El camarada y constituyente Nestor Francia, hijo de campesinos pobres, como buen cimarrón, se resiste a usar el "sugerido" traje formal para asistir a las sesiones especiales de la Asamblea Nacional Constituyente. Y le llama la atención que esta Asamblea de revolucionarios le rinda pleitesía a una indumentaria impuesta por la colonización europea y sobre todo a una prenda de claro origen clasista: la corbata.
Cierto. Así como el uniforme de los militares y sacerdotes representan el poder militar y religioso, el traje y la corbata es el uniforme del macho dominante en el sistema de producción capitalista. Es un símbolo del burgués para distinguirse de los obreros y las mujeres, y establecer un orden jerárquico de sumisión y obediencia, nada democrático. Lo que sucede es que las capas medias de la clase asalariada desclasadas buscan distanciarse del pueblo y acercarse al capitalista, y se montan su percha encima.
Muchas veces tienen que pedir un traje prestado, o endeudarse para adquirir un flux. No sé si es el caso de los constituyentes. Desconozco si tienen suficientes ingresos para adquirir hoy en día un traje de contado. En todo caso, me pregunto si los miembros de la ANC que sugieren de manera firme que se lleve traje formal a las sesiones especiales, no llegarán a incomodarse porque uno lleve un "flux puyao".
Quizá algunos jóvenes constituyentes no sepan qué es un flux puyao. En realidad es una forma peyorativa y burlesca para señalar a los pelabolas que exhiben con orgullo la prenda en cuestión. Lo que sucede es que muchas veces nosotros nos burlamos de nosotros mismos en lugar de burlarnos de los burgueses. Seguramente Roland Carreño sí conoce el término.
Bueno, les cuento que décadas atrás cuando los pelabolas desclasados querían parecerse a los burgueses, se iban para una tienda de ropa en el Silencio, allá por el centro de Caracas, para comprar un traje. Rápidamente el vendedor le olfateaba su poder adquisitivo, y para no perder tiempo les bajaba los trajes más baratos que se encontraban en el último perchero cerca del techo del local. Para alcanzarlos, en lugar de subirse a una escalera, se servía del palo descolgador de perchas, que consiste de un palo largo con una horquilla en el extremo, o un clavo perpendicular al palo, también en el extremo, que facilita enganchar la percha y bajar los trajes más baratos. De allí el "flux puyao". Incluso lo podías pagar por partes. No sé como estará la cosa hoy día.
Pues si camaradas, aún estamos dominados, domesticados. A nuestros hermanos y hermanas indígenas los obligaron a vestirse como un acto de dominación para borrar sus identidades originarias, como los tatuajes y pinturas corporales. A quienes veían sin el vestido obligatorio lo identificaban como un cimarrón que se rebelaba contra el nuevo orden, y debía sufrir un castigo público. Todavía hoy a quien vean sin camisa en la vía pública como vestía Guaicaipuro, lo montan en la patrulla y se lo llevan detenido por alterar el orden público y las buenas costumbres, que ellos llaman la moral social, pero en realidad es la moral burguesa impuesta a la clase trabajadora oprimida. Un mecanismo de control social. Se trata de las buenas costumbres burguesas. La misma costumbre que les permite asesinar líderes campesinos, y quemar personas vivas en las plazas para no perder sus privilegios.
Nestor, que tal y hacen un ejercicio de democracia en la ANC, y debaten el tema por televisión, y de pronto, quién sabe, y los cimarrones puedan convencer a los constituyentes desclasados de liberarse de los símbolos de los enemigos del pueblo. Ayúdenlos a desalienarse, y luego convénzalos de que usar el traje del enemigo los distancia del pueblo que los eligió. Me gustaría escuchar sus argumentos.
Bueno, esto en realidad puede esperar. Ahora es urgente que acompañen al pueblo a combatir y a ganar la guerra económica que se le hace desde afuera y desde lo interno del Estado burgués. Saludos.