venezolano, que inició una extensa carrera en la docencia en 1791, fue maestro y dirigió algunas escuelas, realizó innumerables viajes por Europa y América y se encargó 1de la formación de Simón Bolívar el Libertador, además de haber creado una destacada obra pedagógica.
Hecha esta aclaratoria, diremos que la pretensión es buscar más en el contexto socio- histórico del momento en que vivió el Maestro, para entonces encontrar al hombre y la dimensión de su mensaje, que hoy encuentra plena acogida en la sociedad socialista que estamos construyendo con los aportes medulares del pensamiento de Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y el Maestro Simón Rodríguez.
Hay ideas que no son del tiempo presente aunque sean muy pertinentes o demoledoras de viejos paradigmas, y ese fue el caso del viejo Samuel Robinson, o Simón Rodríguez como nos medio enseñan a llamarlo; porque poco nos han presentado al Maestro Simón Narciso Jesús Rodríguez, el cual era su verdadero nombre.
Decía el mismo Maestro Rodríguez “Por querer enseñar más de lo que todos aprenden, pocos me han entendido, muchos me han despreciado y algunos se han tomado el trabajo de perseguirme”
Estas notas recordatorias del aniversario de su natalicio, estarían escuetas si nos dedicamos a una simple semblanza microbiográfica del Maestro y no hurgamos con mayor profundidad en el contexto socio-histórico que le tocó vivir. Por ello vamos a ubicar algunas características del entorno propio de su tiempo, a fin de entender con más precisión el trabajo trunco del gran Maestro del Libertador, Simón Narciso Jesús Rodríguez.
Hubo acontecimientos a nivel mundial que contribuyeron de una forma u otra al desarrollo del pensamiento político- pedagógico del Maestro Simón, dentro de estos algunos son notables como la Revolución Francesa, había sido declarada la independencia de Haití. 1.789 con la sublevación de la población negra contra el imperio francés, el imperio español estaba decayendo y era impuesto Napoleón Bonaparte como emperador, en ese marco y por esta geografía colonial se producía la sublevación de Gual y España, y la rebelión del negro Andresote; se había producido la declaración de Independencia de los Estados Unidos. Y así un conglomerado de hechos que marcaron hito en la historia colonial.
Pero además de todos esos acontecimientos exteriores, restringidos como información para las mayorías, importante es analizar el contexto socio-cultural-educativo de las colonias, para poder determinar las dificultades con las cuales luchó nuestro Maestro. La Monarquía española a través de sus representantes y la iglesia controlaban la vida de las familias caraqueñas, prohibían la lectura de determinados libros y la educación era conforme lo señalaba el poder eclesiástico; de tal manera que el imperio español impuso su cultura, su religión, sus leyes, se produjo entonces la cultura de la dominación, de la explotación y de la exclusión social con una clara diferenciación de clases sociales: los blancos peninsulares, los blancos criollos, los pardos, los mestizos, indígenas y lo esclavos
Ante ese cuadro de sucesos propios y extraños, es que el Maestro va construyendo su pensamiento político- pedagógico, recogido en una de sus obras monumentales “Sociedades Americanas”, aunque gran parte de su creación se destruyó en un incendió ocurrido en Guayaquil.
Esa construcción teórico- pedagógica no podemos pegarla como una calcomanía al proceso político educativo bolivariano, necesario es identificar los tiempos , los sujetos y el contexto, para que ese pensamiento se materialice en obras concretas y no se repita como palabras de moda y vacías de contenido.
Aquí de lo que se trata es de internalizar que el proceso educativo es esencialmente un proceso político; que la educación es liberadora, o conservadora y defensora de un sistema de dominación. Y la que Simón Rodríguez planteaba y que hoy recoge y recrea la revolución bolivariana es liberadora, de allí su similitud y su contextualización. Con esa visión Rodrigueana, se articula el siguiente pensamiento” Se ha de educar a todo el mundo sin distinción de razas ni colores. No nos alucinemos: sin educación popular, no habrá verdadera sociedad. Lapidario este pensamiento y que nuestro proceso revolucionario redimensiona en los artículo 102 de nuestra Constitución y en el 3 de la Ley Orgánica de Educación, reivindicando la educación como un derecho humano y formadora de valores y principios.
El Maestro era un tenaz fustigador de la educación memorística y sin pertinencia social, aquella educación que solo sirve para enajenar a los humanos, la que desarraiga y no forma, sino que se repite como loros (papagayos), decía el Maestro” mandar recitar de memoria lo que no se entiende, es hacer papagayos. No se mande, en ningún caso, hacer a un niño nada que no tenga su «porque» al pie”.
Todavía quedan muchas cosas que decir del Maestro, que no podremos abordar por ahora, pero no finalizaremos, sin tocar dos aspectos que él no pasó por alto en su tiempo y que nosotros en el nuestro tampoco dejaremos de mencionar; se trata del papel que jugó la iglesia como instrumento de dominación ideológica, el secuestro del conocimiento y la privatización de la educación: en cuanto a la religión señaló, ” Servirse del nombre de Dios, para respaldar injusticias, es BLASFEMIA”. Igualmente con fiereza y agudeza pedagógica atacó la cultura de la privatización y el secuestro del conocimiento por parte de una élite privilegiada, cuando afirmaba “Los conocimientos son PROPIEDAD PÚBLICA… Si los pobres no tienen derecho al Saber, si se les enseña…i que, quien los enseña i cómo … entre los que vemos con desdén, hai muchísimos que serían mejores que nosotros, si hubieran tenido escuela… hacer negocio con la educación es…diga el lector todo lo malo que pueda, todavía le quedará mucho por decir.”
Por ello es que, en los colegios fundados por Simón Rodríguez aceptaba, indígenas, muchachos pobres y esto escandalizaba a los godos de las ciudades de aquella época y nosotros en los actuales momentos bajo las banderas del socialismo bolivariano, robinsoniano y zamorano, decimos: educación en todos los rincones de la patria, inclusión y oportunidades en igualdad de condiciones para todos y todas; educación solidaria, pertinente y endógena hoy, como legado temprano a las futuras generaciones.
Finalmente nos quedamos con Simón Narciso Jesús Rodríguez y evocando su pensamiento abrazamos “la Libertad de pensar”, es decir la libertad de ser “nosotros mismos”, no somos europeos ni somos norteamericanos, somos hijos de la madre tierra, tenemos un tiempo histórico, somos el aquí y el ahora, somos el ser, el conocer y el sentir de un pueblo con identidad, histórica y geográfica, costumbres, tradiciones, planes y proyectos, sueños propios, pero que nos reconocemos en la convivencia. Somos una cultura llena de creatividad, y significados vivientes, pues existen un conjunto de significados y prácticas de lo latinoamericano y caribeño, con una secuencia, un proceso, una memoria histórica en nuestro pasado y presente.
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