Por supuesto que nuestro sistema eléctrico nacional es vulnerable, todavía están frescos los recuerdos del racionamiento producto de las históricas sequias de 2009 y 2013 y los apagones de marzo de 2019, eventos que pueden repetirse, pues como en cualquier sistema de este mundo no todo está cubierto, ni de los azares ni de los sabotajes ni de las negligencias ni de la naturaleza, hoy afectada por el cambio climático.
Llueve, ha llovido mucho, en el embalse de Gurí se están aliviando 14 mil metros cúbicos cada segundo, un caudal equivalente a un tanque del tamaño de un edificio de 15 pisos pasando cada segundo, edificio tipo super-bloque para mejores señas, y eso es mucha agua, pero los embalses del bajo Caroní pueden aliviar en doble de esa cantidad, así que la preocupación y acciones deben orientarse hacia las consecuencias de inundar las márgenes inundables de los ríos, hoy tomadas por comunidades.
En los diseños de nuestras centrales hidroeléctricas los transformadores y los patios de distribución están en una cota suficientemente alta para evitar su inundación, así que esas falsas cadenas que anuncian catástrofes son solo eso, falsas cadenas "amarga vidas".
Por supuesto que hay unidades generadoras fuera de servicio, unas por mantenimiento mayor y otras por repuestos, la cantidad no debo decirla, no me corresponde, pero tengan la seguridad que se cubre la demanda energética estimada para este sistema hidroeléctrico del bajo Caroní, que a pesar de su tamaño y majestuosidad no fue diseñado para cubrir el 100 % de la demanda nacional, no solo por las limitaciones de generación, sino por las distancias a cubrir.
Negar el retraso y la falta de diversidad en los métodos de generación y el alcance en la distribución es irresponsable, pues hay muchas omisiones y deudas, pero, hay causas, que no son excusas, pues cuando a un país se le obliga a defenderse cual boxeador contra las cuerdas, lo importante no es lucir cual púgil elegante sino evitar el nocaut a toda costa. Hemos estado contra las cuerdas desde 2001, por si acaso no se han dado cuenta.
Es muy diferente la reacción al leer esto en una persona que viva en el oriente a otro que viva en el occidente. En el occidente hay apagones largos y frecuentes, no hay suficiente generación, el proyecto Uribante - Caparo fue un lamentable fracaso de ingeniería. Constaba de tres embalses para generar 1531 MW y solo se terminaron de construir y arrancar dos. Problemas geológicos no previstos y estimaciones de demanda muy superiores al diseño total condenaron el proyecto. Poco se comenta, nadie lo delata, pues las miradas inquisitivas están dedicadas a demoler gobiernos y no a resolver problemas.
Tocoma, la cuarta de las centrales hidroeléctricas del bajo Caroní no ha sido concluida. Problemas no previstos en el diseño, incrementos significativos en los costos, merma
importante en los ingresos de divisas al país y conflictividad política en el Brasil abortaron el proyecto. Fue una decisión muy dolorosa.
Estos dos casos nos aterrizan. Construir embalses hidroeléctricos no es cualquier cosa y, a Dios gracias se han tomado decisiones asumiendo la seguridad por sobre los costos políticos y económicos. Hay muchos ejemplos de desastres y tragedias a nivel mundial, no estamos en esas listas.
También hay casos exitosos. Para quienes no lo recuerdan, Caruachi fue construida entre agosto de 1997 y marzo de 2006, con una capacidad instalada de 2160 MW, pero entre 1998 y 2002 estuvo parada su construcción por conflictos laborales y falta de dinero. El proyecto se convirtió en realidad cuando el país pudo recuperar el precio del petróleo.
Como país, nuestra infraestructura para comunicaciones, energía, alimentación, salud y educación debe superar el debate político. Por supuesto que se debe opinar y proponer, pero por sobre todas las cosas hay que sumar al bienestar de todos. Utilizar el terrorismo mediático es un pecado y sabotear para demostrar predicciones o pronósticos es criminal. Ambas cosas se han hecho, y todo daño, como pueblo y con recursos humanos venezolanos, se ha reparado heroicamente, sin devolver golpes.
Saboteo es una palabra muy fea, es tan fea como traición. Muchos saltan a pedir pruebas cuando se ha asomado como causa de un apagón al sabotaje, sin darse cuenta que destrozar el valor de la moneda y por ende de los salarios, hasta obligar a que prácticamente todos los trabajadores abandonen el empleo para resolver su sustento de otra manera, que incluye irse al exterior sin renunciar y en muchos casos sin avisar es el peor de los sabotajes, peor que ir a soltar un cable, alterar un sistema o pegarle un tiro a un transformador con un rifle. Da rabia, pero, aun así, tragando arena y apretando los dientes, se mantienen sillas reservadas en la mesa de dialogo. Nobles y/o pendejos…es como un cortocircuito cerebral que solo tiene explicación por una causa, somos venezolanos, somos familia.
Regresando al hoy, estamos en el extremo de históricos de pluviosidad. Las toninas o manatíes saltan frente al malecón de Ciudad Bolívar, algo que muchos guayaneses septuagenarios no veían desde que eran niños, cuando bajaban al malecón a bañarse, hoy está prohibido, pues siempre ha sido más fácil impedir que mantener o adecuar. Que distinto seria ir a Ciudad Bolívar y encontrar un club náutico para el turista, con lanchas que paseen rio arriba o rio abajo para ver el caimán del Orinoco, las tortugas, las toninas, las anacondas y hasta las pirañas… pero bueno, soñar no cuesta nada.
La naturaleza no causa desastres. Eso de "desastre natural" no es correcto, pues la verdad absolutamente cierta es que los seres humanos que deciden o se ven obligados o que negligentemente se instalan a vivir en las riberas de ríos, faldas de montañas y entornos de volcanes son víctimas de algo previsible, por ellos, en primera instancia y por las autoridades. En todo caso, estos riesgos potenciales desestimados no son ninguna novedad, podemos poner de ejemplo la destrucción de la ciudad Pompeya por la erupción del volcán Vesubio en el año 80, y así no herir a nadie.
Llueve, una bendición, escampa, salgamos a trabajar con el arcoíris. Nuestro país tiene una capacidad instalada para producir electricidad que supera la demanda, con problemas,sí, pero la tiene. Así que, ni se va a desbordar ninguna represa, ni se van a inundar los transformadores ni se va a ir la luz, dejen la paranoia. Tenga fe, suena extraño, lo sé, pero si no hay fe no hay nada.
Otros países, la mayoría, no tienen ni siquiera las condiciones mínimas para gozar de la energía hidroeléctrica. Tenemos electricidad, valorémosla, producirla y transportarla en cantidad suficiente para el desarrollo y el disfrute no es ni fácil ni barato y hoy por hoy la pagamos con los bonos de la patria,com,ve…
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