Supe del cuento del pajarito por una prima fuertemente opositora, que entraba en furia intentando explicarme la experiencia que compartiste con el pueblo.
Entiendo que se trató de una breve experiencia mística en la capilla, que pudiste interpretar, en ese momento tan especial como fue el inicio de la campaña, en soledad y recogimiento.
Yo también, Nicolás, a pesar, (como dirían los necios) de mis varios títulos académicos, he sentido experiencias muy parecidas, igualmente con un pájaro, un cristofué. El cristofué siempre nos acompañó, a mi esposo y a mí, en las últimas semanas de su enfermedad. En la clínica lo veíamos por las ventanas, en la casa llegaba a nuestro jardín. Y en la mañana de su velorio, llegó para posarse largo rato sobre un árbol detrás del ventanal que hacía de cuadro sobre el féretro. Tal cual un soldado haciendo guardia de honor y brindándonos su hermoso himno. Ciertamente fue un gran consuelo para mi alma.
Luego, Nicolás, en momentos muy significativos ha continuado a acompañarme. Sobre todo recuerdo uno, en Ciudad Bolívar, cuando en el medio de una reunión muy difícil donde, íngrima y sola, trataba de defenderme de una presión inmisericorde por parte de mis agresores, siempre un cristofué, pequeñito, golpeaba repetidas veces el vidrio de la ventana de aquella oficina. Al levantar los ojos, buscando la causa de ese extraño e insistente golpeteo, lo vi, sin duda comunicándose: “estoy aquí contigo, ¡fuerza!”. Ese instante pagó con creces el ingrato momento, uno de los muchos en que, viuda, me tocó pelear como una leona, para defender la herencia, más que económica, de integridad. Al igual que tú, Nicolás, y tus compañeros, para defender y continuar con el legado de nuestro eterno Presidente.
Así que ignoremos las voces estúpidas de quienes no entienden tu enorme sensibilidad, tu naturaleza noble, tu impresionante humildad. Cada día me convenzo más y más que, como siempre, Chávez tuvo razón en elegirte.
Mantén tu corazón alerta a estas señales, no será la única en el difícil camino que estás emprendiendo. El Creador está en la naturaleza, en sus aves, en sus montañas, en sus sabanas, en sus ríos. Y, como San Francisco de Asís, muy de moda en estos días, santo humilde, pobre, místico, sigamos conversando con los pájaros. Ellos nos traen buenas nuevas, fuerza y sabiduría. ¡Qué dones tan necesarios! Y nos recuerdan además que el amor es el sentimiento más importante en el mundo.
Ojalá se repartan millones de tarjetas con la oración del compromiso de San Francisco. La deseo con tu firma, aceptando el compromiso del Amor.
Por mi juramento a Chávez, y además por estas virtudes que se expresan en tu hablar, que nos llegan diáfanas de tu alma noble y sencilla, es que votaremos por ti, con el deseo inmenso de llegar a los 10 millones de votos para Chávez.
*Profesora e investigadora (J) Titular UCV
laviariggione@hotmail.com