Ante la reciente ola de críticas que se han generado, se generan y se generarán vale la pena salpicar un poco a quienes están fuera del gobierno. Bastante se repite la frase “No es culpa del pueblo”, yo creo que esa frase es parcialmente cierta, pues las organizaciones políticas (aun las que no hacen vida electoral), las corrientes, los colectivos y comités, etc, -que también son pueblo y son bases y son militantes- que llegan a autodenominarse vanguardia y/o cuadros políticos, en efecto tienen una incidencia de importancia en las masas, han contribuido con su acción en el declive de la militancia y por consiguiente en el declive de la revolución. Dichas acciones obedecen a un fenómeno al que he puesto como nombre la Paradoja del Marxista.
Todos sabemos lo que es una paradoja. Me gusta la definición que aparece en internet: “Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones que aparentemente envuelven contradicción” siendo fiel a las definiciones de diccionario, espero implementar la paradoja como estímulo para la reflexión. “A menudo los filósofos se sirven de las paradojas para revelar la complejidad de la realidad. La paradoja también permite demostrar las limitaciones de las herramientas de la mente humana”. Pensando en ¿cómo empezar a escribir lo que quiero escribir? Me doy cuenta en que, a medida que voy de lo específico -que quiero reflexionar con ustedes- a lo más general -al conseguir mi rol en el tema a abordar-, como el hecho mismo de encontrarme escribiendo este texto, no salgo de una paradoja para caer en otra.
Quiero hacer catarsis, al expresarme, sobre un tema político lleno de paradojas que van de la utopía a lo científico y viceversa. Desde que me involucré en el marxismo (gracias a Chávez) poco a poco he tratado de ahondar en el tema y he hecho esfuerzos de radicalizar más mi pensamiento como medida de tratar de hacer realidad lo que estoy aprendiendo. Todo es una paradoja, si yo como individuo no acentúo lo aprendido, mucho menos lo hará un colectivo, un colectivo que no apoya ni se apoya en el individuo o que rara vez lo hace. De grupo en grupo, de colectivo en colectivo o cualquier epíteto válido para nombrar a un grupo de jóvenes intentando organizarse para “cambiar el sistema” me ha servido de experiencia para saber que la “izquierda” en su mayoría (al menos la venezolana) de seguir por el camino paradójico no está preparada para afrontar el reto de la providencia social. Con cada intelectual del marxismo que me he encontrado he aprendido mucho y he observado también cada contradicción en el accionar. Siempre recuerdo al filósofo venezolano José Rafael Núñez Tenorio en su libro “Estrategia y Táctica” quien recalcó la importancia de “la teoría y la práctica” todos y cada uno de los usuarios del marxismo repiten esas dos palabras. Se discute de la dialéctica se profundiza en ella hasta que estamos listos para “exportar” desde nuestras cabezas dicho conocimiento, sin usarlo, pero cayendo en contradicciones hasta llegar a lo paradójico, accionando diametralmente opuesto a la praxis del conocimiento.
Por ejemplo, entre los más fieles marxistas, nos repetimos y tomamos como bandera “cumplir” con el trabajo que Marx dejó –parafraseo– “promover la creación colectiva de la conciencia de clases” y aparentemente –salvando nuestras capacidades– los más radicales círculos marxistas cumplen esa tarea, el problema surge cuando alguien pregunta ¿crees que podamos captar a alguien para nuestro colectivo? Refiriéndose al grupo que se supone se desea emancipar, condicionando así el esfuerzo por “cumplir la tarea”. Claro, yo quien hago la autocrítica debería tomar la iniciativa y olvidarme de mis camaradas y cumplir la tarea por mí mismo, otra vez el individuo versus el colectivo, parafraseo a Bolívar “que puede un pobre hombre”. Esta práctica es común, muchos de los diferentes grupos asisten a reuniones no para discutir, sino para revisar las listas de los presentes en busca del “erudito que hacía falta”.
He visto como gente muy preparada con carisma y apoyo popular, se niega a ocupar un cargo en el gobierno, con la premisa de no querer un “cargo” pues “el socialismo se construye desde las bases”. Pero las bases en Venezuela siguen teniendo una formación capitalista, y continúan teniendo esperanzas en el estado burgués, esto implica que esa persona formada en marxismo capaz de dar el ejemplo a las masas, al rechazar la oferta, le da paso a un oportunista que no duda en tomar el puesto (para luego dedicarse a criticarlo y al hacerlo criticar a la revolución) y que por supuesto nuestras masas seguirán, y que además si condicionamos nuestros esfuerzos a que si hay gente que captar o no, por supuesto fallaremos en el hecho de formar al pueblo, para que éste no apoye a los oportunistas.
Otra paradoja que reconozco y que tal vez es peor, es el hecho de que los marxistas anhelamos el hecho de llegar al poder para instaurar al fin la “dictadura del proletariado”, desde tiempos de Marx, se espera eso, el mismo Lenin escribió sobre como desmontar al estado burgués, de cómo usar la maquinaria capitalista (refiriéndose al Estado) para lograrlo, e incluso las dos tendencias comunistas más marcadas tienen su propio estilo de hacer las cosas, bien sea a través del socialismo por etapa o etapismo (Stalin) o por la revolución permanente (Trotsky). Lo paradójico del asunto es que aun cuando tenemos un gobierno que mal que bien le hace frente a la “derecha” y tiene una fuerte tendencia de “izquierda” los grupos llamados “cuadros” es decir de intelectuales de izquierda, toman acciones y planifican en contra de éste gobierno (muchas veces favoreciendo a la derecha que quieren destruir), incluso se espera desde estos grupos que el gobierno pierda, y en su lecho de muerte se presente una escisión para captar a la mayor cantidad de gente posible de su partido (PSUV) (tal cual como fiesta de piñatas, donde cada quien se quiere posesionar del mayor botín posible). El hecho de que esto ocurra implica no solo, un fraccionamiento de la “izquierda” y que compiten entre sí desplegando esfuerzos estériles y atacándose mutuamente, sino también una clasificación de las masas que aglutina ese partido -hay quienes defiendan este hecho pues en el partido hay gente de derecha- pero en la praxis cotidiana si condicionamos nuestros esfuerzos para el pueblo (que no tiene culpa de estar enajenado, pero nosotros si la responsabilidad de sacarlos de ese letargo) en que exista gente “captable” o no, entonces estaremos cayendo en una especie de “élite” dentro de lo que supone estamos en contra.
Esto no es un problema nuevo, podría citar diversas canciones de Alí Primera, criticando la dispersión y la división de la izquierda, ¿será que no nos damos cuenta de que todos somos marxistas? ¿No se supone que todos queremos el bien común para la clase trabajadora? Esto me hace pensar que aún, con un gobierno de “izquierda”, recursos y la libertad para hacerlo, las personas que conforman a los distintos grupos “Marxistas” no estuvimos nunca preparados, para éste momento histórico, es decir no estamos y probablemente nunca estaremos (de seguir así) en condiciones para desmontar al estado burgués. Transformando el concepto de “el Socialismo Utópico al Socialismo Científico” (de Engels, 1876) en una Utopía nuevamente, convirtiéndonos en una especie de “evangélicos” que dicen “Cristo viene pronto” (la dictadura del proletariado viene pronto). Fallando en abrirle las puertas al “hijo pródigo”.
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