"Nadie jamás ejerció virtuosamente
el poder conseguido de manera torpe."
Cayo Calpúrnio Pisón
De las varias consideraciones que realizó Gramsci en su análisis del tipo de liderazgo carismático, que ya había conocido en los trabajos de Michels, y más indirectamente en la elaboración del mismo Weber, por un lado notamos se encontraba su interpretación de lo que llamó el "gran demagogo",
"…Que era la figura del tirano antiguo el cual surge en una situación de crisis de gobierno democrático, cuando la libertad se degenera con licencia y el pueblo mismo invoca a un jefe que restablezca autoritariamente las condiciones de una convivencia civilizada…"
Y por otro lado, lo que denominó como el "demagogo deteriore", como aquel
"…Quien crea un desierto entorno a él, que sistemáticamente aplasta a cualquier concurrente, quiere entrar en relación directa con las masas (plebiscito, gran oratoria, golpes de escena, aparato coreográfico, fantasmagórico)…"
Ambas figuras son útiles para entender lo que ocurre en la Venezuela de hoy con el agravarse de la crisis de hegemonía y el deterioro creciente de la situación político, social, y económica del país.
Es qué acaso el liderazgo que mantuvo el Comandante Chávez a lo largo de su presencia pública, desde el mismo 4 de febrero de 1992 hasta su siembra definitiva el 5 de marzo de 2013, en ese período, de unas dos décadas, tiene algo que ver con las figuras que planteaba Gramsci en cuanto al liderazgo carismático.
Buena pregunta, sobre todo al contrastarlas con la misma concepción que tenía el mismo Gramsci de lo que llamó el "demagogo superior", esto es,
"…El jefe revolucionario, que debe condensar toda la fuerza de la clase que representa y si es de origen carismática debe negar su origen y trabajar para hacer orgánica la función de dirección, orgánica con sus características de permanencia y continuidad…"
Apreciamos que estas últimas características no se han dado en Venezuela a partir de la desaparición física del Comandante Chávez, al no poder suplantar su liderazgo suficientemente demostrado en la práctica, por otro de carácter colectivo, fundamentado en la base del apoyo popular, el cual no ha aparecido ni el manejo del aparato administrativo del Estado, ni tampoco en la dirección de la principal organización partidista, el PSUV.
¿Es acaso la segunda característica que se asomó antes, en cuanto a la figura del "demagogo deteriore" la que ha fundamentado lo que está ocurriendo con el pueblo venezolano, cada día más ostensiblemente al manifestar la necesidad, como una salida a la crisis de hegemonía, de buscar una figura como la del "gran demagogo"?
Tema candente que no es posible evadir en la Venezuela actual, máxime si se pretende la construcción de una sociedad socialista que supere las contradicciones y limitaciones del sistema capitalista rentista en el que nos encontramos inmersos.
La visión anti carismática de Gramsci, en relación a los aportes de Michels y del propio Weber, no lo llevó a dejar de considerar el papel de las grandes personalidades en la historia, particularmente en los períodos de crisis, que tanto le interesaron a él y de los cuales él mismo fue un protagonista de primera línea en cuanto a la destrucción que venía ocurriendo en Italia con la ofensiva fascista y al calificar a Mussolini, no como jefe de un movimiento popular, sino más bien como un "dictador de la burguesía".
Para Gramsci la presencia de grandes líderes era producto de un
"…Lento y fatigoso proceso histórico, de una ´selección´ que pasaba a través de la lucha de fracciones, y finalmente concluida en el evento revolucionario que habiendo sido expresado por el jefe que habría interpretado el movimiento de las masas en su maduración…"
Figuras excepcionales que aparecen en momentos de crisis en lo que llamó Gramsci de "perspectiva catastrófica", en situaciones que se caracterizan cuando las partes antagónicas no son capaces de mantener dichos equilibrios, calificados como "orgánicos", de allí el análisis que hiciera el sardo universal, de las dicotomías que se expresan tales como: la revolución pasiva vs el jacobinismo, la guerra de movimiento vs la guerra de posición, las crisis momentáneas vs las crisis orgánicas, como mutaciones en el sistema social y las opciones para salir de las mismas, en la perspectiva de la presencia de esos líderes históricos y de las consecuencias observables durante su acción directa o posterior a su ausencia definitiva.
De los peligros de esas situaciones con "perspectivas catastróficas", la ausencia de un liderazgo político colectivo, como es el caso venezolano, y el renacer en el mundo y en Venezuela también en particular, del significado de un régimen fascista con su correlato de violencia, prisión, tortura y muerte, la misma que tuvo que sufrir Antonio Gramsci en carne propia y con todo rigor, cuando el Ministerio Público sentenció que "por veinte años debemos impedir a este cerebro de funcionar".
Todo ello como elementos que nos ayudan en la búsqueda de un nuevo bloque hegemónico que vaya precisamente en la dirección de ir superando los desafíos que presentan los opositores al proceso bolivariano, con todas sus contradicciones en su seno, al igual que las que se dan al interior del mismo proceso en quienes luchan por preservarlo y profundizarlo, al unísono de tratar de alcanzar los retos que plantea la elaboración y construcción de una hegemonía de las masas, de un nuevo bloque histórico que enrumbe la transición hacia una sociedad socialista de nuevo cuño, esto es, el socialismo bolivariano.