La revolución latinoamericana se hace en bloque o perece. En Grenada, los ultraizquierdistas consideraron que Bishops, el líder de ese proceso, era reformista y dieron un golpe de estado, asesinándolo. Esto sirvió de justificación para que, días después, Estados Unidos los invadiera y los liquidara así como a las esperanzas de cambio de los granadinos. Así actúa el imperio contra nuestros países y hay quienes pretendiendo ser ultra revolucionarios sirven para hacerle el juego.
Chávez nos dejó un hermoso y claro camino trazado en el Plan de la Patria 2013 – 2019. La labor de los chavistas es estudiarlo y aplicarlo y joder todo lo que podamos cuando y donde se deje de hacerlo. Hay mucho trabajo en la rectificación y fortalecimiento de los consejos comunales y en la construcción de comunas, que es nuestra tarea concreta. Crear todas las empresas de propiedad social que podamos para darle músculo económico a estas instituciones del poder popular. Así y sólo así construiremos nuestro socialismo. Lo demás es habladera de güevonadas, pues es metid@s con la gente, en sus peos cotidianos, calándonos con infinita paciencia tantos “espíritus sumergidos en las aguas heladas del cálculo egoísta”, que no están solamente en esa fracción de la burocracia corrupta y parasitaria, sino que, desafortunadamente, también impregna todavía a amplios sectores de nuestro pueblo. Pero es aquí donde se está batiendo el melao y no queda otra que agarrar la paleta.
La renta petrolera nos permite ir creando una sociedad nueva, paralela a la sociedad capitalista. ¿Será esta la vía del socialismo bolivariano y chavista? La respuesta no la podemos encontrar en otra parte sino en la realidad concreta, en el trabajo cotidiano. Vemos ahora mayor voluntad política en el gobierno (tal vez hacían falta los foetazos que nos dio la burguesía) para avanzar con eficiencia, a pesar de las rémoras infiltradas que aún echan vaina en la administración pública y que ameritan un esfuerzo especial para su extirpación.
Tenemos el mapa y la ruta, los objetivos están claros. Confiemos en nuestros líderes y pongámonos en marcha como una sola tropa, sin desviarnos, disciplinadamente, sin adelantarnos ni quedarnos, evaluemos al final de cada jornada qué hicimos para fortalecer el poder popular y dejemos la discutidera de paja a los que no saben hacer otra cosa.
Para que Chávez viva no basta nuestro sentimiento, hace falta nuestra práctica.