Definitivamente que no hay que ser una lumbrera política ni tener estudios avanzados como politólogo ni ser un prodigio en el tema, para saber que la vaina está mal y huele mal, que existe un ambiente tenso en el seno de la población producto del desabastecimiento, la escasez, la inflación, la inseguridad y un largo de etcéteras que a diario le desmorona la fe, el afán y el optimismo.
No había querido escribir en todo este tiempo, aunque me estaba reventando por dentro. Tenía atravesado entre pecho y espalda la necesidad de volcar el descontento, ya que seria pecar de insensible e inhumano si no me conmoviera la desgracia de ver en todo el país la gente haciendo largas colas para poder comprar algún producto de la cesta diaria que aparezca ocasionalmente de manera relampagueante y en función de ello sólo tenía dos opciones, o me envenenaba con mi propia sangre podrido de la arrechera o sacaba a flote esta impotencia que me carcome las vísceras.
Es posible que el contenido del presente articulo no sea del agrado de muchos y se me vea mal por criticar de manera constructiva la situación actual del país y la profunda crisis que estamos atravesando producto de la guerra económica y la espiral inflacionaria indetenible, también es posible que se me tipifique de banal, intrascendente, trivial y falto de formación política, ya que habiendo tantos problemas importantes, venga yo a ocuparme de esas “estupideces” que azotan al pueblo, como es el caso de que no se encuentre un pote de leche para hacerle el tetero a los muchachos y por supuesto, no faltaran los personajes que acusen de traición a la patria.
En diferentes oportunidades se ha corrido la arruga porque “no es el momento” para poner en practica las 3R, en pro de salvar el proceso y el legado de Chávez que nosotros mismos estamos acabando. El proceso y el legado del Comandante se nos está escapando peligrosamente de las manos por nuestra prepotencia, engreimiento y por creernos mas vergatarios que el propio Simón, que Chávez y que todos aquellos que han dado todo por enrumbar el país hacia la máxima felicidad. Sin tomar en cuenta que con esa actitud de arrogancia lo que estamos es catapultando la posibilidad de que los logros y el legado del Comandante Eterno se nos vayan bien largo al carajo, mientras una guerra económica, una espiral inflacionaria y el descontento de todo un pueblo se convierten el caldo de cultivo y en el trampolín para que a ese mismo pueblo se le revienten las costuras de la paciencia, se arreche mas de lo que está y salga a la calle a reclamar sus derechos y a ponerle orden a la pea porque no encuentra qué comprar, no porque no tenga dinero, sino porque no hay nada en qué gastarlo, ya que si vas a cualquier supermercado o afín, sólo consigues doritos, pepitos, galletas, refrescos, pepitonas, jabón azul, vasos y artículos plásticos y cualquier otra vaina, menos los productos que juegan un papel importante en nuestra cesta de alimentación, y si por casualidad se consiguen, los precios son inalcanzables para el pobre de a pie y para el trabajador que vive de un sueldito de quince y ultimo. Tal es el caso de la carne, de la leche, el pan y todo lo que se te ocurra comprar para la dieta diaria.
Entiendo y acepto que hay una guerra económica, pero el problema no es la guerra, el problema es que la estamos perdiendo y no se ve la famosa luz a final del túnel que nos diga que la vaina es pasajera, no se le ve solución a la crisis, ya sea, o porque no la tiene o porque al gobierno le ha faltado cojones para meter en cintura a los especuladores, a los promotores, a los financistas y a los ejecutores de la guerra y a todos aquellos que joden impunemente. La escasez y la inflación se han convertido en nuestras amantes y compañeras de vida, ya son parte de nosotros y pareciera que a nadie le duele y que todo sigue igual dentro de una normalidad explosiva. ¿Hasta cuándo la discurseadera y la habladera de paja?, mientras el pueblo se pudre de impaciencia y de pesimismo clamándole a José Gregorio Hernández, a San Benito, a la Virgen de Coromoto, a la Chinita, a la Virgen del valle, a la Pastora y a todos los Santos del cielo y de la tierra para que le concedan el milagro de poder comprar alguno de los productos desaparecidos. A diario se oyen discursos tras discursos, promesas tras promesas, se inauguran en todo el país plantas procesadoras de harina precosida, torrefactoras, plantas para procesar leche, aceite, papel higiénico y plantas de todo tipo, asegurando que mas temprano que tarde se abarrotaran los mercados para acabar con la escasez y con las colas porque se normalizará la producción de los bienes básicos, pero mas allá de las pantallas del televisor, mas allá de la prensa escrita y mas allá de las ondas hertzianas la realidad es otra, los productos no se consiguen porque ahora no hay desabastecimiento sino "fallas de abastecimientos en los mercados". Lo peor del caso es que, según muchos dirigentes y otros disfrazados de rojo afirman que la escasez la origina el mismo pueblo porque corren a comprar tres paqueticos de harina y tres de azúcar, en vez de comprar uno. ¡No joda! Y quién no se va a volver loco y lograr orgasmos divinos cuando aparecen los productos y se logran comprar algunos, cualquiera eyacularía solito con la divinidad de tener en la mano unos de los productos anhelados porque no se tiene garantía de volverlos a ver otra vez en la vida.
¡Ah! Pero la cerveza nunca falta, en cualquier parte del país se encuentran cava llenas hasta los teque teque, entonces cabría preguntarse ¿será que tendremos que vivir rascaos, muertos de la pea todo el día para que la situación no nos acogote y no nos demos cuenta de lo que está pasando?
Seguro que muchos eminentes y doctores en análisis políticos profundos me van a decir que es culpa de la oposición que apuesta al desgaste moral y psíquico del pueblo para generar en su seno desconfianza, desilusión y desencanto. Está bien, perfecto, se las compro ¿Pero, además de discursear, que coño se está haciendo para contrarrestar esta avalancha de triunfos que está obteniendo la oposición y sus secuaces cuando generan esa arrechera perpetua en la población?
El pueblo ya no resiste más presión y está a punto que se les estallen las costuras de la paciencia producto del descontento y de la rabia que le socavan y le desmoronan la actitud pasiva que hasta ahora ha tenido atendiendo sin vacilar a los llamados de paz, de cordura y de paciencia que a diario se le hacen, mientras, por otro lado, los adversarios siguen jodiendo, se burlan y se pasan por el forro los derechos irrenunciables de todo un pueblo de vivir tranquilo sin tener que confrontar a diario el sabor amargo de la intranquilidad que le genera ignorar cuando se va a derrotar la incertidumbre de saber si mañana habrá desaparecido el desabastecimiento, la inflación y tantos otros males que le acogotan convirtiéndolo en una bomba latente que puede explotar en cualquier momento sino se le da un parado drástico y contundente a las vainas mal hechas.
La Revolución ha llegado a un punto neurálgico, en donde el pueblo reclama más eficiencia y mas eficacia, exige que se hable menos paja y se haga más, ya basta de reuniones y reuniones estériles con los empresarios, donde se habla de divisas, sucres, dólares, importaciones, exportaciones, de comercios con países del Sur y de mas allá, hasta cuándo reuniones con las distintas federaciones, con la federación de ganaderos, con la federación porcina y con cuantas federaciones existen y están por crearse, si todo sigue igual, para qué sirven las leyes de regulación de precios, si en los mercados los precios todos los días amanecen por encima del que tenían el día anterior y los buhoneros continúan vendiendo públicamente los alimentos de primera necesidad desaparecidos y con mil o dos mil por ciento por encima de los entupidos precios regulados.
Hace falta en estos momentos entender que si no se le da solución a los problemas cotidianos que acogotan al pueblo, esta vaina se la va a llevar el diablo y ahí si es verdad que nos las vamos a ver bien fea y no nos extrañemos entonces cuando ese pueblo, que hasta ahora ha aguantado estoicamente, salga a las calles a hacer justicia con sus manos, a incendiar supermercados, panaderías, ventas de frutas y cualquier vaina donde vendan comida. La gente está arrecha de echarse coñazo en las colas de horas y horas para comprar cualquier producto, medicinas, cauchos, repuestos y baterías para vehículos, entre otros que por obras del Creador aparezcan. La gente está desmotivada, tiene inoculada una rabia irreversible en las venas y se siente impotente, indefenso y desprotegido, mientras las ratas andan sueltas manoseando sus esperanzas, burlándose en su cara sin que nadie por lo menos les de un coñazo, y lo peor del caso, es que el enemigo interno y externo, la oposición y los empresarios, además de joder y joder generan en el mismo pueblo la sensación que todos los males existentes son por culpa del gobierno y de los chavistas.
La impunidad, el desabastecimiento, el acaparamiento, el contrabando de extracción, la inflación y el desencanto son una maldición que le ha caído a la población, es una maldita hiedra que se aferra fuertemente en las paredes del alma, de la vida y de los bolsillos del ciudadanos de a pie, por ello se hace necesario que el gobierno tome acciones urgentes y contundente en aras de parar la debacle que nos está arropando. El gobierno debe y tiene que activar una contraofensiva sin clemencia, que vaya más allá de las acciones puntuales porque son infructuosas, cuando los funcionarios se alejan del comercio o establecimiento visitado, estos continúan robando al pueblo como si no hubiese pasado nada. El gobierno debe y tiene que tomar acciones urgentes y drásticas inspiradas y amamantadas con el clamor del pueblo y con las críticas positivas hechas con ánimo de reorientar el Proceso Bolivariano para darle el golpe brusco de timón que Chávez tanto planteó y acabar de una buena vez el chantaje que se tiene con el legado de nuestro Comandante Eterno haciendo creer que cuando se critica constructivamente las vainas malas, automáticamente se traiciona el legado de Chávez y se pasa a formar fila en el grupo de los detestables…
Y AHORA MÁS QUE NUNCA CHÁVEZ SOMOS TODOS.
¡¡Y EN EL NOMBRE DE BOLIVAR, DE CRISTO Y DE CHAVEZ, LA LUCHA SIGUE!!