En las calmas riberas del lago Léman, que nutre los alpes y las montañas suizas del Vaud y del Valais, que con tanta fuerza narrativa nos pintara Charles-Ferdinand Ramuz, en su emblemática novela Derborence, recibimos la infausta noticia de la muerte de un hermano de sueños compartidos: Francisco Prada Barazarte, el legendario Comandante Arauca, o como siempre lo llamamos sus amigos más cercanos, nuestro querido “Flaco” Prada.
Esta noticia es para mí como el derrumbamiento de una gigantesca montaña de témpanos helados en los Alpes suizos.
Su erguida figura y su sonriente tez nos avivan el recuerdo, de quien izó corajudamente la bandera de una patria soberana, y fue capaz de abjurar del oprobio, la injusticia y la sinrazón.
Y lo vemos flanqueado –como siempre- por su compañera inseparable: Laura Pérez Carmona, su camarada de tantas jornadas por el rescate de los más sacrosantos principios que inspiran la vida de seres consagrados a dignificar la especie humana.
Son seres que se disuelven en el éter de la dignidad y se confunden con los proyectos que iluminan el quehacer de la humana revolución.
El “Flaco” Prada se enguerrilló desde tierna edad por su amada Venezuela. Siempre quiso tomar el cielo por asalto y sembrar esperanzas en una Patria martirizada por innobles predicamentos y deleznables propósitos.
En sus tiempos de adolescencia formó parte de esa “Pandilla Juvenil y Poética” que integraban, en la Tierra de Nubes, sus paisanos Ramón Palomares, Laura y Antonio Pérez Carmona, Jesús María Manzaneda, Laurencio Sánchez Palomares, su hermano Pichoyo Prada y otros.
El “Flaco” Prada asumió papeles fundamentales durante la lucha armada, convirtiéndose en Secretario Político de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), y una de las figuras más emblemáticas e ideológicamente mejor equipadas de la izquierda venezolana.
Su obra redentora será imborrable. Es ejemplo de infinita rebeldía por las causas de los pobres, de los excluidos, y de la Patria bolivariana.
El “Flaco” Prada era sociólogo y antropólogo de profesión; hizo de estas disciplinas un apostolado en favor de nuestro pueblo. La causa indígena estuvo en la agenda de su noble ideario. Sobresaliente su legado como director del Museo de Arte Popular “Salvador Valero” de la Universidad de los Andes, donde diseñara la Bienal Salvador Valero.
Hoy viaja el “Flaco” Prada al territorio imperecedero de la posteridad. Su figura quijotesca se proyecta hacia el infinito, con su risa permanente y su desbordante solidaridad humana. Irreductible siempre y soñador impertérrito. Tus amigos valoramos tu ejemplo redentor.
Pero la montaña ha recuperado su vitalidad y se echa a reír de nuevo…
Ginebra, 11 de julio de 2014
*Embajador. Representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas y demás organismos internacionales con sede en Ginebra, Suiza