La carrera por el revocatorio parece forjada bajo un ritual fúnebre, desarticulada, opaca, en medio de instituciones partidizadas, a diferencia de 2016, en este 2022 es fuente de tristeza y resignación.
Y será así, pues todos los procesos electorales organizados/consumados por instituciones psuvizadas tendrán un mismo resultado, beneficiará al régimen. Barinas es el ejemplo más fidedigno y reciente de ello, el régimen, en estas condiciones absurdas, no pierde ni perdiendo.
Advertir sobre lo contraproducente de celebrar presuntos actos democráticos con instituciones sodomizadas por el partido de gobierno es tinta vieja, en lo particular lo hemos hecho hasta la saciedad. Ahora, lo importante es cómo cambiar esta lúgubre realidad.
En Venezuela se celebran diálogos con un régimen castrista, que lejos de ceder, aun en sus momentos más críticos, redobla sus planes. También se celebran procesos electorales con con adversarios de la democracia, los resultados no pueden ser distintos a los obtenidos. El castrismo venezolano, muy infantilmente, pero a la vez efectiva, se ha dado la tarea de dividir a la oposición, comprando personajes, creando falsas alianzas, crean falsos partidos, entre un sinfín de estratagemas.
Ahora bien, los venezolanos, hastiados de traiciones y resultados desfavorables, han asumido una conducta apática con relación a la política, en momentos donde más se requiere su hiperactividad. Se continúa esperando por un Mesías cuando la verdad es que la sociedad civil es la quien debería exigir recomposición política del país.
Venezuela tiene solo dos opciones, recuperar su libertad y democracia a través de gobernantes y políticos (situación de hoy) o a través de la sociedad civil, ciudadanos organizados decididos a presionar por todas las vías posibles (sería lo ideal), pero repetimos, la carencia de resultados asfixia la llama del cambio.
El chavismo ha llevado a Venezuela a ser el peor país del planeta en cuanto a nivel deterioro más acelerado. Somos la inflación más alta del planeta, la peor emigración, estamos ubicados entre los 5 países más inseguros, entre los peores para invertir, con escases de combustible, agua, entre otras tragedias, razones por la que las protestas sociales deberían campear a la largo y ancho del país, pero no sucede porque los venezolanos hemos sido empujados a la sobrevivencia individual/familiar y por la represión atroz que ejerce el régimen por distintas vías.
No hay concepto país, las instituciones de Estado, que deben ser las garantes de la constitucionalidad y la democracia, han sido secuestradas por el Psuv, los ciudadanos saben es inútil recurrir a ellas para la satisfacción de necesidades, por ende, quienes pisan esta maniatada nación deben tomar la decisión de emigrar o quedarse atendiendo exclusivamente su mundo personal.
Lamentablemente, la solución de los problemas del país no es vía electoral, al contrario, en estas condiciones absurdas la vía electoral es fomentadora de crisis, de caos, de empeoramiento, atornilla en el poder a los responsables de la tragedia, a los rojos rojitos y a sus indignos colaboradores.
Venezuela verá la luz en el túnel una vez que encuentre una oposición al mismo nivel del régimen, capaz de desenvolverse en escenarios de confrontación, cuando la sociedad civil asuma su rol y comience a presionar incesantemente a sus actores políticos. Lo que vemos hoy es irrealidad, puro escenarios que favorecen al castrismo venezolano, el fiel cumplimiento de su agenda.