Para comprender y superar la actual coyuntura política, económica y social por la que está atravesando Venezuela, es imperativo hacer memoria de la situación en que se encontraba el país antes de la llegada e insurgencia de Hugo Chávez y su propuesta de “Agenda Bolivariana” para rescatar en lo material y lo moral una nación en descalabro, descomposición moral y material por voluntad de unas élites irresponsables que hundieron y entregaron a la nación, su soberanía.
La política económica a la que Hugo Chávez debió hacer frente se encontró con un triple desafío: la superación del terrible descalabro macroeconómico que describían todas las agencias calificadoras de riesgos, el cual había hundido el Fisco, la bolsa, el BCV, el bolívar,el salario,el empleo y el poco crédito que le quedaba al gobierno de entonces; revertir el penoso y prolongado hundimiento de la producción interna, fundada en la “industrialización por sustitución de importaciones”, enterrada por los paquetes neoliberales del FMI y avalados por los gobiernos de aquellas dos últimas décadas: El Paquetazo de CAP II y la Agenda Venezuela de Caldera-Petkoff; y enfrentar la madre de las causas del derrumbe, incluso la coyuntural como la que hoy estamos viviendo.
Chávez recibió un país con una megaexpansión productiva y la baja de precios de los hidrocarburos practicadas por una gerencia de PDVSA, en connivencia con el FMI y el “big oil” cuya criatura fue colocar en manos transnacionales el “lomito” del petróleo nacional a través de la llamada Apertura Petrolera a la inversión foránea en condiciones de entrega y desfavorable al interés nacional; privatización de PDVSA y Pequiven, destrucción de la OPEP y en fin, la desnacionalización del petróleo y desde allí de toda la economía y del poder del Estado. Esto fue lo que recibió Chávez como herencia perversa y que encontró resistencia férrea (Golpe de Estado, paro petrolero y sabotaje permanente…) cuando se propuso a darle nuevo curso a la nación y, gracias a su audacia y compromiso logró saldar una deuda social, todavía heredada, a través de propiciar una estrategia geopolítica que revaluó nuestros hidrocarburos y dignificar a la OPEP. Propiciar la unidad e integración latinoamericana y caribeña bajo los principios de soberanía y autodeterminación de los pueblos y naciones. A pesar de ello, lo económico siguió siendo coyuntural producto de la perversión estructural económica y social que heredó. Es la razón por la cual hoy nos encontramos con “la crisis” la cual tiene como reto a superar solo a través de un cambio estructural material y simbólico,cultural, para preservar lo alcanzado y garantizar en perspectiva y prospectiva el Proyecto de la Agenda Bolivariana y materializada en el Plan de la Patria presentado antes de su partida trágica. Es lo que tiene que encarar hoy el gobierno Bolivariano de Nicolás Maduro ante la embestida de los poderes fácticos económicos parasitarios nacionales existentes, y, la injerencia internacional del gobierno de Barack Obama.
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