Los cambios de ministros anunciados por el presidente Nicolás Maduro hasta hora son cosmetología pura, porque se han hecho en el marco de las mismas políticas que han hecho fracasar su gobierno y que han sumido los venezolanos en el peor cuadro de empobrecimiento, de caída en picada de la calidad de vida y en importantes y dramáticos retrocesos en indicadores sociales.
De nada vale que un manager, o para estar en la onda futbolística, un director técnico de un equipo cambie su alineación si ello no viene acompañado de los cambios fundamentales en la estrategia de juego que les permita salir de una racha de derrotas consecutivas. El Jefe del Estado no se atreve a admitir que su gobierno ha fracasado, que sus consejeros en el campo económico lo tiraron por un barranco, como se dice popularmente. Y él, al seguir esas recomendaciones, nos tiró a todos por el mismo despeñadero pero más abajo todavía.
¿De qué sirve, por ejemplo, nombrar nuevos ministros sin admitir los fracasos que hoy son mas que evidentes y se traducen en dolores de cabeza para una población agotada, deprimida, empobrecida y desesperanzada?
Por ejemplo, en el campo de la salud el país necesita un ministro que actúe con humildad, que no se niegue a ver la realidad de los hospitales públicos, y que en lugar de amenazar a la dirigencia sindical con " ponerles los ganchos" se ocupe de lo que tiene que resolver, empezando por admitir que la ayuda internacional en materia de medicamentos es urgente, y que se han perdido muchas vidas y mucho tiempo con el bendito argumento de que ayuda humanitaria es sinónimo de invasión. Eso sí, cuando se enviaron las toneladas de ayuda a Cuba sí cabía el término ayuda humanitaria...
Lo mismo ocurre en otros campos . Por ejemplo, por qué mantener la manía de gastar presupuesto en dos ministerios, uno de aguas y otro de "eco socialismo" cuando ambos pudiesen ser uno solo . Y si vamos revisando seguramente encontraríamos otras áreas, como esa tal agricultura urbana, que es más bulla que la cabuya. No hace falta un ministerio para empujar programas de ese tipo. Pero eso es lo de menos, el problema central es un modelo económico que ha arruinado al país, por mas que se le atribuya a la "guerra económica". Nadie con dos dedos de frente puede creer que mediante una página web se puede desestabilIzar a un país.
En cuantos a la vicepresidencia para el área económica, la encabeza alguien, como Tareck El Aissami, que no tiene el conocimiento en la materia que se necesita para una tarea titánica como es derrotar la hiper inflación, reactivar el aparato productivo, hacer las reformas que a gritos piden hasta connotados economistas del propio campo oficialista y poner a andar las destartaladas empresas del sector público, también venidas a menos por las distintas gerencias que ha asumido responsabilidades de conducción en los últimos años.
¿El gobierno seguirá escuchando las recomendaciones económicas suicidas del español de apellido Serrano? ¿Por qué no se lo envían de vuelta a Pablo Iglesias a ver si con sus " exitosas" políticas puestas en práctica en Venezuela logra convencer al Jefe de Gobierno Pedro Sánchez de aplicarlas en España?
Ese es el fondo del asunto. Seguir pegados como un chicle de dogmas inútiles y contraproducentes o decidirse a dar un giro en las políticas económicas . Si no ocurre esto último no veremos ni florecer la agricultura, ni crecer la producción petrolera, ni generarse empleo productivo ni desaparecer el hambre y las enfermedades del pasado que regresan como fantasmas indeseables, ni mucho menos detenerse el éxodo de miles y miles de venezolanos que huyen despavoridos en busca de una oportunidad para vivir con un mínimo de dignidad.
Todo depende de un cambio radical en la política económica. Hay que hablarle claro al país, admitir que es insostenible el actual modelo, mandar bien lejos a quienes se oponen a esos cambios, ya sea porque creen sinceramente en la actual política de controles extremos o porque se benefician directamente de ellos.
Y en cuanto a la vicepresidenta designada, Delcy Rodríguez, dudo de que tenga éxito en promover el diálogo y la concordia que un país en profunda crisis necesita. Tendría que demostrar con hechos que ha dejado atrás su afán de confrontar, de estigmatizar y reducir a quien piensa distinto. En su paso por la fulana Asamblea Nacional Constituyente (ANC) dejó una estela de malestar por su estilo de conducción política. Y además bajo su tutela se dieron excarcelaciones de presos políticos bajo condiciones emparentadas con la crueldad.
Y, por cierto, ¿cómo es eso que ella dirigía una ANC supuestamente supra poder y ahora es subalterna de un funcionario, el Presidente de la República, que según estaba supeditado a las decisiones de ese cuerpo electo en medio de graves cuestionamientos a su legitimidad de origen?
Pero bueno, mientras Maduro sigue en labores de maquillaje de su gabinete, el país continúa cuesta abajo en su rodada. Por lo pronto, salvo pruebas y decisiones en contrario, los cambios prometidos van para el mismo baúl de promesas incumplidas pálidas, junto a los no sé cuantos motores y el bono del engaño que, supuestamente por órdenes del CNE, no se pagó a los que le dieron el voto el pasado 20 de mayo.