Oportuna la ocasión para recordar el triunfo de los partidos del Polo Patriótico en las últimas elecciones de Gobernadores, de las Alcaldías y para Presidente de la República, realizadas, la primera, en 2017 y las dos siguientes en 2018, por cuanto es necesario recordarle a la dirigencia opositora rastrera que tenemos y a sus dóciles seguidores de la llamada "clase media" y quienes andan extraviados o confundidos, que el chavismo es una poderosa fuerza política que está arraigada profundamente en nuestro pueblo y que más allá de la atroz guerra multiforme que el imperialismo yanqui le declaró al país, que ha provocado una hiperinflación pavorosa cuyas consecuencias lo han afectado de manera terrible e inenarrable, es una poderosa organización política popular, la que, desde nuestra visión, será imposible desalojarla del poder por las vías democráticas que pautan nuestra Constitución Bolivariana...
Esta afirmación que hacemos cada día que transcurre se corrobora más y más. En 2015 perdimos la AN y de inmediato la Revolución reconoció su derrota, explicable la misma, sin duda, por la avalancha de ofertas engañosas que le hizo la oposicón al pueblo, como se recordará, -entre muchas-, que acabaría con las colas para comprar la comida, que era, sin lugar a duda alguna, una objetiva y terrible realidad, pero nada de eso sucedió. La oposición solamente se empeñó en tumbar a Maduro: Guarimbas y violencia al mayor, que provocaron cientos de muertos y miles de heridos, destrucción de bienes y hasta privados por valores cuantiosos, atentados para asesinar al Presidente, intentos de golpes de Estado, quema de personas vivas, invasiones mercenarias, robo de bienes y recursos del Estado, con la complicidad de los EE UU y la UE, cuyos gobiernos alentaron y apoyaron una tal presidencia interina del país en la figura de un petrimetre llamado Guaidó.
Luego de esa desastrosa y criminal labor parlamentaria que, como gallitos de pelea, la inició la oposición desde el mismo día de la instalación de la AN el 5 de enero de 2016, anunciándole al país, por boca de su presidente, Henry Ramos Allup, que en seis meses sacaría a Maduro de Miraflores, la tortilla se le volteó por completo, sencillamente porque desde entonces para acá, el pueblo en general advirtió que la gestión de la oposición no ha hecho sino intentar destrozar el país y conseguido afectar muy severamente la normal vida del pueblo, induciendo, repetimos, con el apoyo abierto y voceado del gobierno de Trump y la UE, una bárbara hiperinflación que nos ha hecho a los venezolanos de todos los colores políticos la vida de cuadritos.
Ante esa realidad, era demasiado evidente que más temprano que tarde el pueblo tenía que reaccionar. Así que vemos que en cada convocatoria electoral que ha habido desde entonces para acá, las fuerzas de la Revolución han salido victoriosas, las de Gobernadores en diciembre de 2017, las de Presidente de la República y la de las Alcaldías en diciembre, ambas en el 2018.
En las tres elecciones el triunfo de la Revolución fue arrollador. En las de Gobernadores, obtuvo 18 de las 24; en la de Alcaldías, en diciembre de 2018, logró el control del 90%, es decir, de 335 que tiene el país, triunfó en 300 y en las Presidenciales, en mayo de 2018, Nicolás Maduro se impuso con más del 60% de los votos, para un total de casi 6 millones de votos, contra 1.820.000 del candidato Henry Falcón y 925.043 del candidato Javier Bertucci.
De manera que esta es nuestra historia reciente en el tema electoral y como Revolucionarios convencidos que somos, recordar no solamente nos ayuda a no repetir aquello que mal nos hizo y construir lo que creemos que nos permita avanzar para la mayor felicidad de todos.
Por supuesto, que siempre habrá disidencia y bienvenida sea, en tanto esa disidencia no pretenda que una sociedad se hunda en el lodazal que la lleve a su destrucción…