No hay lógica alguna en la agenda opositora partidista ¡Ninguna honorable! ¿Qué sentido tiene regalar más de 2 años al régimen para finalmente arrastrar al país a otro evento que ha sido el punto fuerte del chavismo? Traducido: las cúpulas opositoras partidistas decidieron pactar con el régimen, quien atraviesa su peor momento histórico de rechazo, en un negocio que significa obsequiarle tranquilidad en todo el tránsito de 2022, 2023 y mitad del 2024 para culminar en otra elección en condición absurda ¡No puede haber buenas intenciones! Suponemos, detrás de semejante inmundicia deben existir promesas de cuotas de poder y recursos para las campañas electorales con los que muchos resuelven sus vidas.
En paralelo, la sociedad civil, sus gremios, encaran al régimen en la calle obteniendo estoicos triunfos. Los educadores lograron revertir una orden ejecutiva que les negaba un derecho contractual. Entonces ¿Quién actúan perversamente? ¿Quiénes están equivocados? ¿Quiénes mienten?
La oposición está entrampada, el G4 se tambalea, las acusaciones sobre corrupción muelen sus cimientos. Guaidó, al parecer, busca nuevas alianzas. Del ahora G3 (AD, PJ, UNT) no se volvió escuchar planteamientos de primarias, retrasan todo lo que pueden esa propuesta, pues olfatean es casi imposible puedan obtener los resultados que visionaron, sobre todo porque fuera de la Plataforma Unitaria Democrática hay personajes políticos que buscarían medirse y tienen mayor arraigo que los de ellos. El G3 anhela un candidato por consenso.
Otro caos advertido. Adelantar las primarias implicaría exponer al candidato ganador demasiado tiempo al régimen y su arsenal de instituciones/recursos psuvizados, lo harían polvo cósmico. Por otra parte, sí el régimen adelanta las presidenciales y la oposición no tiene candidato electo el caos los tomaría por sorpresa, es decir, es lo que ocurre cuando por ineptitud e incapacidad (o complicidad) la oposición es incapaz de imponer agenda y sigue amaestradamente la del régimen.
Tampoco es obra de la casualidad que los partidos políticos venezolanos por igual atraviesan su peor momento histórico de repudio, no hay partido fuerte y juntos, en alianzas, apenas pueden rozar 10 puntos, en otros términos, es ilógico que los más rechazados de la nación, régimen y partidos políticos, sean quienes encarnen la lucha por el "rescate" de nuestra democracia y la constitucionalidad, ellos han sido, por obra u omisión, los responsables de la tragedia que oscurece a Venezuela.
Los enemigos de la democracia atacan los esfuerzos de la sociedad civil, enarbolan la supuesta incapacidad política de ésta para enfrentar al régimen, cuando sí lo han hecho, y son los partidos políticos quienes no han podido… que se sepa. En el 2002, 2014 y 2017 fueron los venezolanos, avivados por el clamor de libertad, quienes arrinconaron al régimen, pero las cúpulas partidistas se autoasignaron sendas luchas para negociar con el régimen, traicionar la ciudadanía y continuar con la convivencia… que se sepa también.
¡La sociedad civil sí ha podido, puede y podrá! Sí los venezolanos logran articularse nacionalmente, organizarse, de cara a una primaria que permita escoger un candidato no partidista, que permita la organización de estructuras capaces de defender el voto antes, durante y después de las elecciones de 2024, otro gallo cantará.
Ahora bien, lo propuesto es de cara al 2024, sin embargo, sí esa organización de la sociedad civil en todo el territorio nacional mantiene su presión, aunado a la forma paralegal e ilegítima en cómo el régimen detenta el poder, el rumbo del país puede cambiar mucho antes.