Sigo solidario con la Revolución Bolivariana, pero ser solidario no significa no poder ser solidariamente crítico. La posición opuesta nos ha llevado a cometer muchos errores en el pasado. Como es público, he sido solidariamente crítico con la Revolución Ciudadana de Ecuador, pero no tuve ninguna duda en manifestar mi apoyo a Lenín Moreno.
Los intelectuales tienen un pecado original: traicionan las causas con mucha facilidad. Hay dos maneras de traicionar: criticar demasiado temprano cuando los procesos transformadores están en su primera fase ascendente; no criticar cuando las señales son evidentes de que los procesos transformadores no van bien. Las cosas no van bien en Venezuela debido a una intervención grosera del imperialismo norteamericano y a muchos errores cometidos por los líderes políticos en tiempos recientes. Al firmar el documento pidiendo el fin de la violencia en las calles, busco manifestar mi apoyo al proceso bolivariano.
Quiero que en la Revolución Bolivariana quepan ideas y personas como de Edgardo Lander, un intelectual y un activista que ha estado en todas las luchas de izquierda en los últimos 20 años (desde que lo conozco). No acepto que lo consideren reaccionario por presidir la mesa de la rueda de prensa en contra la violencia en la calle, una mesa donde estaba un exministro del presidente Chávez.
Quiero una Revolución Bolivariana donde quepan las aspiraciones de los pueblos indígenas y el grito en su favor del grande intelectual-activista indígena José Ángel Quintero Weir. En el conjunto de organizaciones que se unirán por el fin de la violencia en las calles, hay mucha gente que no considero nuestra aliada. Al contrario, son nuestros adversarios.
Tampoco estoy de acuerdo con algunas críticas a los actos recientes del gobierno del presidente Maduro porque es de sobra conocido el bloqueo que la Asamblea Legislativa ha decidido en relación a los actos del Gobierno legítimo. Pero lo importante del documento es la búsqueda de una convergencia mínima: parar la violencia en la calle de modo a impedir la intervención militar estadounidense que está en preparación.
Tal intervención tendrá consecuencias profundas para toda América Latina, comenzando por Cuba. Esto es lo que me mueve. Puedo estar equivocado, pero considero que esta es la mejor manera de defender la Revolución Bolivariana. Coimbra, 1 de junio de 2017