Toda moda es irracional. La gente simplemente sigue los “dictados” de la misma sin pensarlo. Sin analizarlo. De hecho, hay modas que son atentatorias contra la salud humana y hasta animal y, sin embargo, la gente la sigue (por ejemplo, los “piercings”, los tatuajes, los zapatos de tacones muy altos, la ropa extremadamente apretada y tantas otras modas). Se dice que la moda son aquellas tendencias repetitivas, ya sea de ropa, accesorios, estilos de vida y maneras de comportarse, que marcan o modifican la conducta de una persona. Vemos entonces que así como se habla de moda en términos de vestimenta, también se habla de estilos de vida y maneras de comportarse.
En política muchas veces ocurre algo similar. Se pone de moda una frase, una consigna, un color, un partido o un dirigente y la gente, influenciada muchas veces por la maquinaria mediática lo sigue. Esta situación ha sido muy bien aprovechada por quienes detentan el poder fáctico en Venezuela, quienes han impuesto el antichavismo como una moda de gente clase media, media alta, pero que también ha prendido en sectores populares. Esta moda peligrosamente también se inocula a los jóvenes venezolanos procedentes de los colegios privados, y en las universidades privadas, lo cual se expresa en muchas carreras de universidades públicas como Medicina, Arquitectura, Odontología y otras, donde la mayoría de los estudiantes, por sus promedios de notas, provienen precisamente de colegios privados (ver http://www.aporrea.org/ideologia/a57397.html)
Es decir, gente que, sin tener amplios conocimientos de política habla en contra de Chávez sólo porque si, como por deporte, por estar en algo, o para congraciarse con amigos, vecinos. Esto se puede corroborar en las colas de supermercados, de los bancos, en los centros comerciales (sobre todo de los sectores clases media), en los gremios profesionales, en los estadios de fútbol o beisbol, donde los antichavistas se visten de moda y comienzan la andanada de frases y posturas antichavistas con las que hay que lidiar, debatir, desmontar y hasta combatir (en el sentido literal de la palabra), pues se intenta apabullar, por la vía de la imposición y no de la convicción, a mucha gente seguidora del proceso. Es lo que en otras oportunidades he llamado antichavistas “per se”.
Contra esta moda hay que luchar en el terreno que se presente. La revolución bolivariana tiene millones de argumentos para defenderse, por el hecho de propiciar una transformación favorable hacia las mayorías del pueblo venezolano. Y cuando digo pueblo no me refiero sólo a la gente pobre, desempleada o excluida, sino también a la clase media que ha salido incluso más beneficiada con las políticas económicas, sociales, deportivas, educativas, de vivienda y de otra índole.
Es necesario con argumentación, con razonamiento, con conocimiento de causa, demostrar a estas personas que esa moda del antichavista no es más que otra forma de manipulación que los privilegiados de siempre han desarrollado para mantener su dominación. Suficientes datos, estadísticas y obras se han consolidado con este proceso para desmontar los argumentos de los oposicionistas. Por supuesto es necesario también la autocrítica en el sentido de admitir las fallas, errores y desviaciones que ha tenido el proceso. Sin embargo, cuando a mí en lo particular me esgrimen como argumentos los problemas que aún subsisten como le delincuencia, la pobreza, la corrupción, la carestía de la vida y otros, simplemente respondo con convicción: ¡!POR ESO ES QUE HAY QUE PROFUNDIZAR LA REVOLUCIÓN¡¡