Cuando le preguntaron al señor Fidel Castro que era socialismo, él sin titubear dijo comunismo; pero aquí en mi patria se habla de una construcción de un nuevo proyecto político e ideológico basado en lo que usted señor Presidente ha denominado “El Socialismo del Siglo XXI”. Es aquí donde entran las contradicciones, ya que compramos alimentos a países cuyos modelos no se basan en nada que tenga olor a socialismo, mucho menos a comunismo; jamás se nos ha hablado sobre los costos de esos alimentos en comparación a los fabricados en mi patria, de su estructura de costos y sus utilidades de manera de que los venezolanos tengamos idea de cómo ellos son capaces de producir alimentos a bajo costo y nuestro sistema empresarial supuestamente ineficiente y especulativo, sería incapaz de producir bajo estas condiciones; eso jamás se ha debatido con profesionalismo y sin nada que ocultar.
De las empresas en manos del Estado, producto de adquisiciones y otras medidas, jamás he podido ver su estructura de costos y un balance general acompañado de un estado de ganancias y perdidas auditado (si hay otra manera que lo digan y no hablen paja) que me permita afirmar que de verdad no son una carga para los venezolanos y que bajo el modelo que usted plantea señor Presidente pueden seguir sin ayuda, logrando sus reinversiones en el tiempo requerido y consolidándose como las empresas “preferidas” por los venezolanos, proporcionándonos alimentos de buena calidad y digo calidad desde un punto de vista que salga del consumidor y no de un burócrata de turno o en el peor de los casos de un oficial de nuestra gloriosa Fuerzas Armadas Bolivarianas. Lo que mis ojos y mis investigaciones han podido concluir es que tenemos un Mercal que nos obliga a comprar algunos productos que no son de buena calidad desde nuestro punto de vista, pero por la necesidad de poder comprar aceite y leche los llevamos a la casa, terminando dichos productos la mayoría de las veces en nuestro cesto de basura, ya que con todo el perdón de la palabra ni regalado los quieren; un caso muy particular lo compone la pasta de tomate “Venezuela” (se anexa foto), este producto me fue entregado por los distribuidores de los productos: “Lácteos los Andes”, quienes se ven obligados a comprarlos, ellos asumen la responsabilidad de colocarlos en el mercado, pero como me expresaron: “nadie quiere este producto”, no tienen más remedio que regalarlo o botarlo; convirtiéndose esta práctica del extremo capitalismo en una merma de la ganancia de este grupo de venezolanos; pero lo más grave es que ésta empresa que saca sus productos con el eslogan: “Hecho en Socialismo” , con el control casi monopólico del mercado de la leche pasteurizada, obliga a los negocios a comprar los demás productos que ofrece si quieren poder acceder a la compra de leche pasteurizada, en otras palabras si quieres que te venda leche debes comprarme tanta cantidad de jugos de naranjas, tanta cantidad de otros jugos y otros productos. Cuando escuche lo expresado por estos pequeños comerciantes, me acorde en ese momento de las prácticas poco decentes de Cervecería Polar cuando obligaba a comprar a sus distribuidores otras marcas de cervezas que ningún consumidor las quería y que terminó arruinando a muchos de estos pequeños empresarios; si señor Presidente de esa empresa que usted habla tanto y de ese capitalismo inhumano que ahora practica la empresa socialista Lácteos los Andes.
Estas prácticas monopólicas del capitalismo más enfermo son practicadas por una empresa que según sus palabras señor Presidente es un modelo de referencia en el socialismo del siglo XXI, es aquí donde me preguntó: ¿Será que ese nuevo modelo es el capitalismo en manos del Estado? No existe razón alguna para que esta empresa practique tan perverso modelo que en lo que yo he aprendido busca acabar con la competencia de manera desleal y sin ninguna clase de ética, eso que para muchos aplica el famoso imperio. Imaginemos un pequeño detallista que pide 20 litros de leche y se ve obligado a comprar toda la línea de lácteos los andes, lo más seguro es que quede sin capital de trabajo para comprar otros productos similares de otras marcas (competidores), que el consumidor en su libertad de elegir desea comprar, quedando como única alternativa llevar si no le queda otra opción un jugo que a su entender pudiera no cumplir con sus estándares de calidad y es aquí donde quiero llegar: “Es que se trata señor Presidente de que compremos los productos que el Estado considera que debemos comer como se hacía hace tiempo en los cuarteles, cuando un ser humano llamado de manera despectiva “recluta” era obligado a comer lo que le servían”, ¿de eso se trata el nuevo modelo? Explíquese señor Presidente.
Es que acaso como lo vivió este servidor con su esposa, es necesario dejar de cumplir con mis deberes docentes, de manera de hacer una cola para comprar un bolsa de leche, pero obligado a llevar cuatro latas de jugos que jamás había visto y solo poder comprar un pollo; y es aquí donde el embustero Ministro de Alimentación que sabe de mercadeo o comercialización (póngale el nombre que más le agrade), lo que sabe este humilde profesor del manejo de tanques de guerra; le miente a su Comandante en Jefe, al señor Presidente y a los venezolanos sobre las bondades de mercal al asegurar en un programa trasmitido el 13 de diciembre, a las 6 am., con el periodista Ernesto Villegas que las personas podían comprar los productos que quisieran sin limitación alguna y sin necesidad de llevar otros de manera obligada; que vergüenza debe dar a las Fuerzas Armadas del Libertador, contar con un General tan mentiroso quien por deber y obligación debe saber de las prácticas vergonzosas que lleva a cabo Lácteos los Andes; solo había que ver la cara de este General cuando le hacían pregunta sobre las razones de que los mercales no tenían productos, pero los buhoneros cercanos a estos centros de distribución expedían dichos productos a precios especulativos; al parecer estas preguntas bondadosas hechas por Villegas no le gustaron mucho al Ministro.
A veces pienso que peco de pendejo y esto es parte del libreto, que con todo el respeto sigue la tradición presentada en la hermana República de Cuba con mayor fuerza años atrás y todavía hoy presente, donde para nadie es un secreto y dicho por los hermanos cubanos con quien he conversado, la libertad de elegir entre una variedad de productos es casi nula, ahí se habla de un culpable, del bloqueo de los EEUU, pero aquí en Venezuela: ¿Cuál es la excusa?
Son muchas las personas de bajo recursos que se me acercan para manifestar su inconformidad a la hora de adquirir sus productos en mercal, que deben llevar productos que para ellos no llenan sus expectativas de calidad de manera obligada, lo que hace que los productos que en realidad llenan sus expectativas no sean adquiridos a un bajo costo, producto del cansancio a la espera de poder adquirirlos y del tener que volver a comprar otros productos que son de su preferencia que sustituyen a los comprados de manera obligatoria en mercal y que no llenan sus expectativas (se acuerda señor Presidente del proyecto de desarrollo de nuevos productos, esto hubiera evitado este rechazo); los resultados son la decepción que cada día se expresa con menos personas asistiendo a los mega mercal; que me quieran con números decir que en mercal se expendieron tantas toneladas de alimentos, no lo pongo en duda, ¿pero quienes los compraron? Aquí les aseguro que por lo menos un 40% de estas toneladas fueron a parar a otras manos y no son las de pueblo que los necesita. Y para terminar no puedo dejar de pasar por alto que jamás en las ferias o ventas al aire libre colocan los precios de los productos., nadie sabe que colocan en sus calculadoras lo vendedores, lo que te expresa es tanto y por último sus celebres palabras “no tengo vuelto”.
Cada día señor Presidente presiento que en ese mes de octubre del 2012, se avecinan nubes muy oscuras y no provocadas por el imperio sino producto del lado oscuro de un Ministerio clave como lo es el de alimentación. Cuidado con las encuestas, en el ambiente político en el cual se encuentra mi patria Venezuela, muchos expresan lo que por dentro no sienten.
(*)Profesor UNEG
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