Desde la Revolución; ¿estamos ganando?

Sin duda que la victoria política obtenida en Panamá, durante la realización de la VII Cumbre de las Américas, es uno de los triunfos más claros y contundentes ante la avasallante arremetida del gobierno imperial estadounidense y sus fuerzas internas. Derrotado como se predecía en su intento por destruir al gobierno de Nicolás Maduro y con ello a la Revolución Bolivariana y al proyecto de Patria Grande Sudamericana, el gobierno de EE.UU. vuelve a la retaguardia, al silencio cómplice, mientras acciona sus fuerzas ocultas, así, desde España, ¡Oh, España! La de Mariano Rajoy y su cuerda de bandidos, la empobrecida por las políticas de austeridad fondomonetaristas. Canadá y Alemania, sí, la Alemania de Ángela Merkel, ¡chuzada! por los servicios de espionaje estadounidenses, se emprende una nueva cruzada contra el gobierno y el pueblo venezolano. Sus intentos por un cambio violento e inconstitucional de gobierno no cesan.

En esa onda, a lo interno, se recrudece la denominada guerra económica, ejecutada por empresarios y grupos de poder desplazados del gobierno. Su accionar durante los últimos 24 meses ya pasa a lo delictivo-insurreccional. Muchos han sido los llamados del gobierno, antes y ahora, sin embargo su menosprecio como “clase superior” y su afán por recuperar el poder político y los recursos económicos de la Nación para sí los obnubila. No hay conversación que valga, lo de ellos es todo o nada. Tienen que recuperar “todo el dinero perdido”, distribuido en bienestar y buen vivir al 80% de la Nación, pero que según ellos les pertenece por herencia divina. Su plan es claro, ellos solo buscan confrontación con el gobierno, que los expropie, que los confisque, será la excusa perfecta para accionar sus fuerzas mercenarias y paramilitares. De eso sabemos mucho y hay claros y muy poderosos indicios. Si su patrón es el gobierno imperial estadounidense cuya tendencia mundial es gobernar bajo el terror, no cabe duda cual es el camino elegido.

Para nosotros, los revolucionarios, el camino es la PAZ, no podemos ni debemos caer en la trampa imperial. Sin embargo, el gobierno, sí, el alto gobierno, tiene y debe mostrar y demostrar con convicción, firme y fuerte convicción cuales son esos elementos y lazos que conforman la llamada guerra económica. Debe y tiene como hacerlo, mostrar todos y cada uno de los $ entregados a los empresarios para compra de productos o insumos. Cómo llegan, donde van estos insumos, la producción, distribución y consumo final. Es una cadena en la que cuando falla un eslabón todo se altera y el gobierno debe mostrar dónde está el problema. Así convence y se gana la guerra en PAZ.

La toma y expropiación de empresas no es la solución viable si consideramos las palabras del señor presidente sobre la “falta de conciencia revolucionaria y comprometida” de muchos de los elementos que conforman la sociedad venezolana. A lo interno de la revolución existen factores, fallas, pequeñas, medianas, grandes, pero fallas al fin cuyo origen está en esa falta de conciencia y desarraigo por la verdadera construcción del Socialismo Bolivariano. En muchos elementos de nuestras filas priva el individualismo y el bienestar propio por encima de lo colectivo. En ese orden debo y quiero señalar algunas cosas:

En las regiones existe una desavenencia y antipatía entre oficinas de ministerios, gobernaciones y alcaldías, esto conduce a retrasos y falta de efectividad en la ejecución de obras y soluciones a los problemas locales. En todos estos entes hay “gente de vanguardia política” que de buena fe “es colocada por sugerencias del PSUV” y en muchos casos parecen ser los que más obstáculos colocan en la solución de los problemas. Consultores jurídicos, directores de presupuesto y personal… tienen una discrecionalidad en lo relativo a gastos y contrataciones sorprendentes. En la cadena de distribución publica persisten problemas de funcionalidad y equipamiento, los directores y cajeros parecen tener igual discrecionalidad, pero lo que más molesta al ciudadano de a pie, a ese opositor o ni ni, que visita dichos locales es la absurda y a veces “despiadada” acción en el retardo “voluntario” de quienes nos atienden. De los efectivos militares “guardando su parte de la distribución” ¡El botín! En Caracas, por La Candelaria, todas las aceras y brocales lucen realmente sucias y con olores desagradables, mucho se puede estar haciendo por la ciudad, pero la limpieza y el ornato deben ir en una sola mano. En Anzoátegui, una compañía de “pequeños auto buses blancos” identificados como “petroBus” que parecen prestar servicio a los trabajadores del Complejo de Jose, a la hora de salida se incorporan como estampida en los canales de la autopista. Ni choferes, ni a ocupantes les preocupa la circulación de los demás sobre todo cuando usted ve con asombro como se desplazan a más de 100 km/h a un metro de distancia uno de otro o tras de otros vehículos. El limite indicado como velocidad máxima en dichos vehículos es de 80 km/h… Así pues, podemos seguir señalando, pequeñas pero muy profundas fallas en la clase trabajadora que tomaría la vanguardia de empresas y producción en la guerra de todo el pueblo contra la tiranía y opresión imperial. Pequeñas, pero recurrentes y extendidas fallas que en conjunto darían al traste con la Revolución Bolivariana.    



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Felipe Marcano


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