Finalmente, el madurismo (aunque desde el poder se hagan llamar “chavistas”) al parecer ha decidido suicidarse. Imposible que en esa corriente en donde confluyen las más nefastas vinculaciones de ultraderecha y ultraizquierda, claramente vinculadas con lo peor del pensamiento fascista, nazista y estalinista, puedan coexistir sin que exista una implosión política de los factores que la conforman, en virtud de que su única lucha es por la hegemonía del poder. Lo demás es secundario.
Luego de la muerte de Chávez, el madurismo por la dinámica en las ambiciones de poder de quienes la integran en su corriente neototalitarista, quedó dividida en tres bloques dentro de la cúpula del execrable Partido Socialista “Unido” de Venezuela (PSUV). Un primer bloque, el cual obviamente controla Maduro con casi todos sus ministros, la fuerza armada (excepto la aviación), el Tribunal Supremo de Justicia (el cual es compartido con los otros bloques), la renta petrolera y los escasos grupos que mantiene en algunas comunidades por efecto de clientelismo político.
El segundo grupo lo maneja Diosdado Cabello. Tiene en su control los impuestos del país a través de la figura de su hermano, sempiterno “superintendente” del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat), y quien casi nunca aparece acompañando a Maduro en acto proselitista. Es más ni siquiera asiste a los eventos que convoca el gobierno, lo cual revela una señal inequívoca en el plano político. El otro control que tiene Diosdado Cabello, está en la aviación militar. Tal vez por ello, ni siquiera Chávez nombró a un efectivo de éste órgano castrense como ministro de la defensa, y en tiempos de Maduro, cada vez que montan una parafernalia golpista, sólo aparecen vinculados “oficiales” de ese componente.
En consecuencia, los hechos más recientes en relación con el hostigamiento de naves aéreas de la aviación militar sobre un vuelo comercial de la empresa Avianca de Colombia, justo cuando Maduro estaba fuera de Venezuela, y una vez que la aerolínea comercial protestó tal evento, y hubo un pronunciamiento oficial por parte de la cancillería colombiana, la respuesta inmediata ante tal circunstancia fue en boca de Cabello. Es muy curioso que no haya sido el vice-presidente, o en su defecto, el propio ministro de la defensa, Vladimir Padrino ¿Para qué hablar del comandante general de la aviación; quien no sólo siempre es un desconocido, sino que jamás se pronuncia sobre hechos o acciones similares?
Por supuesto, en sus palabras el cinismo de Cabello, como todo lo que dice, no pudo ser más patético, porque para él, semejante acción “fue una confusión”. ¡No, Diosdado! Tú sabes que eso no fue una confusión. ¿No será que con tal evento, le recordaste a Maduro y sus integrantes, que al tener el control de esa fuerza, puedes generar acciones sobrevenidas? ¿Será por ello que algunas fuentes internacionales señalan que Venezuela se ha convertido en puente aéreo de máximo tránsito en el cargamento de drogas?
El otro punto que llama la atención, fue la trifulca cuando un grupo de violentos boicoteó a la Asamblea Nacional en su sesión del 23-10-2016. Muchos dicen que fue Jorge Rodríguez quien “soltó” tales grupos. No lo veo así. Incluso, tú eres el único quien ha defendido sin un mínimo de argumentos convincentes tal barbarie política, primero de forma virtual, luego a través de medios de comunicación.
El tercer bloque madurista lo representan algunos gobernadores, encabezados por Tareck El Aissami de Aragua junto con el gobernador de Bolívar, Francisco Rangel Gómez, en dura pugna con Francisco Ameliach de Carabobo. Los dos primeros son fichas maduristas, y sobre todo el de Aragua, lucha por un eventual mando hasta la vice-presidencia y control nacional del PSUV. El último es un fiel de Diosdado Cabello. Los tres se mueven dentro del grupo fascista y nazista del madurismo, sin diferencias. Recordemos como El Aissami ha sido protagonista en Aragua con la llamada Operación de Liberación del Pueblo (OLP), Rangel Gómez, negando las matanzas y masacres en Bolívar, y Ameliach ha confesado su pensamiento con aquella célebre frase: “coontraaque fulminante”. Este grupo tiene tentáculos en el poder judicial y les sobra el dinero bajo el control de las empresas que monopolizan la importación y producción de alimentos, en el caso de Aragua y Carabobo, mientras que en Bolívar, las mafias del oro, y la entrega del mal llamado “arco minero” generan los recursos necesarios para librar cualquier “guerra o batalla” en el seno del PSUV y fuera de tal organización política.
Ante esta realidad, Maduro está consciente de la pérdida de maniobra política, lo cual con el escaso apoyo popular, lo coloca en una situación muy complicada en el plano del poder. Su esperanza está en el aumento de los precios del petróleo, pero ni aunque éstos superaran la barrera de precios por barril en tres dígitos, lograría revertir en el corto plazo, el profundo daño social causado sobre la sociedad venezolana. El tiempo juega en su contra.
En ese contexto, Maduro busca oxigenarse terminando por aceptar la contribución papal en el diálogo político con los sectores que le adversan. El gobierno está malogrado por la corrupción, la ineficiencia, la impunidad, la delincuencia, la inflación, el empobrecimiento de los venezolanos, el desmantelamiento del Estado, y lo peor, la destrucción de la constitucionalidad, lo cual ha derivado en un autogolpe que sin apoyo interno y externo, terminará por llevar al madurismo al suicidio político.
Las horas entran en cuenta regresiva. El madurismo debe decidir en entregar el poder político a sectores chavistas que no están en el juego del gobierno. Conformar un gobierno con sectores de la denominada derecha. Aceptar una salida constitucional a través de voto, bien sea con un referendo revocatorio o el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente. Renunciar por ahora al poder y esperar nuevos tiempos. No tiene otra salida. Cualquier otra opción distinta lo llevará al suicidio político. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.