Es absolutamente necesario un castigo ejemplar, un escarmiento contundente para frenar severamente los desmanes de la contrarrevolución. Por supuesto, no me estoy refiriendo sólo a la oposición que le vendió el alma al peor postor (Bush-Condolezza-Obama-Hilary-sionismo-narcoparacos). Oposición pérfida cuyo único propósito es el derrumbe de nuestra Revolución y de nuestro Socialismo Bolivariano -que ha vencido en todos los escenarios donde han conspirado los traidores, incluyendo el fatídico golpe de estado de abril-2002. Por otra parte sabemos de la catarata de dólares que la oposición recibe del pentagónico Departamento de Estado yanqui y del narco-sionismo que financia los comandos paramilitares que en Venezuela cometen toda clase de delitos (sicariato, secuestro, incendios, etc). Sin embargo, con todos estos recursos y la farsante parafernalia mediática con que cuenta la oposición (bendecida por la pedofilia eclesiástica) los escuálidos saben que su cuarto de hora se acabó. Las batallas de aquí a septiembre los pondrá en su lugar (el espacio invisible).
Después del sufragio septembrino, los cascarones partidistas desaparecerán del ámbito político y sólo sus siglas quedarán como signo diabólico de una época terrible. Siglas que para la oposición serán la excusa y el pretexto para que la aristocracia oligárquica celebre con nostalgia sus días de gûisqui, caviar y saqueo al erario nacional. También rememorarán con melancolía esos teatrales momentos que Luis Bruñuel ridiculizó magistralmente en la película El discreto encanto de la burguesía.
Por eso a esta oposición paracopedorra hay que llevarla al paredón. Pero, lo inminente, lo fundamental, es que ya, de una vez por todas, la REVOLUCIÓN le aplique el paredón a quienes desde adentro están conspirando para traicionar a la PATRIA REVOLUCIONARIA.
Desde hace tiempo y sobre todo a nuestro Presidente Chávez le oímos, vemos y leemos su firme actitud ética frente a la desidia e ineficacia, la viveza, el ñemeo, el bájese de la mula y demás fórmulas con que siempre se ha esquilmado a la ciudadanía. En cada una de sus alocuciones, en todo momento y lugar, el comandante Chávez expone acertadamente sus críticas a los funcionarios maulas. Su censura moral señala y acusa a quienes -por lo menos durante los últimos cien años- valiéndose de un cargo de cualquier rango o jerarquía se enriquecieron "mágica e inexplicablemente" (sobre todo durante la cuarta res pública).
Al pueblo y al Presidente les duele esa traición a la Revolución y a la Patria. El pueblo (el país entero) cree en Chávez, cree en su convicción patriótica revolucionaria. El pueblo-país defiende y defenderá hasta la muerte a la Revolución Bolivariana y al Comandante Presidente, supremo líder del Proceso socialista venezolano. Esto lo saben los cuarteados (corruptos de la cuarta) disfrazados de quinteados (actuales corruptos traidores a la Revolución). Porque cuarteados y quinteados -malignos traidores- conspiran practicando el chanchullo en el otorgamiento de viviendas, en los expendios de tiques estudiantiles, en los trámites para obtener pensiones en el Seguro Social, en la especulación de alimentos, medicinas y... ¿No se desmantelaron hace poco bandas completas de falsificadores de pasaportes? Y hay desidia conspirativa en cualquier oficina de la administración pública (incluyendo universidades, escuelas, liceos, gobernaciones, alcaldías e institutos u organismos públicos).
¡Sí, camarada Presidente! ¡La contrarrevolución está conspirando internamente desde el mismo 14 de abril-2002! Sólo el alma del pueblo (el país entero) es invulnerable a esta conspiración traidora (valga decir apagones no previstos por la reciente sequía, incendios, secuestros y crímenes de toda laya ejecutados por los paracos financiados por el narcotráfico).
Por lo tanto necesitamos la instalación inmediata de un paredón infalible. Me refiero al fusilamiento político. Pues, hasta hoy, en más de trescientos años, la corruptela fue siempre el negocio más productivo del capitalismo salvaje. ¿Cuántos potentados produjo la corrupción desde Colón hasta el despelote adecopéyico? Y ese mal es multiplicado por el síndrome de la impunidad.
Por eso el pueblo (el país consciente) espera y aspira a la creación inmediata de un paredón cuyo efecto sea irrevocable. Así, quienes primero deben ser juzgados y fusilados políticamente hablando, serán todos aquellos cuarteados y quinteados que esquilmen, cometan peculado y con ello traicionen la Patria revolucionaria. ¡Porque su delito de Lesa Patria merece un castigo ejemplar! Quien con sus ñemeos y bajadas de mula le falta a la ética revolucionaria debe ser castigado. Además, quien traiciona la Revolución traiciona a la Patria, porque un corrupto rápidamente se convierte en opositor...
*Esccritor surmerideño
amablefernandezs@gmail.com