Las fuerzas retrógadas no descansan. Los apátridas buscan atajos para desestabilizar a un gobierno que goza de legitimidad de origen y funcionamiento. No se trata de una administración gubernamental al margen del Estado de Derecho que menoscaba los derechos humanos. El fascismo busca regresar al pasado, a disfrutar de los privilegios de la corrupción y para ello han impulsado y organizado un plan sedicioso que en esta oportunidad le corresponde llevar a cabo a la Asamblea Nacional, hoy con mayoría de fuerzas de derecha y de la propia burguesía.
Esa asamblea, hoy devaluada, tiene la misión de dar el primer paso para dar el "golpe parlamentario" al desconocer la autoridad del presidente de la República, Nicolás Maduro, con argumentos como que el jefe de Estado es extranjero, viola los derechos humanos y el caos económico y social es consecuencia de erradas políticas gubernamentales.
Alejados de la realidad, el fascismo ha creado la matriz de opinión, a través de la canalla mediática nacional e internacional, que el caos que vive el pueblo venezolano es producto de la Revolución Bolivariana y no como consecuencia de la guerra económica desatada por el imperialismo yanqui y sus secuaces criollos, quienes buscan arrebatar el poder para desde allí revertir los logros sociales y económicos que favorecen a las mayorías, antes excluidas por los sucesivos gobiernos de AD y Copei y que hoy pretenden revivir los agentes de la burguesía y del imperialismo que hoy dominan la Asamblea Nacional.
Los sediciosos hoy se alzan abiertamente contra la autoridad emanada del pueblo, una autoridad legítima que no puede ser desconocida por un grupo que está al margen de la ley, que llevó al subsuelo al Poder Legislativo, que sólo han hecho "ejercicios de imaginación", aprobando y reformando normas que carecen de legalidad precisamente por estar en desacato contra la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, a la que también desconocen.
Hoy los patriotas deben estar alertas. Sólo el pueblo movilizado detiene al fascismo, a los agentes burgueses y del imperialismo que quieren derrocar el sueño de millones de venezolanos y de latinoamericanos.
Debemos profundizar la revolución, desechar el reformismo e ir con pasos firmes hacia el socialismo, único sistema que garantiza la felicidad de los pueblos.