En este momento: no es la que hay entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la propiedad de los medios de producción; ni entre los centros hegemónicos y las periferias dependientes; tampoco entre la concepción materialista de la historia y la idealista; ni entre la burguesía explotadora y el proletariado expoliado.
No. En estos momentos la contradicción fundamental la tenemos dentro de nosotros mismos entre nuestro discurso y nuestra práctica, entre lo que está plasmado en la constitución, leyes, reglamentos, planes y proyectos y lo que realmente se ejecuta; entre lo que plantean nuestros líderes y voceros oficiales y lo que hace la pesada, carcomida y contaminada mole burocrática; entre lo que decimos y lo que hacemos.
Chávez abrió la brecha y nos dejó un Sur trazado, con las cartas de navegación expeditas para empoderar al pueblo; pero he ahí la causa de nuestra contradicción: las instituciones que deberían allanar los obstáculos para organizar al pueblo y hacer que tome las riendas de su propio destino, se han engolosinado con las mieles del poder y devinieron en el obstáculo principal para el empoderamiento popular, pues la fuerza popular es inversamente proporcional a la de los burócratas. Nicolás ha dicho que el nuestro es un gobierno que protege al pueblo, cuando deberíamos propulsar un pueblo fuerte que se proteja a sí mismo, al estado revolucionario y al gobierno.
Hemos avanzado mucho, pero el punto de inflexión pareciera alejarse después del 14 de abril. Con la amenaza imperial no será fácil llegar a ese punto de no retorno en esta larga y compleja transición al socialismo y es el momento de aligerar las cargas, de sacudir a las instituciones. ¿Cómo nos explicamos, por ejemplo, que ante la ofensiva económica del enemigo, arremetiendo contra el bolsillo del ciudadano en un tsunami especulativo, tenemos un Indepabis que no alcanza a dar respuesta? Ya deberían existir los mecanismos para que el pueblo se defienda de los especuladores de manera efectiva, jurídica, organizada y no necesite hacerlo a la manera del 27 y 28 de febrero.
Que la Cruz del Sur nos guíe para la construcción de la patria grande.
¡Chávez vive!