En los diversos estudios
sobre percepción de la gestión pública que realizamos en la fundación
GISXXI, la inflación y el costo de la vida se mantiene en un lugar
muy destacado.
Es innegable que la inflación
no es solo un problema económico, es así mismo un problema social
que precariza la vida de los ciudadanos y un problema político que
se salda con la desafección en la obra de cualquier gobierno.
La oposición y las derechas latinoamericanas recurrentemente han tratado de presentar la inflación como producto de la política de gasto social del gobierno, política que expande la capacidad de consumo y por lo tanto eleva la inflación, sin embargo un gobierno como el Bolivariano que ha ampliado el gasto social hasta lograr serios impactos en la disminución de la pobreza ha tenido como inflación más alta el 31.2 %, la cual se registró en el marco de la devastación golpista del 2002, y tuvo un techo de 30.9 en el año 2008 en el marco de la crisis económica mundial.
Por el contrario la oposición
mientras estuvo en el gobierno y se dedicó a la reducción y eliminación
de la política social durante la década del 90, arrojó para 1989
una inflación de 89% y llegó a cifras alarmantes de 103.2% para 1996.
Lo anterior demuestra
que el problema de la inflación en contravía a la manipulación política
con que se aborda, es un problema estructural de la economía Venezolana,
el cual debe ser pensado y explicado fundamentalmente en la no existencia
aun de un aparato productivo manufacturero y agroalimentario capaz de
ofertar un alto volumen de bienes para el consumo de nuestra población.
El problema de la especulación es incidente, claro está pero no es
determinante.
Dado los grandes avances del proceso Bolivariano en el área política y social, pasa a ser el problema de la producción el reto central que enfrenta hoy la construcción socialista en Venezuela, por ello debemos concentrar nuestra reflexión y acción en el modelo productivo a construir.
El nuevo modelo productivo
enfrenta múltiples retos referidos a la necesidad de romper con las
lógicas capitalistas imperantes, pero también es claro que existen
otros retos no menores referidos a la necesidad de desestructurar el
rentismo petrolero como materialidad productiva y representación cultural
en toda la población, es necesario implantar un nuevo modelo productivo
que descanse sobre un alto nivel de eficiencia.
Romper el rentismo implica
construir cadenas productivas viables y sostenibles, es necesario que
dichas cadenas aporten a satisfacer las necesidades sociales de la población,
pero igualmente es necesario que ganen altos índices de productividad
para que puedan permanecer y consolidarse.
Nuestros problemas en
la dinámica productiva aunque amplios y complejos podríamos
sintetizarlos en tres nudos críticos fundamentales:
- El patrón de producción petrolera desestructuró desde principios de siglo las formas tradicionales de producción agropecuaria y agroexportadora, sin permitir el desarrollo de un tejido industrial y agroalimentario capaz de satisfacer las necesidades nacionales.
- El nivel de ingreso promedio de los habitantes Venezolanos se elevó durante muchas décadas del siglo XX casi al nivel de los habitantes de los países capitalistas del centro.
- El crecimiento del ingreso ha generado una deformación fundamental de la economía, en la cual se da el incremento del consumo a pesar de la baja productividad, consumimos más de lo que producimos.
Así mismo enfrentamos problemas a resolver en las políticas y estrategias a elegir en la configuración de nuestro modelo productivo:
- Cuáles son las cadenas productivas estructurantes (Petroquímica, infraestructura y vivienda, turismo, agroalimentaria, telecomunicaciones, etc) y cuál es su modelo de articulación territorial con las redes productivas locales.
- Que socializar, todo? Algún nodo estructurante en producción o comercialización que nos permita el control de la cadena? Que nodos de las cadenas serán de propiedad social directa e indirecta? Cuales no?, Que sectores se abrirán a la inversión privada?, donde pervivirá la propiedad privada?
- Como formar y preservar la nueva gerencia para el reto de la activación productiva? Como superar al tecnócrata sin caer en el extremo voluntarista del gerente politizado pero que desconoce el sector?
Estos y otros problemas requieren una política sistemática y deben incorporarse en la reflexión y debate nacional, tanto en la agenda del gobierno como de todos los actores nacionales, hay unas constantes estructurales heredadas que complejizan la tarea, pero igualmente hay prácticas de gestión que debemos reenfocar para avanzar con éxito en la tarea.
Hoy más que nunca está vigente el planteamiento de Marx en su crítica al programa de Gotha, cuando hacía referencia a que “el problema del socialismo no es solo la distribución sino también la producción.”
(*) Grupo de Investigación Social Siglo XXI
gisxxi.wuikelman@gmail.com