Si el Presidente norteamericano Donald Trump continúa su política de agresión contra la República Bolivariana de Venezuela e insiste en no importar más crudo venezolano, le va a pasar como chacumbele, porque prohibir las exportaciones petroleras venezolanas hacia los Estados Unidos va a afectar al conglomerado de refinerías de ese país, cuyos procesos operacionales están adecuadas a los crudos pesados venezolanos, corporaciones como Valero Energy y Chevron son dos de las corporaciones que sufrirán las consecuencias de esa desacertada política del maniático Presidente norteamericano. Venezuela no solo exporta crudo hacia los Estados Unidos, también exporta combustible para aviones y trae desde los Estados Unidos, diluente para su uso en el transporte de los crudos pesados de la faja.
La compra de la Corporación Valero es aproximadamente entre 200.000 y 300.000 b/d para el consumo de sus refinerías en los estados de Texas y Louisiana, luego le sigue en ese orden de consumo Chevron.
Es cierto, que en estos momentos la producción de crudo esquisto puede sustituir al crudo venezolano, pero en el corto y mediano plazo traería fuertes pérdidas al sistema de refinación norteamericano e impactaría su mapa energético y financiero, por dos razones, una, comprar crudo venezolano sale más barato que producir crudo de esquisto y la segunda razón es que la red de refinerías desde Texas hasta Mississippi invirtieron billones de dólares para adecuar su patrón de refinación al crudo pesado proveniente de países como Venezuela, Colombia y Ecuador. El planteamiento de Trump no pasa de ser una bravuconada ellos pierden más que Venezuela si prosiguen con el planteamiento de dejar de comprar crudo venezolano, el crudo venezolano tranquilamente puede ir hacia otros países consumidores como por ejemplo China.