Como si presintiera que iba a estar a las puertas del sepulcro, en su último discurso antes de embarcarse con rumbo a la Habana, Hugo Rafael Chávez Frías, en una alocución clara y sin ambages, pidió votar por Nicolás Maduro y también, como si presintiera a los mata votos y a los divisionistas profesionales que no pueden mirar más allá de su ego, le rogó a la audiencia una y otra vez, “unidad, unidad, unidad”.
Pues bien, no han pasado los cinco meses de su muerte, cuando todos esos presentimientos se desataron como ventarrón en uno de los principales bastiones del pensamiento chavista. En su principal trinchera política mediática popular Aporrea, algunos articulistas han hecho su mejor esfuerzo por mantener un ventarrón con ganas de huracán, mientras se ufanan de haber votado por Nicolás Maduro, hacer la voluntad de Chávez y hasta se arrogan el ser revolucionarios auténticos. Para justificarse, dicen no ser borregos y toda una suerte de argumentos que pudieran ser loables en otro contexto.
Sin embargo en momentos de crisis, el revolucionario se conoce no por lo que dice o escriba, tampoco por tener o no cartones profesionales. El tener o no títulos profesionales, el ser o no "tierrúo" o "pata en el suelo"- como algunos afirman como sí se tratara de un requisito- no hace a un revolucionario o a un chavista, eso es condición social mirada con desprecio por el enemigo, pero no basta para ser revolucionario.
Un revolucionario se conoce por su convicción, por no dejar que su ego lo convierta en foco de división, se distingue por su responsabilidad al acusar: el revolucionario acusa con evidencias fiables y jamás se ensañaría contra un compañero del mismo bando, al punto de autotitularse con el nada edificante adjetivo de “sicario”, matón y otras bribonadas. El revolucionario sí es duro contra un compañero, lo es igual o mucho más contra los enemigos del bando por el que dice luchar, no blando o suave, con ellos o sus entornos mediáticos.
El revolucionario no se queda en las palabras ni en la escribidera, también combina la escritura con la acción. Pero sobre todo, el revolucionario es aquel que identifica con claridad quienes son sus enemigos, quienes son sus contradictores y quienes son los adversarios. El primero jamás tendrá piedad con el revolucionario ni con el pueblo que manipulado lo apoya por ignorante, gracias al envenenamiento mediático discursivo y falta de formación política.
Los adversarios y los contradictores, son personas que razonan y escuchan argumentos, es la gente disociada por la que se lucha, esa que por nuestro descuido fue persuadida y manipulada por el enemigo. Partiendo de ello, un revolucionario auténtico, como persona con formación educativa académica - lo cual no descalifica- o con formación popular de calidad – tan válida como aquella- sabe discernir las estrategias del enemigo, sabe ante ello fijar prioridades y no se deja llevar por el enemigo al terreno que éste quiere; y sobre todo, cuando va a dar un paso, lo hace consciente de no servir ni tantico así- como decía el Ché- a los fines del enemigo.
Frente al caso de Mario Silva, antes que la prudencia y lo pragmático que un revolucionario debiera tener en cuenta en momentos de quiebre, cuando enfrenta en un momento clave a un imperio, en un cambio de época en el cual para más señales enfrenta al más poderoso imperio con su gran maquinaria de propaganda, ha primado más la irracionalidad disfrazada de intelectualidad o el odio personal por motivos diversos, que el razonamiento y lectura crítica del contexto, con sentido pragmático: y la política señores, es ante todo pragmática, no es un asunto de monjitas de la caridad ni nada que se le parezca.
Muchos ilustres personajes que escriben en Aporrea se lanzaron todas a una como en fuente Ovejuna contra Mario Silva, como si fuera Mario el causante de los males mayores de la revolución y superando en sevicia a Globovisión o NTN 24 Horas con sus enfoques. Lo del señor Javier Vivas Santana, no me extraña pues hasta llegó a culpar a Mario Silva no sólo de la pérdida del referendo - única derrota de Chávez en vida- sino hasta de la corrupción roja rojita que tanto mal ha hecho a la causa bolivariana.
Por allí hasta me escribió una nota regocijado con asomos de “yo te dije”, ponderando como auténtico el audio impactante de primera mano, sin tener la más mínima pizca del llamado beneficio de la duda. Un audio entre otras cosas, sospechoso cuando se le mira y analiza con las herramientas más mínimas de la técnica y de la manipulación de opinión, rumorología y propaganda política sucia, que ha caracterizado a los frentes de guerra majunches por extensión.
Yo personalmente no me atrevo a afirmar que el señor Javier Vivas Santana sea un quinta columna, porque no me consta, pero creo que él como tal, es un ejemplo de cómo la operación Amazonas que se ejecutó en Colombia - con el manual de JJ Rendón según expertos de mi país Colombia- con el fin de dividir y desprestigiar a la izquierda, es la misma operación de rumorología que se ejecuta en Venezuela con el mismo fin y vaya a saber usted el nombre, ha tenido en él tal vez sin quererlo, a un pivote fértil para que la revolución se distraiga de los retos esenciales que tiene, sobre todo cuando ese reto no da espera y cada día, va minando la credibilidad, fortaleza y salud de una revolución.
Uno de esos retos – a mi juicio el principal- lo constituye el binomio acaparamiento/desabastecimiento que dispara la inflación artificialmente programada, desde las mesas de guerra multipropósito del entorno de la MUD, el verdadero enemigo, en donde se unifican todos en lo local en contra de la revolución y del pueblo de Venezuela, incluyendo dentro de esa masa, a aquellos cultivados por el eje Globovisión/El NAZIonal. Por supuesto no es Mario Silva, ni es tampoco Diosdado Cabello, los objetivos de prioridad como enemigos si lo fueran, de la revolución.
La discusión altamente especulativa que se ha formado en torno al caso Mario Silva, puede ser resuelta en su tiempo - no en el caprichoso tiempo de la MUD- por un trabajo pericial contratado por la Fiscalía. Así lo ha entendido el gobernador Vielma Mora, quien pidió ser investigado y Dios quiera lo hagan los demás mencionados, para bien de la revolución.
Pero lo que no se entiende es que quienes dicen ser revolucionarios, quienes dicen haber votado por Nicolás Maduro- lo cual sólo ellos saben - no han escrito una sola línea como revolucionarios, en donde inviten o planifiquen programas de contraloría social, formación de comunas. No les conozco uno donde por ejemplo, hablen de formación política. Tampoco se les conoce otro de promoción y creación de comunas, esas por las cuales Chávez en una reunión ministerial manifestó implorar por ellas como imploraría por la vida que se le escurría y que él sabía.
Señores que tanto se han afanado y ufanado por culpar a Mario Silva, señores que hoy piden la cabeza de Diosdado Cabello, yo les pido desde la sufrida Colombia que muy seguramente jamás tendrá un gobierno de izquierda como el de ustedes, precisamente por tener una dirigencia enana y egoísta, que así como escriben con tanta saña, con la misma saña se organicen y salgan a ejercer la contraloría social contra la especulación en la cuadra donde viven, en el barrio que habitan o el conjunto residencial y su área de influencia por donde se mueven.
Ayuden al presidente Nicolás Maduro que se la está jugando con la inseguridad - otra urgencia de primer nivel - que enfrenta y con resultados halagüeños, mientras trata de hacer el último diálogo con los opositores/enemigos que hoy pueden desabastecer: por favor hagan estas cosas útiles que necesita la revolución y dejen ya de joder haciendo crecer un hecho de poca monta, que ya está pasando con más pena que gloria.
A los que piden la cabeza de Diosdado Cabello, los invito con responsabilidad revolucionario a buscar las pruebas contra él y su camarilla, porque hasta el momento están haciendo el triste papel del señor Julio Borges que al acusarlo, resultó señalado con la prueba concreta del cheque que la mamá de uno de sus colegas majunches le rapó a PDVSA como si fuera su caja menor, para fundar el partido Primero (IN) Justicia.
No hagan el triste papel de Richard Mardo, que también quiso fungir como "justiciero" y le salió un entuerto ladrón contra el patrimonio público, que luego trató de evadir diciendo que eso era para comprar refrescos. A propósito: el escándalo de Mario que presentó uno de los muladares más sucios de la política venezolana en la Asamblea Nacional Bolivariana, tan sucio que lo terminaron echando de Globovisión en esta nueva etapa, se detona justo cuando la Fiscalía General de la República se iba a pronunciar sobre los casos de majunches indiciados.
A quienes tienen ganas de denunciar, así como en el himno glorioso de Venezuela que dice, "seguid el ejemplo que Caracas dio", los invito a seguir el ejemplo que Luisbi Portillo dio, quien hasta el momento, ha sido de los pocos en hacer contraloría social contra la corrupción endógena y hoy recibe amenazas de muerte, por señalar a figuras mata votos del gobierno implicadas en la muerte de Sabino Romero. Allí donde todos podemos fácilmente encajar en el traje de fanfarrones, el profesor Lusibi Portillo, ha derrochado escritura, palabras y acciones, lo cual caracteriza a un revolucionario auténtico...
Y no me vengan con el cuento que hay revolucionarios que nada más tienen la función de escribir...Eso no es revolucionario, eso se llama tomar el camino fácil de criticar y acusar como chismoso o chismosa profesional, pero no el de hacer una revolución, tarea que no sólo es de Nicolás Maduro, sino de todo el pueblo Venezolano que entendió el unidad, unidad, unidad que pidió Hugo Chávez, el gran comandante de Abyayala/América, el guayacán florecido que dibujó en su novela el afroecuatoriano Nelson Estupiñán Bass (Cuando los guayacanes florecían).
Ser proactivos en los terrenos que la revolución necesita con urgencia, es tomar el morral de Chávez, el zambo más importante junto con José Prudencio Padilla, como estrategas responsables en la lucha contra los imperios, por ser hombres que evitaron a toda costa derramar la sangre de la gente de su mismo pueblo, por ser personas que la tenían bien clara, en cuanto a quien era el verdadero enemigo.
Hoy le pido al destinatario correcto, que me ayude a formar parte de la milicia bolivariana, quiero recibir el entrenamiento militar porque sí Venezuela Bolivariana es invadida por alguna fuerza, no quiero quedarme sólo escribiendo, quiero ser parte de los soldados que están dispuestos a luchar en esa guerra. Aunque no lo he jurado, desde Colombia estoy dispuesto a jugármela por esta Venezuela, que no es propaganda como dicen algunos enemigos acérrimos de Venezuela.
Yo creo en la Venezuela que logró las metas del milenio certificadas hasta por organismos no amigos como la ONU, BM, OEA y BID. Creo que no sólo Indira Villafaña o Adán Chávez están obligados a recoger el morral que dejó Hugo Chávez. Todos los hombre y mujeres de esta Abyayala/América que entendieron el legado de Hugo Chávez, que entienden lo que significa este tiempo en que la utopía de la soberanía se convirtió en algo tangible, entendemos que otro mundo es posible…Los demás que se desgasten pidiendo la cabeza de Mario Silva o acusando sin pruebas concretas a Diosdado Cabello, como Fanny Kertzman, una escuálida azkeNAZI de Colombia, que fue embajadora en Canadá y viciosa psicotrópica confesa.
A Fanny Kertzman, no le podemos pedir prudencia ni unidad revolucionaria, sería como pedírselo a George Bush o a Hilaria de Clinton. A los que se autodefinen como Chavistas o como revolucionarios, a esos les pregunto: ¿Se puede fomentar la unidad revolucionaria en tiempos de crisis recitando como un robot y sin pruebas los rumores del enemigo? ¿Se puede hacer unidad, siendo blando con el enemigo, pero encarnizadamente irracionales con los soldados mediáticos y políticos de la revolución? ¿Sí tenían las pruebas contra Diosdado Cabellos, porque no lo hicieron en el 2007 cuando el chavismo estaba fuerte y con pruebas, con esas benditas pruebas que brillan por su ausencia? ¿Y dónde está la unidad que pidió Chávez la última vez que fue visto con vida en público?
PD: según los que conocen la rumorología por dentro, este proceso selecciona y entrena a sus agentes de rumorología y luego los esparce en lugares públicos como restaurantes, medios de transporte, filas de instituciones públicas, centros comerciales y hasta conciertos, desde los cuales en conversaciones "casuales" ensayadas y programadas, hacen los comentarios que luego recibirán el refuerzo mediático. También señalan como esa estrategia funcionaba en las oficinas públicas de Colombia. En Venezuela, existen todos los signos y síntomas de esta penetración.