Citgo, se ha convertido recientemente sin lugar a dudas, en uno de los activos más controversiales de Petróleos de Venezuela. Dicha controversia es impulsada por la creciente e inédita lucha de poderes que ha tomado cuerpo en el país, aunque particularmente promovida desde los centros del poder financiero transnacional. Producto de tal controversia, dicho activo pudiese estar al borde de enfrentar un grave deterioro y descalabro en sus estados financieros, dejando al desnudo su verdadera esencia.
Este conglomerado de unos 745.000 B/D de capacidad de refinación, red de distribución independiente, intereses en oleoductos, capacidad propia de almacenamiento y diversos terminales de productos, recibe cerca de 90 tipos de crudo distintos, desde aproximadamente unos 65 suplidores distribuidos en alrededor de 20 países; entre ellos Venezuela. Aunque para 2006, PDVSA holding suplía en exceso al 30% de los requerimientos totales, hoy dicho volumen constituye alrededor del 25%, dirigidos fundamentalmente con destino las instalaciones de Lake Charles, en unos 185.000-190.000 B/D de crudo mejorado Merey.
Malapraxis en Acción:
En declaraciones recientes, la cabeza "de facto" de Citgo Luisa Palacios, expresa lo siguiente; "la filial de PDVSA en Estados Unidos tiene un plan de contingencia para afrontar la coyuntura de no recibir temporalmente crudo venezolano, pero señaló que esta situación no es catastrófica para la compañía porque ya desde el año pasado, 75% del petróleo que procesa se le compraba a 19 países" [http://www.petroguia.com/pet/noticias/petr%C3%B3leo/luisa-palacios-%E2%80%9Ccitgo-puede-ayudar-venezuela-recuperar-su-sector-petrolero%E2%80%9D]. Traducido en palabras llanas, lo que quiso decir es que tiene alineado a sus "nuevos traders"/suplidores de "confianza" en la manga para sustituir la dieta de crudos Venezolanos, sin advertir las graves consecuencias que ello podría constituir para nuestra filial en Texas.
En su poco "sustanciosa" declaración, la "cabeza de facto" de Citgo ha dejado entrever en su corta permanencia, un profundo desconocimiento a cerca de la empresa que por ahora tienen en sus manos. Y no es casualidad que esta comunicadora social egresada de la UCAB en 1992, nunca ha pasado por industria petrolera alguna y su exposición en la dirección de una empresa verticalmente integrada es inexistente. Evidentemente, Guaido y su grupo han puesto en manos de aprendices la toma de decisión y el destino de una empresa que mantiene un cerrado margen de maniobra, apenas sostenido por descuentos y beneficios contables recibidos desde Venezuela. Nada distinto a lo que han venido criticando sobre Petróleos de Venezuela.
La Verdadera Citgo:
Citgo opera (al menos hasta unos meses atrás) bajo la figura del "netback", al menos para el caso del crudo Merey. Una formula basada en el precio efectivo del productor (en este caso); es decir Petróleos de Venezuela, S.A, que normalmente deduce del precio del crudo, los ítems de regalías, impuestos y costos de transporte.
Con la única excepción saudita, barril a barril PDVSA posee ventaja relativa indiscutible respecto a México, Canadá y EEUU en cuanto a costos de producción, sin incluir los márgenes de descuento de hasta US$6 @ US$8 pb., que tradicionalmente acostumbra ofrecer para dicho mercado. Por su inmejorable posición geográfica, también posee un menor costo comparativo de transporte respecto a Canadá y KSA, siendo competitivo con México en dicho renglón (dirty freight "WS" rate).
En el caso de Canadá, solo los costos de transporte hasta el Golfo de México desde Alberta añaden entre US$15 @ US$20 por cada barril. En general y como "regla de dedo", normalmente los costos de transporte por tubería suman unos US$4.5 @ US$5.5 por barril, mientras que por superficie (tanquero) entre US$1.0 y US$1.5 per barrel per 1.000 millas.
Desde la perspectiva de Petróleos de Venezuela, la entrega de crudo a Citgo bajo las condiciones que lo ha venido haciendo, no es más que una transferencia solapada de las ganancias de la nación Venezolana, al tesoro estadounidense. Ahora bien, bajo la perspectiva de Citgo, dicho suministro constituye la única piedra de salvación de dicha corporación, no porque no puedan ser sustituidos, sino porque a partir del descuento y las condiciones de dicha venta, es de donde verdaderamente proviene el grueso, sino todas "las supuestas ganancias" que refleja Citgo.
Todo ello ha sido materia de controversia en el pasado. Pero la realidad es que ese velo de eficiencia y conveniencia que se ha querido tejer alrededor de Citgo, será develado pronto, quedando expuesta su verdadera cara, de llegar a ser el caso que esos barriles nuestros llegasen a ser reemplazados. No por casualidad, el costo de adquisición de crudos y productos no Venezolanos como fracción de los costos totales se ha acelerado vulgarmente, a partir del segundo lustro de los 80; cuando PDVSA aun estaba en "meritocracia". Estos pasaron de un 3.3% en 1985 a más del 50% en 1990, significando ello un crecimiento del 1.400% aproximadamente.
De allí hasta 2016 estos costos se han venido moviendo en una ventana que oscila entre 42% y 62% del costo total, estimándose que para 2017 al presente, dicha fracción se haya catapultado hacia un nivel que podría bien exceder el 65% @ 70%, impulsado por el incesante encarecimiento de esos barriles de Crudos No Venezolanos. Esos mismos barriles que dice la recién estrenada aunque poco experimentada CEO de Citgo dice tener listos, para sustituir nuestros barriles.
El evento que desató semejante aumento de costos entre 1985 y 1990 fue a claras luces, la compra del 50% de Citgo petroleum en 1986 durante la gestión de Juan Chacín. Usted podría intentar argumentar que comprar crudo es practica común en toda industria petrolera verticalmente integrada, pero usted compra como inversión para aumentar ganancias en distintos procesos, cosa que nunca llegó a ser el caso; ni para PDVSA, ni para nuestra nación. Por el contrario, lo único que ha crecido ha sido el nivel de gasto y las perdidas para nuestra industria y país.
La realidad es que el impacto del incremento de dichos costos como consecuencia de esos barriles importados desde esos 19 países (+Venezuela), ha llevado a un nivel tal de "No Tolerancia" los costos operativos, reflejando una coyuntura realmente critica para la salud financiera de PDVSA, pero que en el caso particular de Citgo significan su "supervivencia’.
Según artículo reciente, Citgo reflejó para los primeros 3 trimestres de 2018, un ingreso neto de alrededor de US$500 millones, desde un ingreso bruto total de US$23.000 millones [ https://www.reuters.com/article/us-venezuela-politics-citgo-exclusive/exclusive-refiner-citgo-prepares-to-fend-off-venezuelas-opposition-government-idUSKCN1PJ2EL]. Si la relación se conserva hasta el cierre del ejercicio, dichos resultados serán sin lugar a duda poco halagadores, aun considerando el fuerte subsidio que nuestros crudos le solían ofrecer a su filial estadounidense, al mostrar una relación ingreso neto a bruto de tan solo el 2.2%. Esta relación se ha mantenido consistentemente entre 1.3% @ 2.3% históricamente, sobreviviendo solo como resultado del generoso subsidio que Citgo ha venido recibiendo desde PDVSA holding a través del descuento y tasas preferenciales de sus crudos. Dicho colchón evidentemente desaparecerá bajo la coyuntura actual y por ende, se abre la posibilidad real de una situación sumamente delicada en cuanto a su ya menguado estado financiero, abriendo una nueva dimensión de endeudamiento y posible/conveniente entrega a esos capitales rapiña; muchos de ellos por lo visto afines al entorno de Guaido.
Ante el reducido ingreso neto que muestra la filial, es muy poco el margen de maniobra (llámese endeudamiento) que podría tener por delante, toda vez que PDVSA holding no piensa proveer esos 185.000-190.000 B/D de crudo Merey mientras la diatriba prevalezca. La filial rebelde; Citgo, se verá obligada a buscar dichos crudos en el mercado abierto. Cada dólar de alza en el precio de dicho volumen significará una carga onerosa sobre sus ya disminuidas finanzas, que podrían claramente desatar su quiebra, aniquilamiento o remate por obligaciones pendientes, al llevar sus "cifras hacia un rojo intenso". El daño patrimonial que cause dicha coyuntura recaerá sin duda alguna, no solo sobre aquellos que la han venido abusando históricamente, sino también sobre aquellos que se han aventurado a poner en riesgo los bienes de la nación, en beneficio de intereses transnacionales y particularmente individualistas.
Todo este entramado ayudará a abrir los ojos a más de uno, una vez "pase el vendaval y se asiente el fango", sobre la verdadera necesidad de revisar las estrategias prevalecientes en cuando a Citgo y la forma en la que se han venido llevando sus negocios, pero también sobre la naturaleza "vampirezca y antipatria" en la que se ha venido haciendo política en Venezuela.