Paul Oquist Kelley: El gringo bueno

"…dio el alma a quien ge la dio, el cual la ponga en el cielo

de su gloria.

Y aunque la vida murió

nos dejó harto consuelo

su memoria".

Jorge Manrique. Coplas a la muerte de Don Rodrigo Manrique.

LA EPOPEYA LIBERTARIA DE UNA REVOLUCIÓN

Ha pasado a la eternidad Paul Oquist Kelley, el "Gringo Bueno", como lo llamaba el Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías. Paul, ciertamente, había nacido en el año 1943, en Oak Park, Illinois, Estados Unidos. Sin embargo, se hizo ciudadano nicaragüense en los nuevos tiempos de la Revolución Sandinista.

La primera vez que me encontré con tan notable personalidad del ámbito de la economía, la sociología, las ciencias políticas y las relaciones internacionales, fue en Managua, en el contexto de la primera elección democrática y popular del líder histórico de la Revolución Sandinista, Daniel Ortega, quien había asumido la banda presidencial el 10 de enero de 1985.

Quien esto escribe, había sido invitado por Daniel y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), para que participara en los actos celebratorios del triunfo electoral. Tuve oportunidad, entonces, de intercambiar puntos de vista con Paul sobre el futuro de la Revolución Sandinista, y de su impacto en América Latina y el Caribe. Por Venezuela fuimos invitados dos partidos de izquierda: Movimiento al Socialismo (MAS), y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Por el primero concurrimos Teodoro Petkoff y quien suscribe, y por el segundo, Moisés Moleiro y Julio Castillo.

Paul respaldaba fervientemente a los sandinistas que, en campos y ciudades, habían enarbolado las banderas de la liberación nacional y social, y llevado adelante heroicas luchas en contra de la oprobiosa dictadura pro imperialista de Anastasio Somoza.

Mi amistad con Paul se hizo muy estrecha y frecuente, a raíz del triunfo electoral del Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez Frías, cuando me desempeñara como Viceministro de Relaciones Exteriores; y Embajador ante la OEA, la ONU-Nueva York, y la ONU-Ginebra.

UN INTELECTUAL HUMANISTA

Paul Oquist se graduó en Sociología en la Universidad de Berkeley, California, y en Ciencias Políticas y Administrativas en Santiago de Chile. Fue uno de los grandes expertos mundiales sobre el cambio climático. Asesor de la Junta Directiva del Fondo Verde para el Clima y miembro del Comité Permanente de Finanzas de la Convención Marco de la ONU sobre Cambio Climático.

Encabezó la delegación nicaragüense desde la COP-15 (Copenhague, Dinamarca, 2009), hasta la COP-25 (Madrid, España, 2019). Paul también era un experto regional sobre gobernabilidad en la ONU, y Consejero Técnico y Asesor en programas de gerencia de la ONU. Fue miembro por dos periodos ejecutivos (2010-2017), del Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC). Profesor de Ciencias Políticas en varias universidades de América Latina.

Uno de sus más recientes aportes sobre el cambio climático fue su artículo: "Ambición y Finanzas Climáticas: Como salvar las negociaciones climáticas en Glasgow", que fuera publicado en la revista británica The Diplomat, en su edición de Septiembre/Octubre 2020. En esta ciudad escocesa se realizará la Cumbre COP-26, en noviembre de este año.

Esta revista, especializada en asuntos exteriores, describe a Paul con merecidas albricias: "Reconocido como uno de los cerebros principales del mundo y actor clave en asuntos ambientales y movilización de recursos para la acción climática, con una riqueza de experiencia en la formulación de políticas internacionales y nacionales".

LA IMPRONTA REVOLUCIONARIA DE PAUL OQUIST Y MIGUEL D’ESCOTO

Particularmente intensa y estrecha fue la camaradería que mantuve con Paul, durante el ejercicio de la presidencia de la Asamblea General de la ONU, bajo la égida del inolvidable humanista, revolucionario y sandinista, Padre Miguel d’Escoto Brockmann. En mi opinión, la más avanzada y progresista que haya tenido la Asamblea General de ese foro mundial en toda su historia (Septiembre 2008-Septiembre 2009).

En las oficinas de la Presidencia se había fraguado la idea de convocar una Conferencia sobre la Crisis Financiera y Económica Mundial y sus efectos en el desarrollo, la cual se celebraría en Nueva York, del 24 al 30 de junio del 2009. Allí nos reunimos muchas veces con Paul y el Padre d’Escoto, para explorar iniciativas en favor de la humanidad y, particularmente, de los pueblos del Sur.

Gracias al entusiasta apoyo brindado por el Presidente de la Asamblea General y su principal asesor, Paul Oquist, se celebró, previamente, la Conferencia Internacional de seguimiento sobre la financiación para el desarrollo encargada de examinar la aplicación del Consenso de Monterrey, que fuera realizada en Doha, Qatar, del 29 noviembre al 02 de diciembre de 2008.

Paul había sido designado por el Presidente de la Asamblea General de la ONU como Jefe Negociador de los Acuerdos sobre Financiamiento al Desarrollo, y Coordinador de la Conferencia de Naciones Unidas sobre la crisis financiera y económica mundial y sus efectos sobre el desarrollo.

Un episodio digno de mencionar es que, en el contexto de la Conferencia de Doha, se había creado un Grupo de Trabajo para que elaborara un proyecto de Resolución conducente a promover la Conferencia Mundial de la ONU, en Nueva York.

Me honraba presidir la delegación venezolana en ese evento, y, en horas del mediodía, del 1° de diciembre de aquel año, se me acercó uno de mis colaboradores; un acucioso y competente joven diplomático venezolano. Me entregó un documento que se había puesto a circular, en el cual se falsificaba los resultados de las negociaciones que habíamos realizado, tanto en Nueva York como en Doha, en las que habíamos consensuado en que la Presidencia de la Asamblea General, esto es, que el Padre Miguel d’Escoto, en consulta con el presidente del Consejo Económico y Social (ECOSOC), convocara negociaciones intergubernamentales para promover la aludida Conferencia Mundial.

En el documento de marras se mandataba, por el contrario, que esa responsabilidad recaería en el Secretario General de la ONU. Alarmado, me puse en contacto ipso facto con el Padre d’Escoto para ponerlo al tanto del tramposo desafuero diplomático que se pretendía imponer. Inmediatamente, el Presidente de la Asamblea General llama a Paul, quien fungía como su representante y vocero en las negociaciones, para que convocara urgentemente una reunión para considerar este grave asunto. Paul procede en consecuencia, y durante la misma, con la presencia de los delegados de todos los países asistentes, logramos desmontar la patraña y restablecer la transparencia. Y esto quedó reflejado en el Documento Final de la Conferencia internacional de seguimiento sobre la financiación para el desarrollo encargada de examinar la aplicación del Consenso de Monterrey (Doha, Qatar, 1° de diciembre de 2008).

Este episodio muestra -a todas luces- que las trampas no están ausentes en el quehacer diplomático. Razón por la cual los que ejercemos este oficio, en representación de países soberanos, siempre debemos estar muy atentos y alertas para impedir que los intereses imperiales hagan de las suyas en los espacios multilaterales. No fueron pocos los intentos del Gobierno de Estados Unidos y de sus aliados para sabotear la importante iniciativa diplomática que promovíamos, bajo el liderazgo del Padre d’Escoto, en defensa de todos los pueblos del mundo.

EL INFLUJO DE PAUL EN NICARAGUA

Muy valiosos e imperecederos los aportes brindados por Paul al Gobierno y pueblo nicaragüense. En sus últimos tiempos de su tránsito vital, se desempeñaba como Ministro Secretario Privado para Políticas Públicas del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional; asesor fundamental del Presidente Daniel Ortega.

Numerosas y largas conversaciones sostuve con mi entrañable amigo Paul. Escuchaba en forma reverente sus acuciosos comentarios y reflexiones sobre los temas más relevantes de la agenda internacional. Que impresionante su bagaje teórico y conceptual. ¡Que sabiduría, y al mismo tiempo, que sencillez en el decir!

EN DEFENSA DE LA PATRIA DE SANDINO

En el año 2018, Paul viajó por el mundo denunciando las acciones violentas y terroristas en Nicaragua, avaladas por el gobierno de Donald Trump y ejecutadas por sus lacayos domésticos, que intentaron infructuosamente ejecutar un golpe de estado en contra del Gobierno Sandinista. En Ginebra escuché sus amplias y fundamentadas reflexiones. En Venezuela también se habían implementado formatos fascistas del mismo tenor de los que se estaban implementando en Nicaragua, buscando restaurar el neoliberalismo y destruir la Revolución Bolivariana y Chavista, encabezada por nuestro valiente presidente Nicolás Maduro Moros.

En su digno haber existencial, Paul cosechó loables preseas, entre ellas, haber sido sancionado por el Departamento de Tesoro del Gobierno de Estados Unidos, por defender -con hidalguía y determinación en el mundo- la Revolución Sandinista, e impulsar proyectos políticos y sociales en favor de su venerado pueblo.

UN FELIZ VIAJE

Estoy seguro de que Paul viajó muy feliz, con su espontánea sonrisa, frondosa imaginación y humor centelleante, acompañado de su honorable esposa Pilar, en su tránsito hacia los territorios sagrados donde habitan los inmortales. Y, además, porque tendrá la oportunidad de reencontrarse con sus grandes amigos y camaradas Miguel d’Escoto, Fidel Castro y Hugo Chávez.

El paso de Paul a otro estadio de la existencia ha conmocionado no solamente a su familia y a las altas autoridades del gobierno de Nicaragua, sino también a numerosas personalidades en el mundo.

El presidente Nicolás Maduro, en su nombre y en el del pueblo venezolano, expresó que Paul fue "un ser de extraordinaria inteligencia, sagacidad, visionario y valiente" quien "siempre se caracterizó por su inagotable energía, alegría, capacidad de servicio para divulgar y defender internacionalmente y en cualquier escenario la verdad del pueblo sandinista".

En la nota de condolencia emitida por el Presidente Daniel Ortega y la Vicepresidenta Rosario Murillo, se proclama: "Hoy ha hecho su viaje a la casa del Señor nuestro querido compañero, doctor Paul Oquist Kelley, quien sirvió al pueblo, a las familias, a todos los nicaragüenses, con amor, fidelidad, compromiso y valentía infatigables… Celebramos su amor a toda prueba, a esta Nicaragua que hizo suya y que lo hizo suyo".

PALABRAS FINALES

Quisiera dejar expresa constancia, en esta nota laudatoria, de mis profundas y sentidas condolencias a los hijos e hijas de Paul y Pilar: Patricio, Paul Daniel, Bárbara y Mayra Paula, las cuales hago extensivas al Presidente Daniel Ortega y a la Vicepresidenta Rosario Murillo.



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Jorge Valero


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