Ayer, dos alumnos de la Universidad Bolivariana de Venezuela, cursante del último año de Arquitectura, en busca de apoyo para aplicar encuesta para el proyecto que elaboran para su graduación, después de ellos exponer lo que requerían, me dejaban perplejo y asombrado cuando a una pregunta sobre si conocían que era un Consejo Comunal y si conocían de la existencia de la Ley del Servicio Comunitario de Educación Superior, su respuesta fue negativa.
Por casualidad, dos horas más tardes nos visitaron dos profesionales de la ingeniería de sistemas y en una conversación informal y con una sinceridad fuera de lo común, reconocieron no conocer del tema más que forma superficial , pero son docentes de una casa de las luces del proceso y la ley tiene algo como mas de 4 años y dos meses de promulgada.
Esa situación de desconocimiento, en ambos niveles, es decir, estudiantes y docentes, debería de ser motivo de revisión por las autoridades de las universidades y por la del gobierno nacional que rige la vida de las mismas desde el punto de vista de la ley y reglamentos y es más, del contenido de la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela. Ello implica la adecuación en tiempos cortos de la recién promulgada Ley Orgánica de Educación y todas aquellas especiales que deben de nacer de esta última, así como sus reglamentos.
El caso de los dos ejemplos tiene un génesis que viene de la educación primaria y secundaria, porque allí también, los alumnos como cosa lógica, no tienen acceso a este tipo de información pero los docentes de esos niveles, son a mi criterio, los que por mayoría silenciosa se oponen a estos cambios que vive el país, claro, en este caso tienen que acogerse al cumplimiento de la ley pero si tarda en su aplicación, pues esa oposición a lo adentro en la educación hará que tarde más tiempo en tiempo en que el cambio llegue y produzca los efectos deseados.
Lo anterior lo acentuó con otro ejemplo cuando entrevistaba a un medico venezolano, joven, de 34 años, y quien a una pregunta del suscrito, el galeno respondía que no sabía que era un CDI, es decir, un Centro de Diagnostico Integral y que a pesar de trabajar en un hospital público nunca había visitado uno.
Ante esta pequeña muestra solo nos queda preguntar, por ejemplo, ¿ Cuando y como se relacionaran los Consejos Comunales, sus voceros, con las escuelas, los liceos y las universidades y sus autoridades voceros?. Pues, pasaran unos cuantos días y lunas para que ambos entiendan que con la organización comunitaria los centros de enseñanzas podrán acceder al crecimiento en el orden de infraestructura, de ciencia, de tecnologías, de deportes, recreación, teatro, bibliotecas, de adecentamiento ambiental de esos espacios y por supuesto todo esto implica crecimiento institucional y personal, mas felicidad o posibilidad de acercarse a ella y por supuesto, la sociabilización de esa actividad humana, el humanismo en su esencia.
Por supuesto, esto implica que desde la escuela inicial hasta la universitaria, y la de cuarto nivel están obligados a aceptar que estamos en el siglo XXI y que debemos adaptarnos a los cambios que implican el salirse del camino que nos llevaba a la debacle como especie y asentir que el que se está tratando de sugerir se tomo como bastión para la defensa del ser humano y de la tierra, del planeta. Colocando un ejemplo, es inaceptable que el programa de la carrera d Enfermería no se toque el tema de las metas del milenio y normas de carácter internacional en el tema. O que los estudiantes de Economía se gradúen sin conocer siquiera la estructura del estado, ya nacional, regional o local. Que un graduando, en cualquier carrera solo conozca del área en que se formo. O que no conozca la historia o la geografía del país, del estado o del municipio. Es un mal que tenemos allí como un inmenso iceberg que lentamente se derrite producto del recalentamiento global. Y esta es solo la punta. O inventamos o erramos.
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