Uno de los elementos fundamentales de una revolución es la construcción de una nueva cultura política, la cual está íntimamente ligada a los elementos subjetivos del proceso, ella se expresa de múltiples formas negando la sociedad de consumo, y debe permitir avanzar en la construcción del hombre nuevo del que hablaba el CHE, o el nuevo ciudadano que planteaba Simón Rodríguez.
La simbología revolucionaria es uno de esos elementos que prende la chispa para la agitación, ésta es tan importante que desde los colores, consignas, murales, fotografías, exponen esa nueva cultura desde el silencio subversivo, es tan importante que hace de inmediato que cualquier persona se ubique en una propuesta de vida.
Vemos como con el color rojo históricamente se asume a la militancia revolucionaria, dentro del imaginario popular está asociado a la lucha, al combate, a la rebeldía de los pueblos, es por eso que dentro de nuestros colores está el rojo. Cuando pasamos por una esquina, una plaza y vemos las banderas rojas o compañeros vestidos de rojo inmediatamente sabemos que allí hay una actividad política del proceso. También pasa con las personas que expresan posiciones ideológicas, al ver una fotografía de Chávez, Fidel o del CHE uno sabe de inmediato que está dentro de un espacio revolucionario, ¡ojo! y no estoy planteando el culto a la personalidad, no, estoy hablando de los elemento simbólicos de una revolución.
Ahora bien, en una visita por problemas de salud que hice a barrio adentro ALCASA, el compañero internista me refiere al cubo rojo, que es un centro de alta tecnología médica (que depende de la gobernación del estado Bolívar) para hacerme una endoscopia, me encuentro que en ese edificio no hay ni ni pintura, ni pensamiento de Bolívar, Martí, Che, Fidel y Chávez, y nombro a estos compañeros porque en la misión barrio adentro siempre los han reivindicado, hay una foto de un Chávez muy serio que no expresa mayor cosa y una del gobernador del estado el señor Rangel Gómez que en su expresión demuestra poder.
El cubo rojo, si no fuera por la calidez, solidaridad y ternura de su personal, sería un simple centro frio y gris, allí encontramos a esos compañeros cubanos que sin duda deben seguir el ejemplo del CHE, dejando lejos a sus seres queridos para dar su apoyo al proceso venezolano, a ellos mi gratitud por su servicio.
Pero el solo hecho de no aparecer ni el pensamiento revolucionario de Martí, Bolívar, CHE, Fidel o Chávez demuestra que hay todo una intencionalidad anticomunista. ¡Como quisiera el “tren gerencial” de la gobernación del estado Bolívar que en vez de ser la misión con los compañeros cubanos fuera una relación comercial con el Rotari Club, o las clínicas privadas!.
Y no estoy hablando de simples monumentos, o fotos de dioses anquilosados, o para jalar bola, no, estoy hablando de los elementos subjetivos de una revolución, que se deben expresar por todos lados en todo momento, porque las estatuas cagadas de palomas se la dejamos a ustedes, negadores de la sociedad de los iguales, de los libres productores.
Pero a pesar de que quienes tienen como “slogan” (no consigna) orden y progreso (la misma de Pinochet, de los milico fascista brasileños, de Videla y de Radonski) la gente de los barrios empobrecida por el capital, los trabajadores y el personal que allí labora le dan otra visualidad, de lo que somos, pueblo humilde, rebelde y comprometido con el socialismo.
