En las postrimerías de período de gobierno de Rafael Caldera, en las elecciones de diciembre del año 1973, el partido Acción Democrática, bajo el lema publicitario de la campaña electoral, "Democracia con Energía", logró el triunfo de la candidatura de Carlos Andrés Pérez con 2.142.427 el 48,7% de los votos, 12 puntos más, frente al candidato de Copei Lorenzo Fernández. Que obtuvo 1.605.628 votos, un 36%. Carlos Andrés Pérez gobernó en el período 1974-1979. Fue una época en que a Venezuela se le llegó a llamar la "Venezuela Saudita" debido a los altos ingresos petroleros que fueron característicos durante esos años.
Se perfila este siniestro personaje, experto en la represión, acción que ya venía ejerciendo desde los primeros momentos del gobierno de Rómulo Betancourt, siendo Ministro de Relaciones Interiores en los aciagos momentos del "Porteñazo" y el "Carupanazo". Era quien movía los hilos del crimen, desde el despacho del Ministerio de Relaciones Interiores, que ocupaba este deplorable personaje que asume el trágico quinquenio donde acontecieron actos de corrupción, asesinatos torturas, como lo plantea Lenin Tremont Franco, profesor de la UBV Zulia, en un artículo publicado en Aporrea.org titulado: "Según Jesús de Nazareth Carlos Andrés Pérez arderá perpetuamente en el infierno. ¡Amén!", 05/01/2011 del cual extraigo el siguiente párrafo:
"Carlos Andrés Pérez mató a varios venezolanos y demostró no amar al próximo por ejemplo en su primer periodo presidencial programó y ordenó el asesinato de Jorge Rodríguez (…), Abg. Alberto Aguilar Cerrada (caso chatarra militar), Salazar Noriega Ledis, Francisco Trias Izquierdo (estudiante de cuarto año del Colegio Urbaneja Achepol, asesinado por agentes de la PTJ en la calle real de Prado de María el 06-12-74), Álvaro Enrique Gómez Aponte (17 años, 06-12-74), Felipe Santiago Silvera Solano, Hidelgard Romero, José Paulino Lobo Velasco (1975), José del Valle Bermúdez Guzmán (1975, escuadrón Volante de la PTJ).
En una pensión de Valencia fueron asesinadas simultáneamente 9 personas por orden de Carlos Andrés Pérez, alegando que tenían antecedentes y que se trataba de un enfrentamiento: José del Valle Bermúdez Guzmán, José Alberto Avendaño Castellano, Fabio Alfredo Dugarte Mora (19 años), Mertis Flesa Rodríguez, Omar Alexis Escobar Landaeta, Carlos Alberto García (15 años), Vásquez Ulloa (26 años), Pedro Antonio Galvis y Bernardo Sánchez Moreno".
Apenas son algunos de los tantos asesinatos y masacres que revisaremos en posteriores entregas, que pesaron sobre las espaldas de este difunto expresidente, que partió de plano terrenal sin pagar sus atroces crímenes. En este periodo presidencial sucede el secuestro más prolongado de la historia de Venezuela, del Industrial estadounidense Williams Frank Niehaus, gerente de la empresa productora del vidrio Owens Illinois, que sirvió de cortina para la persecución política, la detención y tortura de cuadros revolucionarios y el asesinato de Jorge Rodríguez, el 25 de julio de 1976, cuando fue detenido por la DIGEPOL, fue torturado y luego trasladado a un calabozo, donde murió por derrames internos, desprendimientos de órganos y numerosas fracturas.
De este terrible asesinato por parte de los verdugos de CAP que conformaban el antro represivo llamado DICIP, recordamos el cinismo insolente del Ministro Octavio Lepage, cuando declara a los medios de comunicación, en momento que encendía un cigarro frente a las cámaras, y fumando de manera vacilante y con pronunciados titubeos, dice a los periodistas:
"Me encontraba anoche en mi despacho preparando esta rueda de prensa… cuando recibí la noticia,… la horrible noticia que estaba muerto en su calabozo de la DICIP, Jorge Rodríguez que aparentemente de muerte repentina,…muerte natural… o muerte repentina".
Según informaciones hemerográficas, Jorge Rodríguez fue detenido en la Avenida Sucre, frente al Liceo Manuel Antonio Caro de Caracas, posteriormente es llevado a los sótanos de la DICIP y sometido a terribles torturas que le ocasionan la muerte.
La fiesta Petrolera del imperio y la oligarquía venezolana
Los precios del petróleo se dispararon a causa de la crisis del petróleo en el Medio Oriente (1973) y en Venezuela esto implicó el aumento de ingresos por este producto, sin embargo la deuda externa aumentó de 1.200 millones de dólares en 1973 a 11.000 millones en 1978. Respecto a la nacionalización José Sant Roz dice:
"CAP, en su plan por rescatar la "soberanía nacional" puso también sobre el tapete la nacionalización del hierro, pero previamente hizo acuerdos con la "Orinoco Minning" y la "Iron Mines", para que las casas matrices de USA (la U.S. Steel y la Beltlhem Steel) continuasen sin problemas durante diez años más, dueñas de este mineral".
Para esa época, según este mismo autor, articulista de Aporrea:
"…se le entregaron informes a CAP que hablaban de que un 70% de los venezolanos estaban desnutridos; que teníamos un 23% de analfabetas; con un 42% de venezolanos por debajo del tercer grado de primaria; donde el 5% de los ricos obtienen el 22% de los ingresos, y con más de 620 mil desempleados. Con la aterradora estadística de que el 72% de las viviendas del país carecían de agua y de cloacas. Ya para entonces en la capital teníamos un millón de marginados viviendo en los cerros. Que el número de niños de la calle era de un millón ochocientos mil". http://www.aporrea.org
En la página http://www.avn.info.ve 30/12/2010 conseguimos el siguiente artículo de la Agencia Venezolana de Noticias, titulado "De la Venezuela Saudita a la Venezuela hipotecada":
"La Venezuela de mediados de los 70, gobernada por el expresidente Carlos Andrés Pérez (1974-1979), se caracterizó por una alta fluidez de dinero proveniente del aumento en los ingresos petroleros calculados en más de 350%.
La "nacionalización" de la industria petrolera y el aumento de los precios de este producto, consecuencia de la crisis del Medio Oriente en 1973, hicieron posible que se viviera el llamado "boom" petrolero, que le otorga al país el calificado de la "Venezuela Saudita".
Un ejemplo de ello es el abrupto aumento del presupuesto nacional calculado en 9.000 millones de bolívares, y que pasó, en meses, a ser reformulado a más de 40.000 millones de bolívares, según datos suministrados por el profesor Héctor Acosta, historiador y doctor en economía de la Universidad Central de Venezuela, y miembro del Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Humanidades y Educación".
Carlos Andrés Pérez promovió una política económica intervencionista que afligía negativamente a las pequeñas y medianas empresas, pero que ayudaba a los grandes conglomerados del sector privado.
"En este momento se dio una política económica que favoreció intencionalmente la reconcentración del capital en torno a un grupo denominado los doce apóstoles , conformado por figuras destacas que rodeaban al expresidente Pérez y que se vieron beneficiadas con la privatización de algunas empresas y con las estrategias que dictaba el gobierno", explicó el profesor Acosta.
Ya a estas alturas de la historia, el Pacto de Punto Fijo comienza a desdibujarse la esencia del mismo, ya el sistema de corrupción y represión, pone en tela de juicio al sistema de gobierno adeco-copeyano y a los líderes que lo han dirigido desde 1959, y comienzan a aflorar en la palestra pública nuevas propuestas que diseñan los ideólogos del capitalismo, para tratar de remendar el deterioro que ha venido sufriendo en constante avance, a consecuencia de las políticas aplicadas que resultan perniciosas, para el mismo sistema de putrefacción política que carcome sus propias bases, y sus consecuencias erosionan la sociedad, dedicándose estos gobiernos al servilismo, mostrando su manifiesta complacencia con el capitalismo monopolista internacional que se manipula desde los Estados Unidos de Norteamérica, veamos como lo relata Eduardo Galeano (1988):
"De Venezuela proviene casi la mitad de las ganancias que los capitales norteamericanos sustraen a toda América Latina. Este es uno de los países más ricos del planeta y, también, uno de más pobres y uno de los más violentos. (…) Los taladros han extraído, en medio siglo, una renta petrolera tan fabulosa que duplica los recursos del Plan Marshall para la reconstrucción de Europa; desde que el primer pozo de petróleo reventó a torrentes, la población se ha multiplicado por tres y el presupuesto nacional por cien, pero buena parte de la población, que disputa las sobras de la minoría dominante, no se alimenta mejor que en la época en que el país dependía del cacao y el café." (Las Venas Abiertas de América Latina pág. 271)
Estas observaciones las hace Galeano, al inicio de la década de los años 70, entre los gobiernos de Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez, donde también señala al referirse a Caracas, que: "En las laderas de los cerros, más de medio millón de olvidados contempla, desde sus chozas armadas de basura, el derroche ajeno". Y que:
"En vísperas de las fiestas, los barcos llegan al puerto de La Guaira atiborrados de champaña francesa, whisky de Escocia y buques de pino de Navidad que vienen de Canadá, mientras la mitad de los niños y jóvenes de Venezuela quedan todavía, en 1970, según los censos, fuera de las aulas de enseñanza". (Óp. Cit. pág. 272).
Visto estas apreciaciones, podemos decir que entre fiestas, parrandas y barraganas, los gobiernos del Pacto de Punto Fijo, que no fue otra cosa que el Pacto del Desastre, entrega las riquezas nacionales al capital internacional, mientras los pobres en Venezuela soportábamos la marginalidad y la exclusión que nos llevó al borde del abismo donde se podía percibir toda forma de degradación humana desde la persecución, la represión, hasta la negación de los derechos más elementales como son la garantía de una vida digna que deriva de la salud, la alimentación y la educación y la seguridad social, que le eran negados al pueblo, en medio de una trágica subsistencia, mientras,
"Tres millones y medio de barriles de petróleo produce Venezuela cada día para poner en movimiento la maquinaria industrial del mundo capitalista, pero las diversas filiales de la Standard Oíl, la Shell, la Gulf y la Texaco no explotan las cuatro quintas partes de sus concesiones, que siguen siendo reservas, y más de la mitad del valor de la exportaciones no vuelven nunca al país". (Óp. Cit. pág. 273).
Estas acertadas apreciaciones de Eduardo Galeano, nos indican lo que hemos querido dar a entender en el presente trabajo, tomando en cuenta que los venezolanos no solamente fuimos saqueados y expoliados en la época en que fuimos colonia de España, con la extracción de los metales y maderas preciosas, y la opresión y la explotación del hombre por el hombre, sino también, en la época en que se manifiesta el neocolonialismo, como lo afirma el autor de Las Venas Abiertas de América Latina, "Ningún país ha producido tanto al capitalismo mundial en tan poco tiempo: Venezuela ha drenado una riqueza que, según Rangel, excede a la que los españoles usurparon a Potosí o los ingleses a la India".
Podemos señalar que es en el período de gobierno de Carlos Andrés Pérez donde el fracaso de la política, tanto en lo económico y social y el incremento del despilfarro y la corrupción se desarrollan con mayor auge en la historia como lo plantea Domingo Alberto Rangel, veamos:
"Hay un equipo en el país que tiene que ser acusado por despilfarro, por la incapacidad por la indisciplina, por la ceguera política. Ese equipo dirigente ocupa el poder desde marzo de 1974. A ese equipo le ha correspondido manejar el más fabuloso ingreso que ha llovido sobre Venezuela. Ni siquiera en los tiempos del chorro, cuando Juan Vicente Gómez, o en la época de la I Guerra Mundial, o cuando se planteó el fifty-firty, el aumento del ingreso fiscal había sido tan grande proporcionalmente como el que ha recibido Carlos Andrés Pérez. (…) Teníamos un país lleno de recursos hace dos años, ahora vamos a transformarnos en un país que tendrá que mendigar un empréstito (…) El fracaso de estos dos años es el más grande que ha tenido Venezuela desde la Guerra Federal. (…) Venezuela sufre la sangría de más de setecientos millones de dólares anuales, convictos y confesos como "rentas del capital extranjeros". (Rangel (1976) El Desastre. Págs. 217-218).
Hasta esta entrega, hemos hecho un recorrido a vuelo de pájaro, de la situación de violencia institucionalizada de aproximados 20 años de desgobiernos de los presidentes: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez, que además de ser fieles cumplidores de los mandatos del imperio norteamericano en detrimento del noble pueblo Venezuela, también masacraron y asesinaron a diestras y siniestras y esto hay que recalcarlo con fuerza, de manera tal que podamos entender la realidad de la doctrina del capitalismo salvaje impulsado por los gobiernos de los Estados Unidos de Norteamérica, aún hoy nos pretenden imponer para volver de nuevo a la esclavitud, o sea, el neocolonialismo.
Hemos apreciado el cruel desbalance político, económico, social y cultural que durante los últimos 40 años de la Cuarta República llevaron al país a la más terrible debacle histórica, donde los pobres cada día se hicieron más pobres y alejados de la esperanza de emancipación. Fueron aventados mediante la atroz represión policial, a los extramuros del olvido social y la marginalidad, mientras la burguesía se hacía de los bienes y riquezas nacionales para engordar sus arcas, cargándolas de importantes fortunas, extraídas del erario público y de paso la entrega del país y sus riquezas naturales al imperio norteamericano, por parte de estos cínicos gobernantes que permitían a los terratenientes robarse las tierras de los campesino, sacados a punta de fusil y bombardeos aéreos y asesinatos, que los obligaba irremediablemente abandonar sus legítimas pertenecías naturales, por la brutal violencia de un Ejército Nacional al servicio de los intereses foráneos del capitalismo salvaje.
Estos cuatro gobernantes a los que me he referido hasta ahora, legaron, cuya herencia criminal a los futuros inquilinos de la casa de gobierno, que sucederían la silla de Miraflores, hasta el año 1998, cuando el pueblo decide sacudirse del yugo puntofijista, y elige por abrumadora mayoría de votos al Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, como Presidente Constitucional de Venezuela, y que a partir de allí la esperanza del pueblo comienza a florecer en el retorno de la justicia social impregnada por el fervor del pueblo, que hoy la burguesía, la oposición, el imperio norteamericano y el grupo de Lima, nos han querido arrebatar para volver de nuevo a los aciagos años del pacto de Punto Fijo, que también es el clamor de Duque, Bolsonaro y Macri. VENEZUELA SE RESPETA, NO VOLVERÁN.
HASTA LA PROXIMA ENTREGA.