El Arado y el Mar

¿Cuándo caerá el gobierno?

El tiempo en política, el tiempo histórico, es distinto al tiempo humano, es a veces más lento, y en ocasiones es tan rápido que pasa sin ser percibido. La pregunta ¿cuándo caerá el gobierno? puede ser formulada con más precisión por ¿caerá el gobierno? Y la certeza de su caída suscita otras preguntas, ¿cuándo, cómo?, que no pueden ser respondidas con exactitud. No obstante, mientras ocurre el desenlace inevitable, podemos hablar de las condiciones sociales y políticas que abonan la madrugada del fin del madurismo.

El agotamiento del gobierno, su desesperación, sus disparates, no necesitan mayores argumentos. Miente de tal manera que cuando deje de mentir acabará con la única cosa que hace bien. Todo es embuste, desde el petro, hasta las cifras de la matrícula estudiantil. Un gobierno así está caído aunque nadie aún se haya dado cuenta.

Ahora bien, surge la pregunta central, alguien podría decir: "¿Si el gobierno está tan mal, por qué no cae?" Pueden llover respuestas, unas evasivas, otras imputando personas, pero debemos intentar ir al fondo del asunto, buscar las respuestas más profundas. Veamos.

La política en Venezuela está teñida de conformismo. El conformismo es una plaga, contradice la acción política, la cambia por una suerte de danza que esquiva el peligro, cómoda, sin riesgo. Y la política verdadera supone una alta dosis de incertidumbre, debe hacerse sin red de seguridad, con rebeldía, sin sumisión. Así, la política conformista no rompe con el status, procuran no hacer olas en la piscina, es más bien el arte de acomodarse a las corrientes dominantes, aún adversándolas. De este conformismo surge la justificación del mal menor, aquello "del Socialismo es bueno pero para después", "luchemos con las armas del sistema", "seamos realistas, las condiciones no están dadas".

Existe toda una costra de políticos conformistas que se adosan al gobierno y son especialistas en excusas. Un gran porcentaje de las mentiras que hoy vemos son justificaciones para dormir tranquilos, la mayor es la de predicar que esto es Chavismo, es decir, consiguieron enmascarar traición con falsa lealtad. El conformismo, como dice un amigo chileno, es muy creativo, defiende su comodidad. Este gobierno inventó la automentira, la automuela, cree los embustes que inventa. Así, en medio de esa realidad deformada, puede dormir tranquilo y hacer programas de televisión cargado de falsedades sin que se le agüe el ojo.

El conformismo en las masas es paralizante, individualizante, no permite que se concreten acciones diferentes al interés individual inmediato, la masa inerte soporta todo, impertérrita, su mayor conquista es emigrar, no lucha, no combate, se conforma.

Es así, la batalla por salir del gobierno se da en el espíritu, en lo subjetivo, las condiciones materiales están allí como en pocos países, las condiciones políticas están presentes, lo subjetivo frena la acción. El objetivo revolucionario es hacer entender a la masa que sólo actuando en conjunto se podrá retomar el camino de la felicidad. Y para eso hay que correr riesgos, aprender a salir del conformismo. Y eso se logra con un corrientazo, una acción que mueva lo profundo del alma social, que rompa con la parsimonia, con el oportunismo de los políticos de ocasión. Sólo un corrientazo, un 4 de Febrero, tel Asalto al Moncada, el regreso en el Tren blindado puede despertar a la masa, consagrar la vanguardia que guíe hacia estadios superiores a la sociedad.

No hay que desesperar, siempre habrá una madrugada que nos despierte.

 

(Óyenos por el canal de youtube: El Arado y el Mar Radio)



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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