Este lunes en la noche, numerosos seguidores del candidato opositor Henrique Capriles Radonski realizaron una caminata por el este de Caracas en apoyo al candidato. De los discursos emitidos por políticos, centrados en el tema de la inseguridad, destaca el de una joven que aseguró que ésta época, comparada con la de sus abuelos, era mucho más difícil para los jóvenes. “Ser joven en esta época es muy difícil”, dijo. “Salir a rumbear en las noches, algo que nos gustaría demasiado hacer… no lo podemos hacer”, dijo para ser aplaudida por muchos de los jóvenes, para rabia de Antonio Ledezma, Ismael García, Carlos Veccio y el propio Capriles.
¿No se puede rumbear en Venezuela?
Casualmente, ese mismo día otra noticia había copado las redes de Internet. Durante Semana Santa, un grupo de jóvenes en Cayo Los Juanes, Tucacas, estado Falcón, se depravó en una rumba mientras bailaban el Gangnam Style. Una pareja se desnudó y simuló tener relaciones sexuales mientras cientos de otros jóvenes los aupaban y grababan con sus teléfonos celulares en una mano, y una bebida en la otra. Los videos saturaron Internet y fue tema obligatorio de conversación en oficinas, liceos y universidades.
¿La juventud de Caracas no rumbea?
Caracas puede definirse de muchas cosas, menos como una ciudad aburrida. Las Mercedes, el centro comercial San Ignacio, la Zona Rental y otros puntos de la capital se llenan de jóvenes los viernes y fines de semana, ansiosos por tomar unas cervezas, conocer otras personas y bailar las canciones de moda. Quienes poseen locales de rumba son dueños de uno de los negocios más lucrativos del país, lo suficiente como para ser renovados con frecuencia cada pocos meses y poseer lo último en tecnología de sonido e iluminación. Incluso existen páginas web dedicadas exclusivamente a reseñar “las mejores rumbas” de la ciudad.
Recientemente, el propio gobierno bolivariano también ha promovido las llamadas “Rutas Nocturnas” como forma de darle vida al casco histórico de Caracas y otros puntos de la capital: fiestas que terminan llenas de jóvenes del oeste, centro y este de la capital.
¿La inseguridad es responsabilidad únicamente del gobierno central?
El tema de la inseguridad es grave, sin lugar a dudas, pero ¿hasta qué punto se usa de forma electoral por la oposición? Capriles es gobernador del estado Miranda y su jefe de campaña, Carlos Ocariz, es alcalde del municipio Sucre, de donde partió la caminata del lunes. Miranda es uno de los lugares más afectados por la inseguridad en todo el país. A dos cuadras del sitio donde comenzó la caminata, el señor Fernando Barreto, uno de los dueños de la panadería Claret en la avenida Rómulo Gallegos, fue asesinado por malhechores el pasado 16 de marzo al tratar de impedir un atraco frente al local donde laboraba.
La inseguridad en la avenida Rómulo Gallegos es preocupante, pero había disminuido considerablemente en 2011 y 2012 luego de que se hubiese ordenado a la policía del municipio Sucre colocar alcabalas para proteger la zona, tras quejas de estudiantes de la universidad Humboldt y el instituto Nuevas Profesiones que ven clases de noche y eran víctimas de la inseguridad en los alrededores de la panadería. Pero, por alguna razón incomprensible, dichas patrullas dejaron de cumplir su labor a finales de 2012. Las alcabalas desaparecieron y los atracos comenzaron a pulular de nuevo, con el trágico resultado.
¿Qué han hecho Ocariz y Capriles para luchar contra la inseguridad en sus jurisdicciones? Es de esperar que un gobernador que aspire a la Presidencia presente un modelo que resultó exitoso en su estado para replicarlo en todo el país, pero ese no es el caso de Capriles. Escuchamos con suma atención su discurso este lunes en la noche, en el cual criticó fuertemente la gestión revolucionaria por no haber resulto este complejo problema. Pero no hizo ni una sola propuesta. En todo caso, habló de forma irreal de que en su juventud, en los años ochenta, él podía caminar tranquilamente en las calles de Caracas de noche, algo que no corresponde con los recuerdos de ninguno de los que vivimos esa época.
En todo caso, sí vemos una preocupación y un fuerte trabajo del gobierno actual por resolver el problema de la inseguridad, comprendiéndose que éste problema no se resuelve únicamente con represión, y que las soluciones tampoco son inmediatas. La creación de la Policía Nacional Bolivariana (que abarca la formación de miles de nuevos oficiales en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad), la emisión de normas a cumplirse por todos los cuerpos policiales del país, la eliminación de cuerpos anacrónicos (como la Policía Metropolitana) y las políticas de desarme de la población civil han formado parte del trabajo del gobierno al respecto. ¿Que no es suficiente? Es obvio. ¿Que debe hacerse un trabajo mucho más profundo en las cárceles, Fiscalía, Poder Judicial y otros organismos? No lo ponemos en duda.
Pero yo preferiría que sigan trabajando los que tienen un proyecto que ha sido muy positivo en varios lugares de Caracas, a quitarlos y poner en su lugar a alguien que no ha tenido éxito en su propia jurisdicción y que ha sido renuente en mostrarnos cuál es su propuesta para solucionar las cosas.
La juventud y sus problemas
Que algunos jóvenes del este caraqueño aleguen que “es muy difícil ser joven hoy en día” porque “no podemos salir a rumbear” sin duda que causaría risa a sus colegas de otras partes del mundo. Denota que no están conscientes de las luchas del pasado reciente, ni de las peleas de los jóvenes de países vecinos que no tienen los privilegios que tenemos nosotros.
Cuando a los jóvenes de Colombia, Chile o España se les pregunta cuáles son los problemas más graves para ellos, muy pocos responderán que su principal problema es no poder rumbear. En su mayoría, se quejan de no poder conseguir empleo, de no tener cupo en las universidades públicas, de tener que pagar grandes cuotas para poder estudiar o de tener miedo a que la educación en su país sea privatizada. Y, a pesar de tener sus bolsillos vacíos, se las ingenian para rumbear.
En Venezuela, los jóvenes de otra época lucharon a sangre y fuego por el medio pasaje estudiantil o contra la pretención de Rafael Caldera y Henrique Salas Romer de privatizar las universidades estatales. Muchos otros no podían ingresar a la educación superior y envejecían en comités de bachilleres sin cupo, intentando infructuosamente todos los años ingresar en la UCV, en la USB u otras casas de estudio.
En otros casos, se unieron a la lucha del pueblo venezolano para acabar con dictaduras (1958) o para intentar acabar con el capitalismo, como ocurrió en los años 60 y 70. Muchos de los que hoy acompañan a Maduro fueron luchadores juveniles que perdieron a padres, hermanos, amigos y compañeros cercanos por la fuerte represión que se vivió en la época.
El profesor Alí Ramón Rojas Olaya lo resume en un sólo párrafo, en un artículo reciente: “Pregunten a sus profesores de Comunicación Social por qué fueron masacrados los muchachos Alberto César Millán de 18 años y Rafael Guerra Silva de 19 cuando las bandas de Acción Democrática asaltaron el Liceo José Miguel Sanz de Maturín el 5 de mayo de 1962. Pregunten quién fue Belinda Álvarez, Livia Gouverneur, Noel Rodríguez, Emilio Segundo Micheneaux Ayala, Sergio Rodríguez. Pregunten por qué montaron a Víctor Soto Rojas y Alberto Lovera en helicópteros desde donde los lanzaron al mar. Pregunten por qué a Argelio Reyna le arrancaron los ojos y las uñas de las manos y de los pies, pregunten por qué al campesino Juan Chacón Lanza le rociaron gasolina y lo quemaron vivo“.
Para Hugo Chávez, la juventud siempre tenía que llevar la delantera en la lucha por un mundo diferente. Oía con atención sus críticas y les instaba a ponerse en la vanguardia del proceso revolucionario. “La juventud venezolana ha hecho un gran aporte en estas primeras etapas de la revolución”, dijo el año pasado. “Tienen que tomar las riendas de Venezuela en el siglo XXI para profundizar la revolución socialista, para acelerar la transición del capitalismo perverso, salvaje e inhumano”.
La juventud es rebelde, insumisa. No es conformista. Analiza su entorno y se da cuenta de que tiene que hallar soluciones no sólo para sus propios problemas personales, sino los del país. Critica al gobierno a todos los niveles -no sólo al nacional-, y lo hace con más ahínco con el sistema capitalista, los bancos y la empresa privada, la primera interesada en explotarlos y usarlos como mano de obra barata. Es analítica y, si bien se divierte y rumbea, también comprende que tiene una responsabilidad con el mundo.
Joven, tú también tienes una responsabilidad. No aceptes que te etiqueten junto a aquellos que piensan que su problema más grave es “no salir a rumbear”.
http://albaciudad.org/wp/index.php/2013/04/ser-joven-en-esta-epoca-es-muy-dificil-porque-no-podemos-salir-a-rumbear/