Hablar hoy de poder político en Venezuela seria pensar un poco sobre los dominios entre oficialismo y oposición, y de manera latente con las pasadas elecciones de gobernadores y alcaldes, donde la revolución Bolivariana en ambas contiendas obtuvo la mayoría de los cargos políticos ¿En que se traduce esto? Para algunos la estabilidad política de la revolución, para otros la destrucción de la democracia y la consolidación de una dictadura, cosa extraña que no vislumbra de donde partimos hasta llegar donde estamos ahora, se deja a un lado un sinfín de preguntas sobre los aciertos y desaciertos, cosa que cada bando político DEBERIA reflexionar y plantearse opciones sobre los resultados que pudieran afectar sus aspiraciones.
En este sentido, la revolución Bolivariana enjuiciada por la pregunta anterior; implica entender que existe una responsabilidad política y moral con quienes han entregado su confianza al proceso revolucionario. Existe una amplia cobertura a fin con los distintos niveles de poder traduciéndose en muchas manos para el trabajo y debería expresarse en acciones concretas y eficientes que respondan a las problemáticas sociales que a afectan al pueblo venezolano, fortalecer y reimpulsar las misiones sociales, mayor vigilancia y control en los diferentes niveles de poder, fiscalización de las obras públicas, fomentar una economía productiva tomando en cuenta las fortalezas de cada espacio geográfico, control y fiscalización de precios y sobre todo lo que mata a cada alcalde u gobernador la garantía de los servicios públicos de calidad, por nombrar algunos retos.
De igual forma, es importante hacerse la pregunta ¿Cuál es sentido del momento histórico? Nuestro país vive momentos difíciles acarreados por la situación económica, por una hiperinflación inducida de los productos de la cesta básica que hace costoso su adquisición, además del contrabando de extracción a países vecinos que deja entrever la fragilidad y resguardo de las zonas fronterizas, la devaluación del bolívar con indicadores ficticios sobre la cotización del dólar, cosa que países extranjeros en su estamento jurídico fronterizo fomentan éste tipo de prácticas que crean bandas criminales, no solo en la extracción de alimentos, sino también de combustibles (pimpineros) y no solo ello, también las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos y que muchos países de la región se prestan para hacer el jueguito sucio con la burguesía criolla para desestabilizar al país, la poca eficiencia de políticas en sectores prioritarios de la economía y la falta oportuna de correctivos por parte del gobierno.
De esta situación se han generado consecuencias terribles para la sociedad venezolana que ya conocemos. Ante estos escenarios nos preguntamos ¿Es el poder es un paliativo a estas problemáticas? O ¿Representará eficiencia en sí mismo? El poder representa una forma de autoridad como expresión de estado o de gobierno, que debe garantizar los derechos y deberes de los ciudadanos con condiciones óptimas para su calidad de vida, el hecho contrario es tener para resolver y no hacer nada o no incentivar propuestas a corto y largo plazo, el ciudadano afectado por la problemática económica y no poder costear las necesidades básicas se hace más dependiente del estado y de fondo se genera una pugna entre el poder manifestado en el gobierno y el poder de las instituciones, se debate en como el gobierno ejecuta el poder y el deber ser de estas últimas, en lo particular preocupa que el hecho de haber ganado la mayoría de las alcaldías y gobernaciones no se traduzca en acciones concretas en la resolución de los grandes problemas que afectan a la sociedad venezolana y de manera peligrosa, nos carcoma el burocratismo, el adoctrinamiento como justificador de la estructura política y no de la resolución de los problemáticas existentes, en otras palabras; el poder en sí mismo no garantiza eficiencia.
Todo proceso revolucionario deber ser eficaz y eficiente, no estático, sino en permanente movimiento; todo revolucionario de forma individual y conjunta debe tener la capacidad de cambiar todo aquello que deba ser cambiado (problemas o retos en la construcción del socialismo) la agenda está marcada en el plan de la patria, que representa una forma de conciencia intencional que quizás se ha dejado a un lado, el hecho de decirse revolucionario implica cargar el peso histórico de otros actores políticos que en el pasado gestaron grandes luchas, no es tiempo de dudar, vacilar seria perdernos, un mundo mejor no se hace solo, vale construir nuevos horizontes políticos a partir de las condiciones históricas del presente resolviendo los problemas que el capitalismo e imperialismo presente en contra de nuestra nación y los pueblos de América, ahora más que nunca debe acuñarse la mal entendida consigna del Comandante Chávez, Unidad, Lucha, Batalla y Victoria.