Existe una afirmación de que un desarrollo industrial debe pasar primero por el desarrollo de la agroindustria, es decir que el desarrollo industrial del campo se puede convertir en el motor para la industrialización del país. Esto sería cierto siempre y cuando la mecanización del campo sea consecuencia del desarrollo de maquinarias por parte de empresas nacionales, porque de no ser así serán los proveedores de maquinarias de otros países los que harán grandes negocios con la construcción de estas maquinarias.
Actualmente se tienen convenios por el orden de los 263 millones de dólares con la República de Argentina para el suministro de maquinarias agrícolas tales como cosechadoras, cabezales maiceros, tolvas, tractores, sembradoras, pulverizadoras, plantas de silo y de procesamiento de alimentos, equipos de labranza, equipos de riego, maquinaria para forraje conservado, fertilizadoras, ordeñadoras, balanzas, etc.. así como la asistencia técnica y entrenamiento de técnicos venezolanos. Actualmente este sector está pasando por una crisis depresiva por falta de mercados, de manera que las compras que Venezuela está haciendo a ese país está reactivando al sector de fabricantes de maquinarias y por lo tanto se descarta la fabricación de algunas de estas máquinas en Venezuela, como consecuencia no habrá ninguna transferencia tecnológica por lo menos en lo que se refiere al área metalmecánica.
Ahora bien, si estos convenios contemplan la transferencia tecnológica se debe entender que se le entregará a los venezolanos el diseño de cada una de las maquinas, especificaciones de construcción, especificaciones de materiales y condiciones del proceso, así como las máquinas herramientas requeridas para el mecanizado de las partes. Cualquier ofrecimiento distinto a esto convierte la transferencia tecnológica en una utopía y significa que de nuevo perderemos oportunidades de desarrollo y verdadera transferencia tecnológica.
En el país contamos con talleres que han demostrado su capacidad para la construcción de sofisticados equipos en el país tales como Reactores, Columnas, Intercambiadores de Calor, Torres de enfriamiento, Tanques de almacenamiento de combustibles, etc. que se conocen como equipos estáticos. En la construcción de estos equipos se ha avanzado mucho, la mayoría para la industria petrolera que ha sido el motor fundamental para la promoción y desarrollo de estos talleres metal mecánicos.
De igual manera en Venezuela se cuenta con excelentes talleres de mecanizado que poseen capacidades y habilidades para fabricar en el país este tipo de maquinarias agrícolas, que desde el punto de vista de construcción ofrecen menos dificultades tecnológicas que las aportadas a la industria petrolera. El actual desarrollo de las actividades del campo nos ofrece la oportunidad de desarrollar esta otra industria como es la de fabricación de maquinarias agrícolas.
Una propuesta de desarrollo tecnológico requerirá de la creación de centros de investigación en el área de máquinas-herramientas y propias del agro, hoy en día no contamos con ninguno de estos organismos pero si contamos con la habilidad de reproducir diseños ya probados con un mínimo de esfuerzo, se disponen de los recursos para ser invertidos lo que falta es la capacidad de aglutinar nuestras potencialidades e incorporarlas al proceso de industrialización del campo. Sería un imperdonable error repetir el modelo de modernizar el país con maquinarias importadas que al cabo de algún tiempo por desgastes y requerimientos de mantenimiento se convertirán en chatarra.
Debemos entender de una vez por todas, que avanzaremos en la conquista de nuestro desarrollo tecnológico en la medida que se nos planteen las dificultades y seamos capaces de vencerlas una a una. Lo que resta es crear las oportunidades, Venceremos.
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