Comenzaremos con lo que pudiera ser el final de este artículo: La gran diferencia entre el chavismo y la "oposición" es que el primero no perdona ni desaprovecha las oportunidades que sus adversarios le ofrecen, mientras los segundos sospechosamente sí. Por tal motivo, Venezuela tiene más de 20 años en un ciclo destructivo, que va de crisis, presuntos diálogos y elecciones en condiciones cada vez más absurdas.
No tenemos la más mínima idea de dónde se extrae la ilusoria tesis que el chavismo negoció su dimisión en 2024, que existen presuntos pactos para abrirle paso a un chavismo democrático o a una oposición no radical, con el propósito que las inversiones lluevan y el país se enrumbe… pues es todo lo contrario, el chavismo día a día se radicaliza más y más.
Paradójicamente, mientras el chavismo aprieta el acelerador, la "oposición" se aminora, se aletarga, es más dócil. No solo le ha obsequiado al castrismo venezolano más de 2 años en el poder en relativa paz, sino que la "brillante" estratagema es otra elección con instituciones psuvizadas. A la par de todo esto, el régimen continúa imponiendo leyes inconsultas e innaturales, sus instituciones constriñen diariamente las libertades políticas, de información. La partidización y militarización de la sociedad continúa su metástasis, la economía es cada vez más de élites exclusivas.
Por sí fuera poco, el andamiaje internacional es inútil, fue diseñado solo para gobiernos democráticos, sus determinaciones de asumir las reglas, los regímenes antidemocráticos hacen y deshacen a su antojo, ante la mirada complaciente de bravucones de micrófonos. La neo izquierda (castrismo camuflado) se adueña del continente, esta vez no pretende entregar el poder. Tienen ahora a Colombia como vedet y a Venezuela como un mal necesario a cuenta de su petróleo en era de guerra ruso-ucraniana.
La condena a Requenses, la entrega de un millón de hectáreas y de Pdvsa a Irán, las primarias de la "Alianza Democrática", los intercambios militares con Rusia y otras naciones con gobiernos tiránicos, entre muchos otros indicios, son pruebas irrefutables que el chavismo no está pensando a corto plazo, sino a largo plazo, es decir, nada más lejos que un supuesto pacto para entregar "democráticamente" el poder en 2024.
Lo más triste es la traición de la supuesta oposición, quienes no se cansan de obedecer amaestradamente la agenda del régimen, toda vez que este no da puntada sin dedal. Los "líderes opositores" convergen en unas supuestas primarias donde se vislumbran los mismos de siempre y cuya finalidad no es la lucha diaria, sino otra elección en condiciones absurdas. Detrás de este sacrilegio se esconden las cuotas de poder y las millonadas que obtienen por recursos para las campañas electorales.
Pena y tristeza da que la pretendida "oposición venezolana", encerrada en sus cómodas oficinas, en reuniones rebozadas de placeres, pacten con el régimen mientras nuestros abuelos, los empleados públicos, los educadores, el sector salud, los enfrentan en la calle.
Que bueno sería la sociedad civil, sus liderazgos, pudieran organizarse en todo el país, articularan la lucha por nuestra libertad en todo el territorio nacional, lejos de las calamidades de los partidos (sus líderes opacos) y, siendo el caso, que bueno sería que realizaran primarias para que enfrentasen al candidato partidista y al candidato del régimen, ello pudiera ser una solución de cara al 2024, sin abandonar la lucha diaria.
Todo aquel que insinúe "el chavismo entregará en el 2024" suponiendo un final electoral tiene intereses perversos, es aliado del régimen. La lucha ejemplar la están dando los gremios a través de las presiones sostenidas de calle reclamando sus derechos.