La autocrítica

No se trata de revisar las conductas displicentes de algunos actores, que
puedan tergiversar el sentido de la revolución bolivariana en el fragor del
bombardeo mediático que obliga a reforzar la retaguardia ante una nueva
intentona de Golpe de Estado, sino el ser consecuente con los preceptos del
Padre de la Patria, líder indiscutible de los ideales nacionalistas de
raíces sociales, que nos legó Bolívar con su conducta, sus decretos, sus
leyes, sus pensamientos y su estilo de gobernar… Porque a diferencia de lo
que algunos piensan, Bolívar no es un icono para conmemorar en fechas
patrias ni utilizar como un símbolo de patriotismo en afinados discursos,
sino como una referencia que cada día cobra más vigencia, mientras exista un
mundo donde el imperialismo, la injusticia y la desigualdad, pretendan
dominar a los pueblos… Y en este orden de ideas bolivarianas, comenzamos con
lo que debe ser la política comunicacional de un gobierno fiel a los
mandatos constitucionales de un gobierno socialista inspirado en las
doctrinas del Libertador:

"...el que manda debe oír aunque sean las más duras verdades y, después de
oídas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que producen los
errores propios”
Simón Bolívar

…y en el tema comunicacional nada más vulnerable que el tema de la
corrupción para socavar las bases populares de un gobierno socialista, que a
diferencia del capitalista, se sustenta en la esperanza y la justicia, como
los dos baluartes inseparables de la revolución popular… El célebre hombre
de la mafia, Al Capone, salió ileso del robo, el contrabando y los crímenes,
pero no de la corrupción fiscal que lo llevó a prisión… Carlos Andrés Pérez
cayó en la trampa de la corrupción por la insignificante cantidad de 30
millones de bolívares, no obstante que manejó miles de millones de manera
grosera, vulgar y discrecional, para llevar una vida mil millonaria en el
exterior… Lo de Brasil es un espejo de lo que significa la corrupción en un
gobierno socialista, que obligó al presidente Lula: denunciarla, enfrentarla
y combatirla, para no dejarse arropar por una oposición oportunista que
quiere llevarlo al banquillo de los acusados… Ya lo advertía el Libertador:

“La Hacienda Nacional no es de quien nos gobierna. Todos los funcionarios y
depositarios de vuestros intereses debe demostrarnos el uso que han hecho de
los fondos públicos”
Simón Bolívar

Pero sin embargo la corrupción no socava las bases de un gobierno
capitalista, ya que el poder económico domina el panorama social con medios
de comunicación controlados por el imperialismo, tal cual sucede con el Clan
Bush, considerados los dos presidentes más corruptos que han pasados por
Washington… Si bien es cierto que la oposición utiliza cada falta del
gobierno, por muy pequeña e insignificante que sea, para desmembrar la
popularidad de los programas sociales que fortalecen las políticas del
Ejecutivo, es deber de los funcionarios, asumir la crítica, sea cual sea,
para fortalecer la gobernabilidad, no por la opresión ni la retórica, sino
con los hechos y los resultados… y la mejor prueba de ello, es la
participación del pueblo en lo que la Constitución define como “Contraloría
Social”…

Pero esta Contraloría Social no es virtual ni teatral ni subordinada a un
partido de gobierno, sino fiel a los intereses de la comunidad y efectiva en
velar por la observancia, el buen funcionamiento, y el destino de los fondos
públicos…

…ya lo decía el Padre de la Revolución Bolivariana cuando el fantasma de la
corrupción también se hizo presente en las esferas del gobierno:

“He sabido que hay quejas contra algunos funcionarios públicos. Para el
Gobierno nada será más útil ni más satisfactorio que corregir los abusos de
la Administración, porque nada desea tanto el Gobierno que el verse apoyado
por los legisladores para rectificar la marcha de los negocios. Que se acuse
a cuantos cometen faltas y todo se corregirá... Yo seré el primero”
Simón Bolívar

Por ello, Bolívar es un buen ejemplo que deben seguir nuestros gobernantes,
y que nos advierte que debemos mirar a tras y volver a sus enseñanzas, para
enfrentar la crisis existencial de un gobierno revolucionario que se empeña
en instaurar la moral y la justicia a como de lugar… El propio presidente
Chávez constantemente reflexiona sobre la conducta que debe tener un
verdadero revolucionario, ante la codicia y las comisiones que rondan como
buitres a los funcionarios públicos… al respecto para enfrentar esta
situación que se ha hecho voz populis en la administración pública, por las
inmensas cantidades de dólares que nos genera el petróleo, en palabras del
Libertador está la respuesta que todos debemos practicar:

“Los códigos, los sistemas, los estatutos por sabios que sean, son obras
muertas que poco influyen sobre las sociedades. Hombres virtuosos, hombres
patriotas, hombres ilustrados, constituyen la República.

Las malas leyes y una administración deshonesta han quebrado la República.

La corrupción de los jueces ha venido después a quitarnos la esperanza de
mejorar.

El Peculado y el robo a la sombra del poder son las dos lacras inseparables
de las autocracias.

Si no hay un respecto sagrado por la patria, por las leyes y las
autoridades, la sociedad es una confusión, un abismo; es un conflicto de
hombre a hombre y cuerpo a cuerpo”
Simón Bolívar

Hoy la sociedad venezolana vive este conflicto que vaticinó el Libertador, y
que inevitablemente arrastran al gobierno, por causa de la impunidad de los
delitos y una deficiente administración de justicia, que premia al culpable
y castiga al inocente que no tiene recursos económicos, creando un ambiente
propicio para la injusticia y la corrupción con sus inevitables
consecuencias sociales, económicas y políticas, tal cual les tocó vivir
Argentina, México y Brasil:

“La corrupción de los pueblos nace de la indulgencia de los tribunales y de
la impunidad del los delitos. Sin fuerza no hay virtud; y sin virtud perece
la Republica”
Simón Bolívar

Lograr la paz social a través de la moralidad pública de unas instituciones
que son bombardeadas diariamente por una conspiración mediática que financia
el imperio anglosajón, es el reto de Chávez, ante un conglomerado de pueblo
que aún tiene fe en su presidente, sus instituciones, y sólo espera: medidas
ejemplarizantes de una Fiscalía cuestionada por la impunidad de los delitos,
un Defensor del Pueblo pasivo ante la pasividad de la Fiscalía, y unos
Tribunales pasivos como consecuencia de la pasividad de la administración de
justicia; al respecto, Bolívar nos dejó un “Decálogo de Moralidad Pública”
para un gobierno de raíces sociales… Así nos advirtió el Padre de la
Revolución Bolivariana:

“En moral como en política hay reglas que no se deben traspasar, pues su
violación suele costar caro. La Hacienda Nacional no es de quien gobierna.
Todos los depositarios de vuestros intereses deben demostraros el uso que
han hecho de ellos. Es el deber de todo ciudadano vigilar sobre la legítima
inversión de las rentas públicas en beneficio de la sociedad, y para el
gobierno nada será más útil ni más satisfactorio que corregir los abusos de
la administración”
Simón Bolívar

Señor presidente Chávez y demás lideres partidistas comprometidos con el
proceso: practiquen la autocrítica como lo hizo Bolívar, brinden medidas
ejemplarizantes en contra de los corruptos, sean eco de la Contraloría
Social con sus denuncias, y estarán dando las respuestas que el pueblo exige
de un gobierno participativo que, en su verdadera definición política: no
discrimina por diferencias ideológicas, no excluye por posiciones
partidistas, ni divide por estatus social; sino que por el contrario, tiene
la obligación de unir al pueblo, sin exclusión de credo, raza y posición
social, en una obligatoria jornada común: La Prosperidad Nacional,
combatiendo la corrupción, esté donde esté, ya que sólo ella es la causante
de la injusticia y la degradación social que lleva a los pueblos a la
anarquía y la guerra civil… Hagamos como dijo el Libertador:

“La responsabilidad de los empleados públicos se debe señalar en la
Constitución; sin responsabilidad, sin represión el Estado es un caos.

Que se publiquen en la Gaceta Oficial los gastos de las oficinas públicas,
para que no se diga que mi gobierno ampara la corrupción.

La Providencia misma no puede permitir que el robo, la traición y la
intriga, triunfen del patriotismo y de la rectitud.

Agradable necesidad al deber sagrado para un republicano, es dar cuenta de
su administración a los representantes del pueblo”
Simón Bolívar


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Jorge Mier Hoffman


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